—No digas eso —advierte serio.

—Sólo mírame... —digo rápido. —estoy jodida.

—Leah, lo siento... —dice con un tono suave y muy dulce. —lamento haberte dejado.

—No fue tu culpa —intenté sonreírle, pero sólo logré hacer una mueca. —yo me alejé.

—Creo que ambos nos hemos hecho mucha falta —asiente seguro. —estaba acostumbrado a tenerte ahí todo el tiempo, y ahora es diferente...

—Bueno, nunca es demasiado tarde —le sonreí imitando su frase. —he vuelto... y no pienso alejarme de ustedes otra vez.

No dice nada, sólo vuelve a sonreírme, de oreja a oreja. Mis labios también se alargan al verlo. Es y será siempre mi mejor amigo.

—Por un momento extrañé la preparatoria —dice en pleno silencio. Yo también lo hago. —todo era más fácil.

—Lo sé.

Quizás no extrañaba el concepto de preparatoria como tal. Extrañaba el cómo pude sentirme en ese tiempo. Fue el lugar donde todo ocurrió, y ni siquiera puedo intentar odiar la mínima parte.

—¿Recuerdas cuando te encerré en el cuarto del conserje? —me mira divertido con una mezcla de crueldad.

—Sí —ruedo los ojos riendo. —me pusieron falta en todas las clases de ese día.

—Tú me obligaste a coquetearle a la maestra de álgebra para que te pasara la materia —me señala indignado.

—Al final te pasó a ti también —lo miré amenazante y soltó una risita.

—Nadie se me resiste —guiña un ojo.

—O cuando intentaste cantar en la biblioteca y te suspendieron un día —carcajeé al recordarlo. Él también lo hizo.

—Ese día te quedaste conmigo en casa —asiente.

—Tú hiciste lo mismo cuando falté toda una semana.

—Dijiste que estabas enferma.

—Mentí —alcé los hombros despreocupada y él rió otra vez.

—Después llegó Grace —sonríe cabizbajo. —pensé que ibas a cambiarme —entrecierra los ojos recordándolo y después me mira serio.

—Qué irónico. Yo no soy la que vive con ella.

—Cierto... —reímos.

Lo miro reír y siento que todo en mi interior se calma, me siento tranquila y cómoda.

—Estoy muy nervioso —su sonrisa desaparece, y segundos después, la mía también lo hace.

—¿Por qué? —frunzo el ceño.

—La madre de Grace viene un tiempo y se quedará en el departamento —dice preocupado y yo lo miro nerviosa.

—Saldrá bien —asiento con normalidad.

—¿Cómo estas tan segura?.

—Porque te conozco, sé que le agradaras.

—Gracias, eso ayuda un poco —responde y me echo a reír. —bueno... —se dobla las mangas de su saco para ver el reloj que cuelga en su muñeca. —deben estar esperándome... —me mira cansado. —será mejor que vuelva —abre la puerta y antes de salir me mira.

—Gracias por invitarme, perdón por haber estado tan poco tiempo.

—No te preocupes, Leah —dice. —te veo luego, gracias por venir.

—Suerte... y felicidades —se marcan los hoyuelos de mis mejillas al mismo tiempo que él baja del auto y se aleja.

Veo caminar al trajeado que se ha vuelto a convertir en mi mejor amigo, y gracias a eso, ya no hay tanta tempestad en mi interior, ya no me siento tan sola.

Echo un suspiro y arranco el auto para irme a casa.

(...)

La alarma suena como todos los días, exactamente a la misma hora. Ni un minuto más ni menos, me levanto haciendo un esfuerzo y voy a la cocina para desayunar algo. Terminando me cepillo los dientes y me doy una caliente ducha rápida. Finalmente me arreglo y salgo por la puerta de mi departamento no antes de recoger el aviso sobre la renta del departamento. Aprieto los ojos con fuerza al recordarlo, y rompo la hoja en cuatro partes.

La misma aburrida rutina de siempre hasta que llego la Universidad. Las clases me están haciendo dormir, los maestros usan ese calmado tono de voz, y no veo más que confusas palabras en la pizarra.
Esto quiere decir, que estoy teniendo un día igual al resto, o eso pensé hasta el momento en que suena mi celular.

Mis ojos se abren como platos y la mayoría de las personas en el aula me miran mal. Tomo mis cosas rápidamente, y pido disculpas mientras salgo a pasos rápidos del salón.

Una vez estando segura afuera, veo a Grace en la pantalla de mi celular. Hace una semana que fue la inauguración, y el único que había contactado conmigo, había sido Ethan.

—¿Si? —contesto esperando su voz del otro lado.

—Leah, soy Grace.

—Sí, lo sé... ¿pasa algo?.

—Lamento si interrumpo algo importante. Sólo llamé para ver si querías salir esta noche con nosotros.

—¿Nosotros? —frunzo el ceño esperando respuesta.

—Bueno... —se traba. —sólo Ethan y yo.

—¿Sólo ustedes?.

—Sí, sólo nosotros dos —se corta pero logra terminar la oración.

—Bien... supongo que puedo ir.

Importante leer
Antes de continuar quiero dejar una cosa clara.
Se supone que han pasado máximo dos años desde que Grayson y Leah estaban juntos. No recuerdo y no sé si escribí las edades que tenían en la primera temporada, pero supondremos que ahora Leah tiene 21 y Gray 22.
Fin del comunicado, gracias jajaja
Por cierto, Grace miente bien.🌚
Actualizaré cada cuatro días.
Las amo

I still wait for you | 2 | Grayson Dolan (terminada)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ