Cuando no es un sueño

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Estoy muerto. Sin duda estoy muerto. Es decir: todo esta oscuro sin rastros ni señales de vida, no puedo sentir, ni oler, ni hablar. Escuchar solo es posible porque escucho mis propios pensamientos. Los detalles de mi muerte parecen vagar en el olvido de mi mente fragmentada, sin noción del tiempo ni del mundo pase un tiempo indefinido en la dimensión oscura del olvido.

Cuando meditaba acerca de la muerte y el trivial debate que sin dudas todo ser humano experimenta alguna vez en su vida (y ahora meditaba mientras estaba muerto) un rayo de luz me dio la visión certera de un tosco rostro humano. Arrugas marcadas surcaban el rostro sudoroso y anciano de una mujer, sus ojos parecían dos diminutas rayas negras y su nariz, tal vez en un tiempo la nariz más bonita en el aún más bonito rostro de mujer, era lo único decente de la partera que me sostenía en sus manos firmes y manchadas.

--Rue e maeja

"¿Qué rayos dice esta vieja?"

De pronto me dio un tremendo manotazo en mi tierna nalga de bebé y comencé a llorar como si no hubiera un mañana.

Después un montón de toallas asfixiantes, frío, calor, manos por montones, rostros de todos tipos. Las sensaciones eran tan agobiantes como desagradables. El festín de sentidos de recién nacido acabo en el cálido seno de mi mami.

Sí, mi mami, no es que sea un pervertido es simplemente que siendo un bebé las manos de tu mamá es el sitio más reconfortante en donde te puedas encontrar.

No entendía ni una sola de sus palabras, y su joven y hermoso rostro era desconocido, pero su voz por alguna extraña razón me parecía familiar, me arrullo y me dormí profundamente después de comer.

"Estoy soñando. Sin dudas el sueño más extraño"

Cuando desperté dentro de mi sueño fue a un más extraño: desconocidos otra vez y el rostro sonriente de la única criatura que tenía una verdadera consideración hacia mi frágil persona. El que supuse seria mi padre imaginario era bastante apuesto, me cargo en sus brazos y sentí que me llevaba el diablo.

"Sujeta bien mi cabeza, imbécil"

Si alguno se pregunta, es bastante frustrante no poder articular palabra alguna y mucho más si no entiendes lo que te están diciendo.

Me llevó en brazos por toda la casa balbuceando en el idioma incomprensible y cuando creí me vomitaría en su afable cara, me asomo por la ventana. Mi rostro de bebe debió expresar una sorpresa sin igual, pues mi padre soltó una carcajada de asombro.

La visión a través de la ventana solo se veía en videojuegos o en las caricaturas. ¡Este mundo es un mundo de fantasía real!

" Sí que tengo una buena imaginación"

Decidido a despertar de una vez de mi extraño sueño cerré los ojos y me concentre en el sonido de mi alarma, ya era tiempo de despertar.

Nada... Alargue mi mano y no sentí el celular, en cambio la excesiva suavidad de una manta en mi diminuto puño cerrado me produjo el caso de pánico más severo jamás experimentado en mi corta vida.

Mis ojos casi se salen de mis cuencas, con ambos puños apreté la cobijita afelpada, intente incorporarme, estaba seguro de que el esfuerzo me tenía rojo como un tomate maduro. Apreté mis encías unas contra otras y el pánico aumento.

Inevitablemente comencé a llorar y de tanto esfuerzo ensucie mi pañal. Literalmente, así de sucio como pueda sonar: me cague del miedo.

No estaba soñando, de verdad me morí, reencarne y ahora era un bebé. Lo peor era mi estado mental, cada uno de mis recuerdos de mi vida pasada aún estaban presentes, mi conciencia permanecía intacta. Estoy seguro de que por algo los bebes no recuerdan nada de su traumática infancia, pero algo es seguro, nadie recuerda su vida pasada... y yo sí.

La Dama Blanca es un varónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora