Quedate Conmigo《Newt》 2° TEMPORADA

Capítulo 16: La Ciudad Oscura.

* Narra Thomas *

Permanecimos sentados en el piso de la parte trasera de la furgoneta, viajando en completo silencio por horas. Hace días no teníamos el lujo de estar tan despreocupados; sin tener que caminar o correr, estar hambrientos, cansados, padeciendo calor o frío. Parecía que había pasado una eternidad desde que habíamos escapado de las instalaciones de C.R.U.E.L.

Nuestros cuerpos se sacudían ligeramente de un lado a otro con el movimiento del vehículo. Al parecer a Jorge le gustaba conducir a gran velocidad.

Sartén se había quedado profundamente dormido sobre el hombro de Minho, quién estaba sentado a mi lado. Éste parecía no cansarse de contemplar a Brenda sin preocuparse por disimular su interés en ella. Miré a las chicas frente a mí. Ariana observaba el suelo apenada mientras Brenda y Teresa sostenían su mano en señal de consuelo. ¿Sería por Newt?

Newt...

Suspiré con pesadez. Últimamente había estado pensando demasiado en él. Sólo rogaba que estuviera a salvo esperando nuestro rescate.
De repente un triste recuerdo me llevó a cerrar los ojos, y aunque traté de evitarlo ya era tarde. Ahí estaba, frente a mí. Newt. Destrozado por dentro. Herido. Sin fuerzas. Débil.
Lo habían traído a arrastras del interior del Laberinto luego de su intento fallido de acabar con su vida. Esos días me había odiado a mí mismo como nunca lo había hecho. Yo no quería traicionarlo. Recuerdo haberme abalanzado sobre Ariana para besarla. Tampoco era mi intención hacerlo. Sólo algo en mi cabeza se encendía y no podía detenerme. No podía controlar mi cuerpo, mis acciones, mi actitud, mis palabras. Tuve que inventar una estúpida excusa como: "No sabía que estaban juntos" para justificarme. Aunque era obvio. Cualquier garlopo se daría cuenta como Ariana miraba a Newt de una forma en la que no miraba a ningún otro.
Al salir del Laberinto comprendí que C.R.U.E.L tenía acceso a nuestra actividad cerebral y podían manipularnos si así lo hubiesen querido. Pero la pregunta era; ¿Por qué conmigo?.

- Hey.

El pequeño empujón de Minho me devolvió a la realidad. Cuando lo miré a los ojos tuve que fingir una pequeño gesto pretendiendo estar atento pero no funcionó. Su mirada me preguntaba que me sucedía y sólo atiné a abrir la boca y mascullar un: "Estoy bien, en serio".

El fuerte chirrido de los frenos nos hizo volar a todos por los aires y escuché algunos quejidos. El hombre se volteó a vernos con una divertida sonrisa al observar como habíamos caído torpemente.

- A partir de aquí caminaremos- informó antes de bajarse de la furgoneta.

Sartén lanzó una maldición aún en el suelo, algo dormido.

- Créanme. Si tuviera una cuchara grande como la del Área, ya se la hubiese arrojado.

Una vez abajo de la camioneta, Jorge nos guió por un desfiladero desde donde teníamos una panorámica vista de la sombra de una ciudad en ruinas, no muy diferente a la ciudad anterior. Estaba comenzando a anochecer y las pocas luces que aún funcionaban se veían desde aquel punto.

Brenda se atrevió a romper el silencio antes que nadie.

- ¿Porqué la ropa negra?

Volteé junto con Ariana para ver como dejábamos atrás los vehículos. Ella me lanzó una mirada preocupante y como respuesta sólo atiné a fruncir el ceño totalmente confundido.

- Nos ayudará a pasar desapercibidos a los ojos del resto en la oscuridad-Jorge se detuvo y prosiguió- La gente allí muchas veces se vuelve loca y te dan problemas sin razón.

Miré la ciudad iluminada.

-¿Oscuridad? No parece que esté muy oscuro allí.

No había notado que habíamos caminado hasta quedar a pocos metros de una oxidada puerta en el suelo. Jorge, quién estaba junto a ésta, sacó una llave de su bolsillo y abrió el candado que la mantenía cerrada. Una oleada de polvo flotó por el aire al abrirse de par en par.