Peligrosa Obsesión

Capítulo 19 "Serias conversaciones"

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C A P Í T U L O   1 9
"Serias conversaciones"

—Liz, pu- puedo explicarlo— tartamudeó Eva mientras se desmontaba de Christopher, que estaba con los ojos abiertos como platos y sudando.

—Sí, creo que al menos merezco una explicación— espeté, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

Eva asintió repetidas veces y se revolvió en la cama, encontrando su sujetador de bikini y Christopher se agachó para buscar algo. Yo simplemente me apoyé en la puerta, admirando el show que tenía delante mío. Christopher le murmuró algo a Eva y me miró luego. Eva volteó a mirarme con lentitud.

—Hmm, eh, Liz— dijo, insegura y mostrando un semblante de verguënza— . Chris dice si puedes pasarle su traje de baño. Ya sabes, abajo tuyo.

Fruncí el ceño y miré al lado de mis pies, los shorts mojados tirados en el suelo estaban ahí. Con un bufido los tomé con rapidez y se los arrojé con todas mis fuerzas. Christopher lo atrapó entre sus manos e intentó ponerse la prenda lo más rápido posible. Eva ya estaba de pie y se acomodaba el cabello desordenado.

—Solo quiero decir que-

—¡Fuera!— grité, interrumpiendo a Christopher, que asintió sin argumentar palabra.

Pasó con cautela a mi lado y salió por la puerta, dejándonos a mi mejor amiga y a mí a solas. Era hora de tener una conversación seria.

Muy seria.

—¡¿Qué rayos acaba de pasar, Eva?!— salté, alzando la voz.

—Pues, creo que sabes cómo se forman los bebés, pasamos esa clase de biología en-

—¡Me refería a tu relación de supuesto un año con el chico que me decías que te gustaba peeo que nunca te hablaría! ¡Y claro que recuerdo esa clase!— rodé los ojos y se aclaró la garganta, mirando al suelo.

—Solo por preguntar— murmuró, asegurándose de hacerlo lo más gentilmente posible para no alterarme de más. Nadie quisiera que me alterara más, eso sería malo—. ¿Cuánto escuchaste con exactitud? Ya sabes, Christopher y yo . . .

Esta mujer haría que me comenzaran a salir canas a la corta edad de los diecisiete.

—No sé, la verdad, no sabía si gritar para que se callaran cuando hacían esos ruidos extraños o cuando dijo que eras hermosa. Pero, definitivamente la mejor parte fue cuando dijiste que iban un año. ¡Un año! Trecientos sesenta y cinco días en los cuales me mentías. Y agradescamos a Dios que supuestamente soy tu mejor amiga, eh. Así que, ¿podrías comenzar a explicarte antes de que me vaya de mi propia cabaña y no hablarte hasta que entres en razón e intentes disculparte tratando de llevarme mucha comida chatarra y una maratón de nuestra serie favorita?

Luego de mi discurso, pestañeó, analizando cada palabra y yo tuve que inhalar una gran cantidad de aire que me faltaba. Pero sí, ante todo había que estar calmados.

—Lo sé, Liz— dijo, soltando un suspiro y se sentó en la cama—. Sé que debo parecer la peor mejor amiga del mundo en este momento.

—No lo dudes— accedí.

—Y no sabes cuan mal me sentía por no poder decirte la verdad, cada día que pasaba— continuó y pude ver sus manos temblar—. Las cosas eran complicadas ya para nosostros solos y creíamos que sumar a alguien más a la ecuación no ayudaría. No sé si conoces a los padres de Christopher pero, ellos son muy . . . estrictos respecto a él.