52.

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Me paseaba de un lado a otro por el pasillo, exasperado. Llevaba al menos 15 minutos frente a la puerta del depa de Anahí cuando tomé el valor de llamar.

Y nadie atendió.. No se encontraba en casa.

Desde entonces llevo 10 minutos más simplemente caminando de un lado a otro por el pasillo, sopesando la idea de irme y no volver, pero obligándome a quedarme.

Había pasado casi un mes desde que me enteré que sería padre nuevamente. Casi un mes desde que Anahí salió de mi apareamiento y prometí llamarla. Nunca lo hice.

Y no es que no quisiera. Solo estaba echo mierda por dentro y necesitaba arreglarme y arreglar ciertos asuntos. Y sobre todo, necesita armarme de valor. Cinco minutos después que Anahí abandonó mi casa, caí en la idea.. ¡La prensa me haría trizas!

No quería ni imaginar el montón de comentarios que surgirían luego de esto. No sé si sería capaz de lidiar con eso. Pero... Tarde o temprano tendría que hacerlo ¿no? Este bebé en camino sería tan mío como lo es Daniel. Y solo pensar en negar de ese modo a Dan me enfermaba.

Una vez más toqué el timbre. Con más fuerza de la necesaria. No sabía qué, pero eso me restaba un poco de ansiedad. Pasé las manos por el pelo, revisé mi celular yendo de un lado a otro y nuevamente pulsé el timbre. Nada.

Me dije que si Anahí no aparecía en 5 minutos, sería un maldito cobarde y me iría. Tal vez a la noche la llamara o le dejara algún mensaje.

En ese instante el sonido del elevador se sintió ensordecedor. Voltee y las puertas se abrían, mostrando a una sonriente Anahí aún sin verme, empujando el cochesito de Manuel. Al alzar la vista, su sonrisa desapareció para mostrarse sorprendida, luego sonrió nuevamente.

—Viniste.

Si. Vine. Un mes después ¿Por que sonreía?

—Si, eh. Necesitamos hablar.

—Claro. Dame un segundo —se acercó y buscó en su bolso la llave.

Manu alzó la vista, viéndome con curiosidad, y tal como hizo Anahí, me sonrió. Apreté los labios y trate como pude que eso no me afectara. ¡Era tan idéntico a ella!

—Puedes pasar —me sonrió nuevamente. Al entrar se disculpó mientras iba a cambiar a Manu y le daba algo de comer. Al regresar lo dejó en el suelo a su lado con unos juegos y se sentó en el sillón donde yo estaba— Listo.

—Bien.

—¿Y bien? —preguntó jugando con sus uñas, algo nerviosa, pero sin perder la sonrisa. Algo extraño en ella. Habría jurado que estaría molesta por no comunicarme en todo este tiempo.

—Vine por.. Ya sabes.

—Oh! —se tocó la panza bajo el blusón que traía— todo a ido muy bien.

—¿Has ido al.. Médico?

—Si, por supuesto.

Anahí seguía con brillo en los ojos, aunque sus respuestas eran cortas, como si no mereciera saber algo más. Y tal vez así era. Me sentí pésimo en ese instante.

—Siento no haber aparecido antes. Yo.. Necesitaba pensar muchas cosas.

—Entiendo —asintió— confieso que estaba comenzando a preocuparme un poco de que si aparecerías. Ya está comenzando a notarse y las preguntas no cesarán. Ya sabes.

—¿Que haremos? —pregunté, rascando mi nuca. No estaba seguro como abordar todo esto.

—Dime tú, ¿que haremos? —me devolvió la pregunta.

—No lo sé, Anahí —me sentía ya frustrado— Estoy... No lo sé. Odio esto.

La sonrisa en ella se borró y bajó la mirada. La había cagado. Joder.

—Quiero decir. No odio el bebé. No. Solo.. La situación.

—Vale.

—Tuve tiempo para pensar. Lo enfrentaré. Si tengo que soportar estar en las planas de las revistar del mundo entero.. bueno.. lo haré. Pero dame algo de tiempo.

—Suena como si estar relacionado conmigo fuera algo mortal. Un sacrificio. No tienes que hacerlo. No es como que te voy a quitar el derecho al bebé.

—No es eso, Any. Sino que.. Está Diana y mi hijo en esto. No quiero hacerles dañó. Queda a la luz.. una infidelidad —aunque técnicamente ya no lo era, pensé para mi. Nadie entendería en este momento.

—No te estoy obligando a nada, Poncho. Tampoco puedo luchar contra el tiempo. Está aquí y está creciendo.

—¡Lo sé, caray! Pero dame unas semanas para que salga a la luz. De momento quiero encargarme de ti.

—No hace falta. Estoy bastante bien.

—Quiero hacerlo —insistí. Anahí podría ser bastante terca si se lo proponía, me acerqué un poco más— Quiero que me cuentes todo respecto al bebé, ¿que te ha dicho tu doctor?

—Yo pues.. Está sano. Es lo que importa.

—¿Nada más?

—Que debía cuidarme ya que tengo otro bebé que cuidar. Nada más.

—Vale.. Eh.. ¿Puedo hacer algo por ti?

—Uhm.. Si creo que puedes.

Se mordió los labios sexys que tiene, arrastrando sus dientes por ellos y los miré, rosas y mojados. Oh, vaya. No podía hacer eso.

—¿Que cosa? —susurré, cerrando lo  ojos para no seguir viendo esa maldita boca.

—Escucharme.

Siempre Serás Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora