Capítulo 5: ¿Janson?

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* Narra Teresa *

Todo era una constante repetición. Despertar. Comer. Revisiones médicas. Ejercicio para evitar el sedentarismo. Comer. Dormir.

Nada de preguntas. No cuestiones. Pasa desapercibida, me repetía constantemente.

En síntesis, mi nueva vida se había vuelto una completa y estúpida rutina.

Reconozco que más de una vez, durante mi "rutina", me tomé un tiempo para recorrer el lugar.
Desde mi arribo no he cruzado palabras con nadie, a excepción de que sea necesario. Sólo miro. Detenida y detalladamente.
Suelo pensar en los recuerdos que vienen hasta mi cabeza, y cuando quiero saber más de ellos, sólo se esfuman. Como humo.

Como sea, iba de camino al comedor; y aunque llegaba tarde a la hora de la cena, mi caminata no cambió el ritmo en ningún momento. Digamos que ya había corrido lo suficiente en el maldito Laberinto. Desde entonces me gusta mucho más caminar que correr; sobre todo cuando no hay prisa.
Como mencioné antes, hablar tampoco es mi fuerte. No soy tímida, pero prefiero no llamar la atención. Hablar demasiado y ser simpática con todo el mundo me haría notable a mi alrededor; lo cuál impediría que investigara algunas cosas.

Nunca me fío de nada, ni nadie. No desde el momento en que mi vida volvió a iniciar en aquella caja.
No confíe en las personas que me rodeaban en la Parcela, lo cuál fue bueno, porque todos en ese lugar eran unos malditos terredos. Es por eso que me odian.
Tampoco confíe en aquella bestias gigantes que se escondían en el Laberinto, cuando corrí a ocultarme de todos.
No confíe en la cuenta regresiva que me provocaba incesantes dolores y mareos.
No confíe en Janson ni en aquellas personas vestidas de blanco.
No confíe en las promesas de Aris...

¿Por qué iba a confiar en estos tipos?

Como era habitual, arrastré mis pies hasta la única mesa vacía en el comedor.
Tenía mi comida frente a mí, seguramente fría. Mi tenedor la revolvió un poco y apenas probé un bocado.

Sí, estaba fría.

Jordan apareció y, por milésima vez, se llevó a más jóvenes y luego desapareció por la "puerta prohibida". Como era de esperarse, no me llamaron. No me importaba, después de todo.

De vez en cuando subía la cabeza y miraba al resto.

Oculté una sonrisa cuando Brenda, la tipa de los cabellos rojizos, hizo algo que nunca nadie había hecho.

Creer en mí.

La escena no tardó mucho. Fue lo he justo y necesario.

Brenda intercambió palabras con los guardias y fue cuestión de tiempo cuando comenzó a discutir con ellos. Para mi sorpresa, un muchacho de su grupo, caminó hasta ellos y apartó a Brenda para evitar que se metiera en problemas. Lo miré con detenimiento, tenía aspecto asiático y poseía unos fornidos brazos, que en aquel momento estaban endurecidos por la tensión que emanaba de aquellas circunstancias.
Finalmente todo terminó con unos forcejeos entre los guardias, Brenda, su compañero, y más tarde, el resto de sus amigos; quiénes terminaron por separar a todos los involucrados.

Jordan apareció con más guardias, que no muy delicadamente, enviaron a todos ellos afuera del comedor. Seguramente los serían encerrados en su habitación.

Transcurrido el problema, la cena no duró mucho más.

Entonces había que poner el plan en marcha.

Mis inútiles compañeras de cuarto me ignoraban todo el tiempo. No iba a ser la excepción ésta vez.
Mientras ellas estaban muy ocupadas en sus propios asuntos, no dejé pasar la oportunidad y me decidí escabullirme por lo conductos.
Por séptima vez.

Quedate Conmigo《Newt》 2° TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora