Peligrosa Obsesión

Capítulo 32 "Doloroso pasado"

C A P Í T U L O  3 2

"Doloroso pasado"

Había llegado a la deducción de que mi vida no era tan sencilla como la de cualquier adolescente común.

Luego, también llegué a la deducción de que la razón era porque yo no era como cualquier adolescente. Lo teníamos todos bastante claro.

No cualquiera pasaría horas y horas acosando a seis idiotas de la misma manera en la que yo hacía. Aunque, por suerte, esos eran días pasados.

Ahora solo tenía que lidiar con la difícil decisión sobre si seguir con mi meta de destruir a La Élite siendo de que eso también destruiría el corazón de mi mejor amiga. Digo, no podría hacerlo, ¿cierto? Ella había sido la persona que siempre había estado ahí para mí. La que nunca me dio la espalda cuando las cosas se tornaron feas. Y me enloquecía la idea de que podría traicionarla tan fácilmente con la información que tenía en mis manos actualmente.

Que el hijo de los destacados abogados Adams tuviese un hijo a escondidas teniendo él tan solo 18 años y su hijo 3 años sería un escándalo a nivel nacional.

Pero también destrozaría el corazón de mi mejor amiga. Así que estaba entre la espada y la pared.

Por otro lado . . . Hoy era el día.

Era el aniversario de la muerte de Noah. Hoy se hacía un año a su último aliento. Hace un año, en una noche como cualquiera, había sucedido algo que cambiaría la vida de muchas personas y que también acabaría la vida de una, que fue la de Noah.

Era el momento en el que sabía que debía estar con Ryder para apoyarlo. Especialmente en este día. Sabía que sería demasiado difícil para él.

Así que no dudé en acercarme hasta donde estaba él, sentado en un banquillo al lado de la gran piscina de la escuela. Se veía tan pensativo y afligido al mismo tiempo que me rompía el corazón.

Sabía que esto era duro para él. Para cualquiera lo sería, la verdad. Pero, yo estaba más que dispuesta a ayudarlo a intentar que no le afectase mucho. Mal que mal, ahora ya éramos algo serio y eso se supondría que debería hacer.

— Hola— saludé de manera neutral y le sonreí.

Dio un respingo al escucharme ya que había salido de la nada.

— Lo siento, debí advertirte de que tampoco tenía clases y que me gusta pasar mi tempo por aquí, ya sabes, viendo la piscina. Las piscinas son mágicas. O eso dicen. Bueno, excepto los que le tienen miedo al agua, a ellos no les gustan las piscinas— parloteé tratando de sonar casual y fallando de manera terrible.

Alzó una ceja en mi dirección, aunque aún se notaba que seguía perdido en sus propios pensamientos muy en el fondo.

—¿Te das cuenta de que ahora deberías estar en Filosofía, verdad?

Oh, rayos. Actúa casual, Elizabeth, actúa casual.

—¿Filosofía?— pregunté como si no supiera la verdad-. ¡Oh, me había olvidado!

Negó con la cabeza y esbozó una sonrisa.

—Eres una pésima mentirosa.