16.

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Lancé el celular con fuerza a la cama ¿Y a este que le pasaba? ¿Para que narices me dice que le hable cuando necesite, si me saldrá con una patada?

Me senté de mala gana frente al espejo y vi mi reflejo en el.

«Que horrible» pensé.

Luego de durar más de 40 minutos en el baño sin querer salir, Manuel fue por mi. Discutimos de nuevo y a punto estuve de largarme de ese sitio. Pero como siempre, Manuel se salía con las suyas.

No me sentía bien. Quizá el cansancio, que algo el la comida me había sentado mal o que el falso virus se vino en mi contra, luego de terminar la cena y unas copas, no aguanté mucho y salí corriendo al baño. Manuel me siguió y sin querer, vomité sobre sus zapatos de marca.. ¡Podrán imaginar su cara! Fue todo un espectáculo. Era un energúmeno. Pero muchos se acercaron para ver que pasaba, por lo que tuvo que hacer de buen esposo.

Treinta minutos después me dejaba en casa y despedía a Fabi que cuidaba de nuevo del bebé para largarse de nuevo a esa reunión.

Por lo que tenía la casa para mi sola, y el despacho de Manuel solo..

¡Pero estaba furiosa por la actitud de Poncho! Tampoco mi estado anímico era el mejor para pasarme la noche buscando cosas de yonoséquién.

Decidí darme un largo baño con mis sales. Revisé que mi hijo siguiera dormido y puse el intercomunicador a un lado, bajé un poco las luces, me desnudé y me metí en la tina. Todo era relajante. Solo faltaba una copa de vino, pero prescindir de ella. No quería más dolores de estómagos.

Muchos minutos después ya me sentía mejor. Por lo que caí en un profundo sueño luego de tocar mi cama.

Al día siguiente me sentía con un poquito más de energías, aunque mi ánimo no mejoró del todo, tenía a mi bebé que compensaba todo lo malo.

Al caer la tarde, Tysha me habló por FaceTime.

-Hola mami -le sonreí a la pantalla. La extrañaba a cada instante.

-Mi amor, ¿como estás? ¿Como está mi pequeñín?

-Todo un comelón, mami.

-Dale muchos besos. Mi precioso.

Se lo mostré en la pantalla y le sacudí la manita para que saludara. Seguimos hablando de un montón de cosas más y así se fue mi tarde.

Manuel llegó al caer la noche. Cenamos en total silencio y era algo tan frustrante. Debía sacar algún tema si no quería volverme loca.

-¿Que tal el trabajo? -pregunté neutral.

-Hasta el cuello, ya te dije. Mañana hay evento.

-Está bien.

El silencio se prologó aún más.

-Manuel..

-¿Mm?

-Lamento lo de anoche.

-Tranquila. Hiciste lo de la enfermedad más creíble.

Por Dios. ¿Podría actuar un poco menos insensible? Resoplé frustrada frustrada.

-¿Y no vas a preguntarme como me siento?

-¿Como te sientes, Anahí? -levantó la vista de su plato y un nudo se me formó en la garganta, impidiéndome hablar. ¿Tan poco le importaba? -Supongo que bien - se auto respondió.

Ahora su vista voló a su móvil que comenzó a sonar. Se levantó para retirarse y atender el llamado.

¿Con que clase de hombre estaba casada? Cada día se comportaba más frío, tal y como cuando... Abrí los ojos y me llevé las manos a la boca.

No. Ahora éramos una familia. No creía que fuese tan idiota para hacer eso.

-Tengo una reunión urgente, debo ir a la oficina. -me dijo cuando regresó. Vi la hora en mi celular.

-¿A las 9 de la noche?

-Soy gobernador 24/7, cariño.

-Bien. Yo soy primera dama. Voy contigo. -dejé la servilleta a un lado para levantarme.

-¡No! -alzó la voz, cosa que me sorprendió. Al darse cuenta, carraspeó y habló más bajo -No es necesario, mi amor. Sé que te sientes mal y será mejor que descanses ¿si? Prometo estar acá antes de media noche -cogió su saco del respaldo- sé muy bien que te he tenido abandonada y prometo recompensarte ¿si?

-¿Recompensarme... con qué?

-Ya verás -me giñó un ojo.

-No quiero tus recompensas, Manuel.

-Vamos, cariño -se acercó a mi, tomándome de la cintura- será divertido.

Luego de un breve beso, se apartó de mi, cogió sus cosas y salió.

¿Que mierda le pasaba a Manuel? Joder. Me llevé las manos a la cabeza entre tantas dudas. Necesitaba aclarar muchas cosas aunque tuviera muchísimo miedo. Lo merecía. Y mi hijo también.

Me disponía a ir al despacho de Manuel en busca de respuestas cuando el timbre sonó. Al abrir me encontré a Marcela, acompañada de Pamela y otra morena más que no conocía.

-¡Madre de Dios! Mira tu aspecto, Anahí.

Me miré de arriba a abajo. Tenía unos pants de yoga y un suéter, iba descalza y el cabello en una cola de caballo.

-Pues estaba por dormir.. ¿Que hacen acá?

-¡Vinimos a llevarte a un bar con nosotras! -exclamó Pamela ante mi cara de confusión.

Oh, no. No me apetecía nada salir con ellas.

-Chicas, les agradezco que pensaran en mi, pero ahorita no me encuentro muy bien y..

-Manuel nos dijo que ya estabas bien.

-Que mono tu esposo -dijo Marcela adentrándose en la casa- Mira que quedarse toda la noche cuidándote...

-¡Ay, si! -chilló Pamela y juro que no entendí nada de nada.

-¿Toda la noche cuidándome? -pregunté confundida.

-Si, llamó a Octavio diciéndole que se quedaría contigo, que los perdonara por irse así. Pero comprendimos.

¿Que Manuel que? Me senté por la impresión. Él no se había quedado conmigo. Él había dicho que se iría de regreso a la fiesta.

-Anahí, querida ¿te pasa algo?

-¿Eh? Oh, no. Todo bien -fingí una sonrisa- es cierto, se quedó cuidándome. Pero aun no me encuentro bien del todo, así que no creo que pueda salir con ustedes. Mil disculpas chicas. Para otra ocasión.

Las mujeres se vieron las caras y al final aceptaron encogiendose de hombros.

-Igual si te quieres unir sabes donde encontrarnos.

Asentí y cerré la puerta una vez se fueron. Me recargué en ella y me mordí el labio. Si Manuel no se fue de regreso a la fiesta como me dijo.. ¿a donde fue?

-¡Maldición! De nuevo con las mentiras -murmuré para mi al borde de las lágrimas.

Y con tal enojo, fui directo a su despacho.

Siempre Serás Tú. Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin