Capítulo 14: Beatriz se llevó mi nariz.

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* Narra Ariana *

No podía estar pasando. Quería gritarle miles de insultos mierteros a Anne, por su culpa ahora seríamos el menú de un par de locos desquiciados. No podía moverme, ni siquiera creía estar respirando. ¿Estaba conteniendo el aire? No lo sabía. Sólo era consciente de mi mirada examinando cada horrible detalle de aquel Crank.

- Beatriz se llevó mi nariz- volvió a repetir con su asquerosa voz - Y tendré una nueva en un desliz. ¿Entien...den?

El contacto de la mano de Brenda tomando levemente mi muñeca me sorprendió y di un pequeño saltito. El Crank me miró y se relamió los labios con su lengua... o lo que quedaba de ella. 

- ¿¡Entendieron?!- gritó enfurecido otro de los Cranks y acto seguido comenzó a gruñir como si fuera un perro al que le ha dado rabia.

- Sí, sí- Anne respondió con voz temblorosa - Lo entendemos.

- Beatriz se llevó mi nariz. Beatriz se llevó mi nariz, ¿por qué se la llevó?- comenzó a susurrar el primer Crank para sí mismo.

Brenda jaló de mi mano disimuladamente. Estaba petrificada con los ojos puestos en la pared, completamente aterrorizada. El Crank que vestía un traje soltó una risotada que dejaba a simple vista la falta de cordura en él. Se reía como un completo lunático, algunas veces atragantándose y escupiendo algo de saliva de color negra, producto de la Llamarada. Bajo la escasa luz, observé nuevamente las paredes y pude definir aquello que Brenda había detallado como algo viscoso y de mal olor. Restos de cerebro y otros sesos. Mi estómago se revolvió y tuve que apartar la mirada. En ese momento, la risa del Crank se detuvo de la nada y su rostro se tornó tan severo como el de sus "amigos".  Tenía el aspecto de un animal a punto de saltar sobre su presa.

- Shuck...

- Denme sus narices.

Era hora de irse.

Corrí casi al mismo ritmo con el que mi corazón latía. Aris iba al frente guiando con su linterna y avanzamos todos juntos por varios pasillos, doblando hacia la izquierda, a la derecha, oíamos aullidos de Cranks, retrocedíamos, tomábamos otro camino y así permanecimos un par de minutos hasta que la luz que portaba Aris volvió a extinguirse y acto seguido, mi linterna también se apagó. Nos detuvimos detrás de él, quién trataba de arreglar el problema pero a nuestras espaldas comenzaron a oírse el eco de los gritos y pasos a gran velocidad de los Cranks. No tuvimos otra opción que correr nuevamente en plena oscuridad. Las manos me sudaban demasiado y fue esa la razón por la que mi linterna se resbaló de mi agarre y se perdió en el suelo. Al buscarla, quedé completamente sola y me di cuenta de ello cuando logré encontrarla y no supe hacia donde ir. Si gritaba podría atraer a aquellas cosas y no estaba en posición de defenderme sola. Entonces algo comenzó a pasar. De nuevo una punzada interna atravesó mi cerebro, provocándome un gran mareo y todo comenzó a nublarse. Estaba perdiendo la visión y la fuerza para seguir manteniéndome en pie. Me sostuve en la pared mientras intentaba seguir avanzando pero no podría en cuestión de segundos. El calor me sofocaba y todo mi cuerpo comenzó a sudar. Otra aguja de dolor azotó mi cabeza y caí de rodillas. Escuché pasos y un escalofrío recorrió mi espalda pensando en el Crank que tenía a mis espaldas. Cerré los ojos con fuerza.

- ¡Ariana!- gritó una voz a la cual sentía tan lejana.

Me tomaron por detrás y alguien pasó mi brazo por su cuello, cargándome. Recuperando algo de visión pude ver su rostro casi definido.

- ¿Teresa?

- Tenemos que correr, ¿de acuerdo? Se fueron por aquí- dobló hacia un pasillo que yo misma no habría divisado siquiera en la oscuridad- Vamos, ayúdame a hacer esto más fácil- forcejeó para seguir avanzando.

Poco a poco, sentía mis piernas recuperarse al igual que mi estabilidad. Mi mano derecha aún seguía adormecida pero podía lidiar con ello. La linterna comenzó a titilar hasta permanecer encendida del todo. 

- ¿Dónde están?

- No deben estar muy lejos. Estamos cerca de llegar a los cuerpos colgantes.

Al girar hacia un pequeño pasillo nos detuvimos. Una mujer alta, o mejor dicho una Crank se encontraba de pie a mitad del camino. Igual de ida que los Cranks anteriores. Igual de espantosa y consumida por el virus, con una mirada furiosa, herida de pies a cabeza. Aunque había algo en ella que no tenían los otros. En el centro de su rostro, donde debería ir su nariz, tenía una como si estuviese mal cocida a su rostro, llena de sangre y deformada. Al parecer la tal Beatriz no era un invento. La mujer emitió un alarido que me heló la sangre y corrió en nuestra dirección para atacarnos. 

Sobre nuestras cabezas, una sombra apareció y derribó a la Crank. Gruñidos y alaridos desgarradores inundaron el lugar. Hasta creí oír el ruido de piel rasgándose. Con miedo, apunté la linterna al suelo. Tanto Teresa como yo nos aterramos al ver al hombre infectado que llevaba el traje atacando a la que debería ser Beatriz.

- ¡Quiero mi nariz! Dámela, dámela, dámela, dámela.

Aquella situación me había puesto los pies sobre la tierra y me sentí capaz de correr por mi cuenta cuando Teresa tiró de mi brazo para salir de ahí antes de que notaran nuestra presencia. Nos fuimos en la dirección opuesta, dejando a los Cranks arreglando sus propios asuntos. Corrimos a gran velocidad hasta que Teresa, quién iba al frente chocó fuertemente con algo. O más bien, alguien.

- ¿Jugando a las escondidas, shanks ?

Nunca había sido tan feliz de oír nuevamente los tontos comentarios de Minho. Teresa tomó la delantera explicando brevemente la situación por la que habíamos pasado minutos antes, cómo me encontró y el enfrentamiento entre Beatriz y el Crank sin nariz. Los pasillos comenzaron a llevaron a lugares sin salida y los aullidos feroces de los infectados estaban cada vez más cerca. Nos iban a encontrar. 

- ¡Por aquí!- señaló Anne, abriendo una puerta.

Ésta vez no dudamos si confiar en ella o no, al fin y al cabo cualquier cosa era mejor que ser devorados. Se trataba de una pequeña habitación que antes habría servido de almacén de artículos de limpieza. Thomas, Sartén y Aris intentaron impedir el paso trabando un pequeño barrote pero fue inútil. Un despedazado brazo apareció entre la angosta abertura que impedía que la puerta se cerrara. Luego fueron dos brazos. Tres. Y parecían haber más afuera. Todos juntos comenzamos a empujar con fuerza para lograr atrancar la entrada. 

- ¡Niñiiiitos, queremos sus narices!- golpearon la puerta con ferocidad- Salgan de una vez.

- ¡Para ser un par de sesos infectados tienen demasiada fuerza!

- ¡Cierra la boca, Minho!- masculló Thomas.

- ¡Narices, narices, narices, na...!

Varios disparos desde el pasillo acabaron con los gritos y rasguños. Todo había quedado en completo silencio y ya nadie forcejeaba para entrar. Nos apartamos con rapidez de la puerta y nos quedamos observando al brazo inerte de un Crank. Segundos después Aris fue el primero en reaccionar.

- Hay que cerrar la puerta.

Apenas se había adelantado cuando un grupo de tipos enormes aparecieron con armas gigantescas. Uno de ellos había tirado la puerta abajo de una patada mientras otros ingresaron y apuntaron a cada uno de nosotros. Todos tenían el rostro cubierto por un pasamontañas negro y tenían aspecto de pertenecer a una élite. Uno de ellos se adelantó y obligó bruscamente a Thomas a ponerse de rodillas. Sacó un pequeño aparato y lo colocó sobre su cuello. Levantó la vista hacia otro de ellos, el que había derribado la puerta más precisamente.

- Son ellos, señor.

Dicho hombre nos miró por unos segundos en silencio. Luego miró por sobre su hombro, hacia sus reclutas y asintió. Rápidamente nos sujetaron con fuerza a todos e inyectaron algo en nuestros brazos. Nos arrastraron hacia una salida y los rayos del sol comenzaron a arder sobre mi piel de nuevo durante el trayecto hasta unas camionetas. La sustancia que nos habían administrado comenzaba a surtir efecto y lo último que recuerdo ver es como me arrojaron como una bolsa de basura sobre la parte trasera de una furgoneta.

Quedate Conmigo《Newt》 2° TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora