Capítulo 16

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Verónica se levantó de un salto, haciendo que el traje se moviese al mismo ritmo de su cuerpo. Su padre se le quedó mirando y decidió acercarse con ella a la puerta. Verónica lo sintió detrás, y también a su madre, curiosa, siguiendo sus pasos. No tenía ni la mas remota idea de quien era el chico misterioso, pero al abrir la puerta, sintió que lo conocía.

La chica abrió la boca de par en par. Claro que lo conocía, pero no a esa versión de él. Un chico muy alto le sonrió desde detrás de unas gafas. Habían pasado mas de dos semanas y media desde que no lo veía, y había dado un cambio físico increíble para tan poco tiempo. Verónica se lanzó a sus brazos cuando él le sonrió, feliz de verlo.

-Hola.-le correspondió Rubén atreviéndose y rodeándola con sus manos.

Verónica se separó de él y le sonrió. No era tanto el cambio físico que había tenido como el que mostraba su actitud. El chico estaba radiante y vestía con ropa que le quedaba increíblemente bien.

Verónica se apartó cuando lo vio estirar una mano hacia su padre. Pedro se le quedó mirando e ignoró su mano al tiempo que daba media vuelta con los ojos en blanco y se dirigía al salón malhumorado.

Por su parte, su madre le saludó con una sonrisa y luego se dirigió a Verónica. La chica no pudo evitar ver su señal de aprobación en su rostro. A Violeta se le daba fatal ocultar cosas, y Verónica lo sabia. Rubén había pasado la primera prueba de su madre.

-Vuelve como máximo en dos horas. Recuerda que sigues castigada.-le advirtió su madre antes de dar media vuelta y seguir a su padre hacia el comedor.

Verónica cerró la puerta tras de si y dirigió la vista a Rubén en aquel pasillo del portal. El espejo rectangular le devolvió la mirada de una joven sorprendida y alegre al mismo tiempo.

-¡Estás increíble! Has adelgazado muchísimo y se te ve muy seguro de ti mismo.

Él le devolvió una sonrisa.

-He perdido muchos kilos de retención de líquido en estas casi tres semanas.-le dijo sin poder disimular su alegría.- Por ahora, he adelgazado unos 6 kilos en grasa y otros dos en líquido, según mi nutricionista. Al parecer mi cuerpo tiende a adelgazar con facilidad si me lo propongo.

Verónica agarró su mano y tiró de él hacia el exterior del piso. No quería que sus padres escuchasen su conversación.

-¿Cómo has podido adelgazar tanto?

Él le sonrió y las gafas cayeron un poco hacia delante, tocando la punta de su nariz. Seguía teniendo un gran aspecto de intelectual.

-Al parecer tenía un problema de tiroides. Estoy tomando una medicación, y entre eso, comida sana y que me he apuntado a un gimnasio y doy a parte clases de boxeo para saber defenderme, he perdido peso más rápido de lo que esperaba. Espero seguir así. Me alegro mucho de verte Verónica.

Sus palabras fueron sinceras. Y la forma en la que hablaba ya no era con miedo, sino con seguridad.

-Me alegro mucho por ti.-le respondió ella, pero algo le dijo que había algo más.- ¿Y qué es eso que no me has contado?

Lo dijo como quien dice algo por decir, sin esperar respuesta alguna.

-También me he independizado, y estoy trabajando los fines de semana en una pizzería. No es el trabajo de mis sueños, pero me sirve para ganar dinero y pagar el piso. En cuanto consiga otro trabajo estudiaré ingeniería informática o alguna otra carrera relacionada con cosas de hacker. -luego le dirigió una mirada de tanto cariño que logró sobrecoger a Verónica.- Alguien me enseñó a ser fuerte.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें