Capítulo 13: Extraños.

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* Narra Minho *

- ¡Oye, espera!- grité cuando finalmente pude distinguir una silueta en la oscuridad- ¡Anne!

Logré alcanzarla a la mitad del extenso y sombrío corredor. Soltó un quejido molesto cuando la tomé del brazo con fuerza; aunque eso no hizo que cambiara mi postura.
Estaba enfadado. Demasiado.

- ¡Suéltame!- intentó zafarse.

Detrás de mí se agrupó Thomas y el resto, a quiénes había dejado atrás una vez que comencé a correr a toda velocidad. Quería sentirme orgulloso de no haber perdido mi estado desde el Laberinto, pero no era el momento para suspirar victorioso.

- ¡Minho!- volvió a gritar- ¡Qué me sueltes!

Me limité a mirarla firmemente a través de las luces provenientes de las linternas mientras seguía ignorando sus palabras. Volvió a sacudir su brazo con fuerza intentado soltarse pero nuevamente fue inútil. 

Thomas colocó su mano sobre mi hombro e hizo un ademán dando a entender que el se encargaría. Se lo veía calmado pero a juzgar por su ceño fruncido, sabía que en realidad estaba casi tan molesto como yo.

Solté a la muchacha de mala gana y me crucé de brazos aún con la respiración entrecortada, observándola lo poco que podía.

- ¿Cuál es tu pro...?

La voz de Thomas quedó levitando en el denso y humedo aire cuando todas las luces se extinguieron al mismo tiempo, dejando el lugar en completa penumbra. Escuché a Aris y Ariana sacudir y darle golpecitos a sus linternas sin ningún éxito. Se oyó el murmuro de una pequeña maldición y luego un suspiro a modo de rendición.

- Creo que el foco se ha dañado- Ariana sonó un tanto confusa.

- ¿Dos focos de dos linternas diferentes?¿Al mismo tiempo?

La cuestión que Brenda planteaba era razonable. ¿Cómo era posible?

- Entonces, ¿qué estamos esperando?- Sartén sonaba impaciente- Volvamos por dónde hemos venido antes de que algo igual de extraño suceda.

- La puerta está cerrada. ¿De qué servirá volver?

- ¿Y qué sugieres, Anne?- pregunté sarcástico- ¿Quedarnos aquí mientras tu juegas a correr y esconderte?

No respondió. Supuse que en ese momento estaría enviándome una de sus miradas desafiantes. No era necesario verlo, podía sentir su mirada punzante sobre mí.

Finalmente, la mayoría optó por volver por dónde habíamos llegado, marchando en completo silencio. El sonido de nuestras botas pisando charcos húmedos en el suelo era lo único audible en el lugar. Las paredes forman un profundo eco, reflejo de nuestros pasos. El largo y estrecho pasillo parecía ser interminable. Me coloqué último en la fila por si a Anne se le ocurría volver a huir. ¿Por qué había hecho eso?

Estaba por reiterar la pregunta que Thomas no había logrado completar cuando la voz de Brenda, la cual supe distinguir rápidamente, chilló.

- ¡Qué asco!- exclamó con repugnancia- Las paredes tienen algo pegajoso y viscoso... como si fuera...

Una pequeña risita masculina se dejó oír.

- Minho, hablo en serio- hice una mueca extrañado ante el reproche de la pelirroja- La pared está repleta de esto y el olor es repugnan...

La misma risita se repitió.

- ¡Minho, ya basta!

- ¿De qué hablas?- salté a la defensiva- ¡No soy quién está riéndose! Estoy seguro que fue Sartén.

- ¿Qué dices, Minho?- la voz del mencionado respondió con un notable tono de indignación.

En cuestión de segundos, se creó una pequeña discusión entre todos. Bastante cansado del asunto, decidí permanecer callado mientras frotaba mi nariz. Algo apestaba realmente mal.

Ésta vez una risotada espeluznante y maniática se escuchó a mis espaldas, provocando que el aire chocara contra mi cuello y erizara toda mi piel. Al darme la vuelta, lo hice bastante molesto pero mi expresión cambio totalmente cuando recordé que yo iba de último.

- Shanks...

En ese instante, las linternas volvieron a funcionar como por arte de magia. El haz de luz, al cual le daba la espalda, apuntó por sobre mi cabeza y definió una silueta.

Un hombre.  

Era como una aparición, había algo espectral en él. Poseía un tic nervioso que afectaba su pierna izquierda ocasionando que constantemente su cuerpo se balanceara hacia la derecha. Vestía un traje de color negro, que en su tiempo, seguramente habría sido de gran calidad, pero ahora no era más que solo un pedazo de trapo sucio y andrajoso que adornaba su cuerpo. Numerosas gotas de sangre desfilaban por la tela del hombre hasta acabar en el suelo.

Mis ojos no podían apartarse de su cabeza. Parecía que gran parte de su cuero cabelludo había sido arrancado con gran brutalidad siendo reemplazado por costras sangrientas. Su rostro, pálido y húmedo, estaba lleno de llagas y cicatrices. Le faltaba la mitad de un ojo y tenía una masa roja y gomosa en su lugar. Tampoco tenía nariz y pude distinguir las huellas de las fosas nasales en el cráneo, debajo de la piel destrozada. Sus labios se estiraban en una sonrisa demencial revelando la sangre fresca que cubría sus dientes. Su mirada pasaba ferozmente por cada uno de nosotros con un dejo de odio.

Detrás de él surgieron un par de figuras provenientes de la abismal oscuridad. Eran dos hombres tan espeluznantes como el primero, o tal vez, peor. La locura parecía estar inyectada en sus ojos con fuerza y apuntaban hacia nosotros.

Volví a posar mi mirada sobre el primero de los extraños. Sus facciones me resultaban extremadamente familiares.
Sólo me tomó menos de un segundo reconocerlo y mi semblante palideció completamente. Se trataba del Crank que habíamos visto pelear en la calle horas atrás, y sus acompañantes eran los mismos con los que se había enfrentado con toda violencia.

¿Acaso uno de ellos no estaba muerto?

Al menos eso parecía...

El silencio se quebró cuando el Crank de traje negro balbuceó con un voz gangosa una frase tan ridícula que provocó un estremecimiento por todo mi cuerpo.

- Beatriz se llevó mi nariz.

Sus ojos se deambularon por mi cara hasta detenerse en mi nariz.

- Y tendré una nueva en un desliz.

Los tres monstruos rieron como psicópatas tras aquel comentario mientras avanzaban hacia nosotros.

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I'M BACK SHANKS.

Quedate Conmigo《Newt》 2° TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora