Capítulo 12

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Camila lamió la espuma que había quedado sobre su labio cuando un deseo arrollador la instaba, mientras observaba el cuerpo de Marco bajo el agua.

—Te hubiera traído algo de vino, pero en tu condición no puedes beber y quise solidarizar contigo. —Marco levantó su tazón.

—Gracias, pero no me recuerdes cada cinco minutos mi condición que aún no me acostumbro.

—Sí, eso lo sé, lo que menos tienes es cara de embarazada. —Marco la recorrió con la mirada.

—Que desperdicio, ¿cierto? —Camila estiró una de sus largas piernas fuera del agua.

—Supongo que bromeabas en el auto cuando me dijiste que no podría salir con nadie, ya que tú estarías fuera de circulación.

—No, no era una broma, tú también tienes responsabilidad en esto, así que los dos tendremos que someternos al celibato nueve meses. —Camila sonrió, sabía que Marco no podría aguantar.

—Dije que sería solidario contigo, no que también me embarazaría.

—¿Qué quieres decir? Acaso, ¿no te sacrificarás conmigo?

Marco levantó sus hombros, Camila le lanzó agua con su pie.

—Al parecer, este bebé no saldrá nunca.

—¿A qué te refieres? —Marco dejó su tazón.

—Nada —Camila recordó la última vez que había visto a su hermano sacrificándose sexualmente por Daniela. ¿Quién haría eso por ella? Martín lo hacía porque la amaba, pero Marco no la quería de esa forma. Entonces, ¿a quién le pediría que le diera sexo cuando estuviera insoportable y redonda como la Tierra?

—¿Qué pasa? —Marco se acercó unos centímetros.

—Nada —Camila sintió el peso de la conmoción en sus ojos, la soledad la volvía a aplastar—. Es solo una estupidez.

—Ya que llevamos varias horas sin gritarnos y, por lo que noto, estaremos gran parte de nuestra vida juntos, a lo mejor es bueno que me lo cuentes.

—El otro día encontré a Martín con Daniela teniendo sexo en mi casa. Al parecer, un nuevo método que tiene que ver con el semen, ya que en él existe una hormona que se llama Prostaglandina que ayuda a iniciar el trabajo de parto.

—¡Guau! ¡Sí que es una proeza ese método! Tu hermano está en la lista de las personas a las que les fabricaré una especie de altar.

—Ves, a eso me refiero.

—¿Estás apenada porque tu hermano es un mártir?

—No, estoy apenada porque yo no tendré ningún héroe que aparezca volando por una ventana para ayudarme con eso.

Marco se largó a reír.

—Qué bueno que te parezca divertido, ya que no estarás en los próximos meses como un elefante.

—Camila, eres estupenda, jamás serás ningún animal gigante.

—Eso es solo porque el bebé mide milímetros, pero espera a que crezca y ocupe gran parte de mi cuerpo para maniobrar.

—Hagamos algo, si te prometo que te daré sexo cada vez que lo necesites, tú me prometes que no te volverás a convertir en una bruja a punto de arrancarme la cabeza.

—La verdad, ¿me veo así?

—Algunas veces.

—Debes pensar que soy la peor opción para ser la madre de tu hijo.

No es Divertido (Disponible en Amazon)Where stories live. Discover now