19.

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Desperté a la mañana siguiente antes que Manuel. Estaba del otro extremo de la enorme cama de nuestra habitación, su lugar desde hace mucho cuando no estaba en su despacho y dormía en el sofá-cama que tenía ahí. Fui hasta mi bebé que había comenzado a llorar y le di de comer. Unos momentos más tarde volvió a caer dormido.

Regresé a la habitación y mi querido esposo estaba acomodando su ropa de trabajo. A juzgar por la hora que había llegado ¿no era extraño que se fuera al trabajo a las 7am?

-Buen día ¿que tal anoche?

-Hola, querida -se acercó y me besó la frente- muy.. productivo ¿tú día que tal?

-Frío. Como tu cena.

Frenó lo que hacía y cerró los ojos.

-Lo siento, la reunión se extendió.

-¿Y olvidaste llamarme para no quedar toda la noche como una tonta esperandote? -exageré, solo había esperado unos 20 minutos, el tiempo que tardé comiendo. Ya sabía que no llegaría.

-Lo siento. Estaba trabajando.

-Últimamente trabajas mucho ¿no?

-No comiences con eso, Anahí. Ya sabes para que trabajo.

-Entonces incluyeme un poco ¿no?

-¡Para ya! -gritó más fuerte de lo que lo había hecho antes- ¡me duele la cabeza y no estoy para soportar tus malditas peleas, Anahí! -cogió la toalla y su ropa con fuerza- ¡Estoy malditamente harto de esto!

Y sin más entró al cuarto de baño y lanzó la puerta con tanta fuerza que hizo retumbar todo, hasta a mi. Mi corazón comenzó a acelerarse, estaba realmente sorprendida por su actitud, las piernas me temblaban y tuve que sentarme en la cama. Ahí sentí algo debajo de mi. Su celular.

Me levanté se un salto y con la cara roja de enojo lo tome. Obviamente estaba bloqueado, pero pude ver que había llegado un mensaje de texto de un número desconocido.

"La noche contigo ha sido estupenda, como siempre. Estoy ansi..." ver más.

Era todo lo que se veía del mensaje y solo con eso comencé a hiperventilar y temblar. Maldita sea, no. Esto confirmaba muchas cosas, pero no todas. Busque mi teléfono al otro extremo de la cama y tomé foto de la pantalla, para luego dejarlo donde estaba.

Para cuando Manuel salió, me encontró hecha un mar de lágrimas en la cama. Bufó y se acercó.

-Anahí. Siento hablarte así.

-No te preocupes -aparté la mirada. Quizá el remordimiento le removía la conciencia, pues se acercó y se sentó a mi lado.

-De verdad, lo siento cariño.

-No vuelvas a hablarme así, Manuel. Me duele horrores.

-Lo sé, lo siento.

-Bien.

-Ahorita debo irme, pero ¿que tal si cenamos fuera juntos? -yo asentí con amargura, sin mirarlo- pasaré por ti y vamos a un restaurante.

Se levantó y buscó algo en los bolsillos de los pantalones que se había quitado la anoche anterior y mi corazón comenzó a acelerarse.

-¿Que buscas?

-Oh, eh. Una llave.

-¿Llave de que?

-Una llave, Anahí.

-Yo, encontré una en el suelo esta mañana. La he colocado con todas las demás.

Siempre Serás Tú. Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin