49.

2.1K 153 75
                                    

Desde hace un par de meses que mis domingos no son igual. Más específicamente desde que Diana y yo no vivimos juntos. Ahora, debo admitir, se sienten extraños sin ella. Supongo que debo acostumbrarme.

Me levanto, me ducho, me preparo café y me siento en el balcón a tomarlo. Me relajo y espero que Diana venga con Dani para pasar el día con mi hijo, solo nosotros dos.

Si algo no ha cambiado de mis domingos, es el hecho de desconectarme. Cero llamadas, cero mensajes, cero trabajo, cero amigos. Solo mi familia y yo. En este caso, solo Dani y yo.

Varias veces he retenido el impulso de invitar a Diana a quedarse a tomar un cafe, tal vez una copa, pero rechazo al momento esa idea.. no puedo ser tan egoísta. Más aún cuando ella siempre ha estado a disposición cuando necesito. Pero ya no es mía y no puedo retenerla aquí.

¿Loco, no? Pensar en Diana cuando antes no lo había hecho. Parece egoísta, pero quizá sea mi subconsciente luchando por pensar en otra mujer que no sea Anahí. Que no sea malditamente esa mujer que ha pasado por mi como un huracán: rápido y destruyendo todo a su paso. Así me siento por dentro, como en una ciudad en ruinas. Queriendo usar a Diana como albergue.

Me río de mi mismo por lo estúpido de mis pensamientos, pero sabiendo que hay un poco de razón en ello.

«Huracán Anahí» Já.

El timbre suena e imagino que es Diana y Dan. Dejo el café en la mesa y me levanto a abrir. En efecto. Diana me saluda con una sonrisa y Dani salta a mis brazos balbuceando un «papá» entre risas.

-Pequeño dictador, ¡cuanto te extrañe!

-Que gusto le da verte -dice Diana entrando.

-Y a mi. Verte a ti también.. -Diana me dedica una sonrisa tímida- Uh.. ¿Quieres una taza de café un té?

¿Que no ibas a invitarla? Vaya cerdo idiota.

-No, no te preocupes. Estoy justa de tiempo.

¿De tiempo para que? Me pregunté.

-Vale.

-Acá el bolso. Desde anoche tiene un poco de fiebre. Ya se la he bajado, pero de todos modos ahí están las medicinas y las indicaciones.

-Bien. Gracias Diana.

-No hay de que.. -nos quedamos un momento en silencio. Diana se muerde los labios y se que quiere decir algo- Uhmm ¿has visto las noticias?

-¿Las noticias? No, ¿por qué?

-Porque.. -el timbre suena e interrumpe sus palabras- Oh! Ya voy yo, tu tranquilo.

-Gracias!

Rápidamente va hasta la puerta mientras me siento con mi hijo. Cada día me sorprende lo rápido que crece y lo inteligente que es.

-¿Piensas dejar atrás a tu viejo, eh? -sonrío y le doy un sonoro beso en la frente.

-Uh.. ¿Poncho? -alzo la vista para ver a Diana con una mueca en la cara- te busca alguien.

Diana se aparta y detrás de ella veo a una Anahí blanca como un papel... ¡¿Anahí?! ¿Que fregados hace aquí?

-Hola, Poncho. -me saluda con timidez, y yo sigo en shock.

-Yo me voy, llego tarde -Diana toma su bolso y se acerca para despedirse de nosotros con un beso- Vuelvo a las 7. Te quiero, cielo.

Solo puedo asentir, aún sorprendido. Está claro que Diana lo hace para molestarla. Y bien que lo hace. Anahí aparta la vista cuando Diana pasa a su lado y cierra la puerta tras ella. Duramos tal vez un minuto sin pronunciar palabra hasta que el silencio es casi insoportable.

Siempre Serás Tú. Where stories live. Discover now