Capítulo 9

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David y Marco se desplazaban rapidamente por las calles. Marco se percató de como había una leve sonrisa en la boca de su compañero. Aparentaba estar tranquilo y sereno, hasta parecía que la situación era capaz de proporcionarle cierto placer. Él en cambio, estaba muerto de miedo. Y una parte de él, sabía que David lo notaba.

-Deberías de mantenerte callado, y no hablar a no ser que se dirijan a ti.

Marco se puso aún mas serio de lo que ya estaba.

-Te recuerdo que ya he tratado con esta clase de personas en otras ocasiones.

David le miró de soslayo, sopesándolo con una mirada esquiva de cejas elevadas. Marco se ofendió un poco en su fuero interno, pero sabia que a David le preocupaba mas su vida que la suya propia. Le daba algo de rabia que no fuese capaz de verlo como un igual, pero el otro chico era mas rápido y tenía una habilidad mucho mayor que la de Marco para salir de problemas.

-Está bien.-le dijo, pero ambos sabían que sus palabras no iban a acabar ahí.- ¿Y a cuantos de ellos has logrado convencerlos para hacer algo que Maek no quiere?

Marco achinó un poco los ojos, apesadumbrado porque sabía que tenía razón. Nunca antes había hecho lo que estaban a punto de hacer.

El silencio y la lluvia fueron los únicos que respondieron aquella pregunta. Ya había anochecido y las luces de los coches proyectaban las gotas de agua que caían una tras otra sin pausa. El viento se oía de lejos y una moto pasó veloz haciendo rugir el motor por la calle en la que se encontraban. Marco se distrajo mirándola y casi resbaló con una lata del suelo. David lo agarró a tiempo de parar su caída y lo miró con condescendencia. Sabía que estaba nervioso, pero no podían permitirse que ese sentimiento se notase de ninguna forma.

-Lo siento.-se disculpó Marco.

-No te preocupes. ¿Estás bien?

El chico asintió con la cabeza. Aunque David siguiese sin considerarlo su igual cuando se trataba de su propio plan y no de ser subordinados de Maek, si que era cierto que se había establecido un extraño vínculo entre ambos donde antes siempre estaba la indiferencia y el respeto mutuo.

Ambos siguieron avanzando hasta llegar a un portal. Iban a un piso que el señor Relf había alquilado para su reunión. El señor Relf era uno de los mayores importadores de vino de toda España y según tenía entendido quería ampliar su negocio al tráfico de armas. Ahí es donde entraba Maek y donde entraban David y Marco. Maek les había enviado a cerrar un trato. Una recogida de mercancía que si el señor Relf aceptaba, tendría lugar dentro de cinco noches. Cinco para Maek. Cuatro y un lugar distinto para David. Tenían que hablar de números y de porcentajes, y de cómo trabajaba Maek y por qué debía de elegirlo a él en lugar de a cualquier otro traficante. El señor Relf era italiano, y precisamente por eso Maek había elegido a David para ese trabajo, a pesar de que sabía que últimamente tenía mas águilas vigilándolo que de costumbre, como si supiese que tramaba algo. Al llegar al portal marcaron el quinto B en el interfono. Una voz habló desde el otro lado, dura, y con acento ruso.

-¿Quien es?

David pensó en Cat y en que esa noche la pasaría con un hombre que pagaría por ella. Ni él ni Jota podían hacerse cargo, y no confiaba en nadie mas como para pedirle el favor de protegerla. Podría habérselo pedido a Dario, pero si volvía a traicionarlo preferiría que Cat no estuviese en medio.

-Buscamos al Colibrí.-respondió David.

Y alguien colgó el telefonillo. Notó como Marco se le quedaba mirando, preguntándose si acaso habían rechazado su visita. Por su parte David se quedó serio, mirando hacia la puerta, controlador.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Where stories live. Discover now