Capítulo 89

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Pedro comenzó a conducir y las calles pasaban una tras otra. David luchaba con todas sus fuerzas para no dormirse pero el dolor que sentía era tan fuerte que todo su cuerpo ardía y no podía evitar dar alguna que otra cabezada que bien podría confundirse con algún desmayo pasajero. Le pitaban los oídos y le dolía la cabeza. Pedro lo miraba de reojo, preocupado sin poder evitarlo. Tenía demasiadas cosas en las que pensar. Todo lo que acababa de pasar y todo lo que había visto en aquella nave le hacían interpretar las cosas de otra forma en relación al chico. Y joder, ¡había estado a punto de morir a manos de Maek! 

Pedro no era capaz de quitarse la sombra de la muerte de encima, era como si siguiese pensando que iba a morir de un momento a otro. Por su parte, David iba tan mal que no escuchó a Pedro mientras hablaba por teléfono con otra persona. Ni tan siquiera se dio cuenta de que aquel hombre había soltado una mano del volante para coger el móvil. Sintiéndose febril, David pudo ver como Pedro cambiaba de dirección y daba la vuelta. Condujo durante bastante tiempo en el que David no paraba de perder la conciencia y recuperarla. El chico luchó contra ese estado hasta que al final vio a Pedro mientras aparcaba el coche en una urbanización que él conocía, pero perdió el sentido antes de que un segundo hombre se acercase a él y ayudase a Pedro a sacarlo del vehículo.

Los dos individuos entraron en una casa y acostaron al chico en una cama. Jorge comenzó a desnudar a David de cintura para arriba y se dio cuenta del mal estado en el que estaba. Pedro hizo una llamada más y al cabo de unos días minutos, cuando Jorge ya había lavado el cuerpo de David con agua y lo había desprendido de la suciedad, alguien llamó al timbre.

El sonido despertó a David quien se incorporó demasiado deprisa sobresaltado. Al levantarse tan rápido notó como el dolor lo invadía de nuevo y tuvo que apretar los dientes para no gritar. Pedro lo agarró antes de que se cayese al suelo, y atónito, vio a Jorge que se dirigía corriendo hacia él con una tercera persona que lo seguía desde detrás.

-David, ¿cómo estás?

David tan sólo podía abrir los ojos y negar con la cabeza. Su mente iba a la velocidad de la luz y el dolor de cabeza era sobrecogedor. ¿Se había dormido o desmayado? ¿Qué hora era? ¿Había salido todo bien? ¿Estaban los demás bien?

-¿Qué ha pasado?-le preguntó a Jorge desorientado, tratando de recomponerse pero con un millón de emociones dentro que lo desbordaban.

-Te has desmayado por la paliza muchacho.-le dijo Pedro.

David no lo miró y negó con la cabeza. No se refería a eso.

-Nos atacaron antes de llegar a Francia.-le dijo Jorge con tanta seriedad que David sintió como si le pegasen otro nuevo puñetazo en el estómago.- Pero pudimos llegar a la frontera. Están a salvo. Todos ellos.

David cerró los ojos aliviado y sintiendo que las lágrimas lo desbordaban. Estaban bien. ¡Estaban a salvo! ¡Su plan había salido bien! ¡Estaban a salvo! ¡No cabía en sí de la alegría! ¡Estaban bien!

Rápidamente salió del salón tambaleándose, sin mirar a nadie y avanzó por la casa de Jorge como si fuese suya. No quería que nadie lo viese llorar y necesitaba hacerlo. Se encerró en la que fue su habitación durante el periodo en el que estuvo con Jorge y dejó caer la espalda en la puerta para bloquear la entrada, a pesar de que le dolía a horrores.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Where stories live. Discover now