|Prohibido| Tony Stark / Iron Man y tú

3. |Visita inoportuna|

|Visita inoportuna|

Stark extendió su mano para sacar de su bolsillo un pañuelo blanco el cuál acercó a mis labios, justo a la comisura de mi boca para limpiar una pequeña mancha de helado de chocolate. Su mirada bajó lentamente de mis ojos a mis labios de una manera nada disimulada mientras yo estaba a punto de desfallecer... íbamos a tener problemas, definitivamente si las cosas seguían así íbamos a tener problemas...mejor dicho yo iba a tenerlos.

-Culpa de Peter supongo...-. Sugirió aun mirándome mientras lentamente deslizaba el delicado trozo de material por mi piel, como si se tratara de porcelana, yo no podía ni reaccionar del asimbro.

Luego se alejó de mí de repente simplemente, volviendo al escritorio contiguo donde había colocado los papeles y yo recobré mi respiración, la cual no me había dado cuenta de que estaba aguantando hasta ese momento, fue como si volviera a la dimensión en la que me encontraba.

-Lo siento-. Le respondí recobrando la compostura, dándome cuenta de que tal vez estaba metida en problemas, tal vez no, definitivamente estaba metida en problemas -¿No estoy despedida verdad...o sí?-. Pregunté acercándome y haciendo que Stark me mirara divertido.

-¿Por helado?-. Me preguntó riendo -¿Crees que soy un demente, Banks?-. Me preguntó haciéndome sonreír un poco también –Bueno tal estoy un poco demente...-. Aseguró rodando los ojos.

-No volverá a repetirse señor Stark-. Le aclaré para que no pensara que era una completa inútil y el asintió deslizando los papeles sobre el escritorio, era mi contrato y el acuerdo de confidencialidad, aunque parecía más una guía telefónica de todas las páginas que tenía.

-Pero si Peter llega tarde a otra práctica voy a tener que tomar cartas en el asunto, el chico insiste en perderse y pasear por Nueva York-. Me advirtió seriamente a lo que yo asentí –Entonces... ¿Lista para vender tú alma al diablo?-. Me preguntó con una sonrisa pasándome la pluma que tenía en las manos.

-Absolutamente-. Le respondí tomándola, en el proceso rozando suavemente sus dedos, pude sentir una especie de electricidad recorrer mi piel en ese momento, pero supuse que eran solo estupideces de mi mente mezcladas con los nervios que aún sentía, esperaba que con el tiempo dejara de sentirme tan nerviosa por estar junto a él.

-Te dejaré para que leas bien todo, no quiero problemas-. Advirtió caminando hacia la puerta –No robes nada-. Me dijo en broma señalando alrededor, había como mil millones de dólares en cosas en este lugar de las cuales no me había percatado hasta ahora.

-Oh definitivamente me llevaré aquella cosa brillante de allá de camino a la salida-. Le respondí bromeando para tratar de relajarme un poco y señalando a una estatuilla decorativa que parecía estar elaborada en un metal precioso con incrustación de gemas.

-Te lo advierto Banks, sé dónde vives-. Terminó de decir guiñándome el ojo mientras salía de ahí.

***

Un rato después terminé de leer todos los papeles y firmarlos, no sin antes mandarle una copia a mi mejor amiga y compañera de piso Jessie, ya que su hermano era abogado para que los revisara por mí en caso de que se me hubiera pasado algo por alto. Recogí los papeles y fui a dónde el señor Stark dijo que iba a estar que era la sala de conferencias del piso superior, estaba completamente segura de que iba a perderme en éste lugar al menos unas veinte veces al día.

Tomé las escaleras más cercanas, eran de cristal y barandas de metal que me llevaron al piso siguiente, había alrededor de cuatro pasillos en direcciones diferentes, no tenía la menor idea de hacia dónde ir hasta que vi a un hombre saliendo de una de las puertas, aparentemente distraído con unas cosas que traía en las manos, apenas si alzó la vista un par de segundos para mirarme.