Capítulo 29 "Sin piedad"

1.6K 111 24
                                    

C A P Í T U L O   2 9

"Sin piedad"

Había pasado una semana, una semana muy exhasperante para mí. El hecho de tener el video de Ginger y su hermanastro en mis manos y no poder hacer nada con él me estaba matando por dentro a cada segundo que pasaba. Pero, sabía en el fondo que era lo más inteligente. Digo, si hubiera expuesto el video a penas dos días después de que Ginger me hubiese contado su situación, era de seguro que yo misma me cavaba mi propia tumba. Aunque, había tardado mucho más en explicarle esa razón a Eva.

—No me estás escuchando, ¿verdad?

Parpadeé y caí en la cuenta de que Eva me estaba hablando.

—No, te escuché fuerte y claro— me excusé, esperando de que no fuese importante.

—Entonces, ¿estás de acuerdo en que vayamos en una cita doble con Chris y Ryder?— preguntó alzando una ceja.

—¿Qué? ¡No!

Frunció el ceño en mi dirección.

—¡Pero acababas de decir que sí!

—Ni en muerta— dramaticé—. Sabes bien que, en realidad, Ryder y yo nunca hemos salido a una cita-cita. Ya sabes, cena, velas y demás.

Y era cierto. Habían pasado cinco meses enteros en los cuales habíamos comenzado con todo esto de el falso noviazgo. Pero, en ningún momento habíamos tenido una cita. De hecho, de solo pensarlo, sentía un cosquilleo dentro de mí.

—Ya, no me digas que no lo estás deseando— se mofó—. Además, ya todo está arreglado. Esta noche iremos a cenar a Latour.

—¿Latour?— pregunté incrédula.

Latour era el mejor restaurante de la ciudad. Aunque, como todos éramos hijos de millonarios, todos ya habíamos cenado allí alguna que otra vez, cosa que no cualquiera lograba.

—¿Qué tiene? La anterior vez que fuimos no parecías quejarte.

Bufé. No me gustaba ir a Latour porque tenía un código de vestimenta ridículamente alto. Lorena, mi madre adoptiva y diseñadora de moda, enloquecía y me daba alguno de sus últimos modelos de vestidos para usarlos. Cabe recalcar que siempre llamaba la atención en dicho restaurante y todos comenzaban a tomarme fotos y pedir encargos con Lorena. Era muy frustrante.

—¿Por qué escogiste ese lugar? Sabes cuánto odio tener que vestirme así de elegante— me quejé.

—Ya, hombre, deja de llorar— regañó—. No sé de qué te quejas ya que eres hija de una de las mejores diseñadoras de el país.

—¡Ese es el problema!

No quería sonar mal agradecida, pero, la verdad que no apreciaba ser el centro de atención.

—Harás que te de un buen golpe en la cabeza por idiota.

Rodé los ojos.

—Ya, pararé. Pero, aún no entiendo qué rayos ganaremos con esto— suspiré en redención.

—¿Hablas en serio? ¿Acaso nunca has visto a Ryder en traje?

Eso fue lo único que debía escuchar.

—Bien, tienes razón. Totalmente iremos a una cita doble.

• • •


¿Qué diablos estaba pensando?

—Ay, por Dios, mi amor, te ves hermosísima— lloriqueó Lorena admirándome de pies a cabeza.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora