Ana y Miriam llegan con una maleta cargada de sueños con la intención de participar en un famoso talent show. La ambición de ambas las convierte en rivales pero esa hostilidad aparente esconde sentimientos más profundos
No sé si en algún momento de mi vida voy a ser capaz de ver una película con Ana y enterarme de algo y eso que esta ya la he visto 3 veces. Pero es que en vez de mirar a la pantalla llevo media película mirando las caras que Ana pone al verla y creo que es mi nuevo entretenimiento favorito.
Ana- Qué, me estás poniendo nerviosa- Me susurra Ana. Miriam- Estoy viendo la película- Me retuerzo, puta regla, me está doliendo. Ana- ¿Te duele?- Miriam- No sé, solo como si tuviera a Freddy Krueger tocándome las castañuelas por dentro- Ana me sonríe y empieza a frotarse las manos cosa que yo no entiendo. Ana- Aiti, ¿Me pasas una manta? Hace frío aquí- Aitana nos da la manta y Ana nos cubre a las dos con ella- ¿Quieres un poco?- Yo asiento, es un buen plan porque la manta no es lo suficientemente grande para cubrirnos a las dos así que no me queda más remedio que acercarme más a Ana. Ana sigue frotándose las manos pero no sé bien por qué, tampoco hace tanto frío. Cuando Ana para pone una de sus manos bajo mi ombligo apretando levemente. Ana- Ves, ¿Sigue doliendo?- Miriam- Mucho mejor gracias- Las manos de Ana están calientes por el movimiento y la presión me reconforta, haciendo que duela menos. Me reclino en su hombro. Me encanta, esta faceta de Ana. Yo soy muy orgullosa como para pedir ayuda pero hasta yo tengo mis momentos, lo bueno es que a Ana no hace falta pedirle nada, ella siempre está pendiente de las necesidades de los demás, tiene un don para esto. Lo mismo tapa a Alfred si se queda dormido en el sofá que le lleva té a Manu cuando tiene un resfriado. Y si hace esto por ellos conmigo es más protectora aún y, aunque no voy a reconocerselo, me encanta. Ana es un poco como el descanso del guerrero, cuando no puedes más, cuando todo es gris, Ana te recoge en sus brazos y te abriga con su voz y con su cuerpo. Y para mí, que paso tanto tiempo protegiendo a los que quiero, es importante saber que tengo un espacio para ser yo también vulnerable. Con Ana no hay que esconderse, podemos tener miedo, juntas, reír juntas, buscar paz juntas, con ella no hay débil ni fuerte, estamos sólo nosotras preparadas para sujetar a la otra cuando se cae y juntas levantarnos de nuevo.
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Ana- Miri, te estás quedando dormida- Miriam- Shh, sí déjame, así es perfecto- Ana- Anda vámonos a la cama- Miriam- Pero no ha terminado la película, la estaba viendo- Ana se acerca a mí oido. Ana- Vamos a estar igual que ahora pero en tu cama, si te portas bien habrá besos- Me levanto como un resorte. Miriam- Chicos, me voy a la cama, tengo muchísimo sueño- Bostezo de una forma exagerada, tanto que Ana se ríe. Ana- Anda vamos, Meryl Streep- Llegamos a la habitación y parte de mí está deseando esos besos, pero la otra parte, concretamente de cintura para abajo tiene los ovarios en carne viva y se está muriendo. Ana se acerca y me da un beso suave en la frente y empieza a tirar de mi camiseta. Miriam- Ana, no creo que pueda- Ana- Lo sé, ya lo veo, sólo te estoy poniendo el pijama- Miriam- Que no tengo 5 años- me rasco nerviosa la nariz. Ana- Que terca te pones, voy a cuidarte quieras o no, así que a callar. Te encuentras mal y te estoy mimando, porque me gusta hacerlo. Así que ahora la leona se mete en la cama, se calla la boca y disfruta de las caricias y los besos- Refunfuño un poco pero me dejo. Ana se mete en la litera y golpea el colchón para que me acueste a su lado. Se acerca a mí y vuelve a poner su mano en mi tripa mientras me da pequeños besos en el cuello. Miriam- Ana, ¿me puedes acariciar el pelo?- Ana me da un beso suave y empieza a jugar con mis rizos. Ana- ¿Así está bien?- Miriam- Perfecto.
