CAPÍTULO 36: TÍA CLAUDIA

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CAPÍTULO 36: TÍA CLAUDIA

La familia Pierce-Hudson al completo estaba en la sala junto con Santana disfrutando de un agradable té y una charla familiar cuando fueron interrumpidos por el timbre. Fred abrió para encontrarse a dos mujeres que estaban fuera. Una de ellas era baja, con el pelo moreno y los ojos marrones oscuros. La otra era un poco más alta, muy delgado y rubia de ojos verdes.

– Hola. Mi nombre es Claudia y ella es mi pareja, Sarah. Somos las tías de Santana... No sé si Amanda habrá avisado de nuestra visita... Es muy despistada. – Habló la baja mientras tendía la mano para saludar al hombre que había abierto la puerta.

– Soy Fred, pasad. – Dijo el anfitrión mientras estrechaba la mano de las dos visitantes a modo de saludo.

Entraron y se presentaron. Cuando llegó el momento de saludar a Santana, Claudia rodeó a su sobrina con sus brazos en señal de afecto.

– Veo que sigues la tradición de la familia y eres muy sexy. – Bromeó la mujer apretando las mejillas de la menor como si fuera una niña. – La última vez que te vi llevabas pañales.

– Amanda me dijo que tenía cuatro años. – Dijo la menor confundida.

– Ni caso, aun no habías cumplido los dos cuando tu padre... – Informó su tía.

– Puedes hablar de él con libertad... – Autorizó la sobrina.

– Cuando me echó. – Terminó Claudia.

– Tuvo que ser muy duro. – Comentó Brenda

– Lo fue... por eso no quiero que Santana pase por lo mismo... – Se volvió hacia la joven – Estoy aquí para ayudarte. Tu hermana me ha contado todo lo que has pasado... No sé si te contó nuestra conversación, en lo poco que la conozco sé que es una despistada y muy poco discreta, pero es mi sobrina... en fin... ya sabes las opciones que tienes y has tenido tiempo suficiente para pensar... ¿Qué has decidido?

Todos miraron a Santana, no había dicho nada por lo que ningún miembro de la familia Pierce-Hudson sabía de lo que estaban hablando. Nadie apartaba su mirada de la morena, en especial su novia, que estaba intrigada por lo que sucedería a continuación.

– Me voy a vivir con vosotras si la oferta sigue en pie... – Dijo la morena.

– Me parece estupendo, de verdad, pero antes de nada, quiero dejar las cosas claras. – Por primera vez intervino Sarah en la conversación. – Te vamos a poner tres normas fundamentales que deberás respetar. La primera será que tendremos autoridad, no podrás decir que no somos tus madres ni nada por el estilo para evitar realizar tus obligaciones... Queremos poder castigarte si te portas mal, ponerte horarios para las salidas y que nos ayudes un poco en la casa, ¿Queda claro?

– Si. – Dijo la latina.

– Segundo, vas a esforzarte en tus estudios, queremos que al menos mantengas el nivel de tus notas. – Añadió su tía. – Queremos que llegues a ser lo que te propongas en un futuro. No queremos que te dediques a hacer el vago. Que ahora tengas novia y muchos amigos no significa que puedas tirar todo por la borda... Eres una gran chica y queremos que des lo mejor de ti en todo.

– Me parece justo, me esforzaré.

– Tercero, queremos que confíes en nosotras para contarnos cualquier problema, sea cual sea. Queremos que seas feliz y vamos a esforzarnos para que tu futuro sea lo mejor posible. Hemos pasado por muchas cosas parecidas a lo que tú has sentido. Se que puede parecer que estás sola, pero nosotras estamos contigo incondicionalmente. Tenemos más años, lo que nos da la sabiduría de la vida, tienes mucho que aprender y nosotras sólo queremos ayudarte... ¿Estás de acuerdo con todo lo que te hemos dicho?– Terminó la rubia.

– Acepto las normas. Sois geniales, de verdad. Gracias. – Dijo la menor.

– La última cosa que quiero saber... ¿Has decidido a qué instituto vas a ir? – Preguntó Claudia.

– McKinley. – Cuando escuchó a su novia, Brittany gritó de felicidad lo que hizo a todos reír. Se abrazó a la morena y le dio un beso en los labios, sin importarle que todos estuvieran mirando. En ese momento todo lo que le importaba era que al final su novia y ella estarían en el mismo instituto y que viviría con dos personas que se preocupaban por ella... ¿Qué más podía pedir? Fred tosió un poco para que las chicas pararan esa muestra de cariño. No es que le incomodara, pero las menores no debían pensar que podían hacer eso cuando quisieran... Santana y Brittany separaron sus labios, las dos tenían las mejillas rojas por la vergüenza, pero no finalizaron su abrazo. La mano de la morena recorría la espalda de su novia dulcemente y la rubia realizaba dibujos al azar con el dedo en la pierna de la latina.

– Bueno, mientras la parejita lo celebra, me gustaría pedirles un favor. – Sarah se dirigió hacia Fred y Brenda. – Vamos a adoptar un bebé. El cuidar a Santana no supone ningún problema ya que es una buena chica y es de la familia. En unos meses vendrá a casa y estamos muy emocionadas con eso. Lo que pasa es que decidimos hacer un viaje como despedida ya que una vez tengamos a nuestro hijo no vamos a poder hacerlo. Nos vamos a India y China durante un mes... ¿Os importaría que Santana se quede aquí hasta que volvamos?

– Será un placer. – Dijo la mujer. – La verdad es que es casi como una hija para nosotros.

El resto de la velada fue perfecta. Santana y sus tías se conocieron mejor. Todos eran felices y esperaban el futuro con optimismo. Parecía que nada enturbiaría su felicidad...

Yo Estaré Contigo (Brittana girlxgirl)Where stories live. Discover now