Capítulo 26 "Sospechas"

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C A P Í T U L O   2 6
"Sospechas"

Me quedé paralizada al instante. ¿Qué rayos hacía Zeth llamando a Ryder? Si mal no recordaba, ambos se odiaban y eran como agua y aceite. Me quedé mirando cómo el celular dejó de sonar en mis manos.

Sin duda, ésta había sido una gran sorpresa. Incluso me había hecho olvidar por un segundo de que Ryder y yo habíamos pasado los límites de todas las maneras posibles. Me puse de pie, sufriendo el dolor punsante en el interior de mi parte baja. Noté que Ryder había amontonado mi ropa en un lugar del suelo junto a nuestros zapatos. Lo escuché removerse en el colchón y poco después abrió los ojos.

—Buen día, pulmones de acero— sonrió adormilado y con voz ronca mientras me veía desde su posición—. Te queda muy bien mi camiseta, por cierto.

Un cosquilleo en mi estómago me demostró que estaba alagada y encantada con sus palabras.

—Ya, lo que digas— rodé los ojos—. De esto no se entera nadie.

—Ay, vamos, parece como si olvidaras de que toda la escuela supone que somos novios. Y eso incluye la parte del sexo ardiente— subió y bajó las cejas de manera burlona—. Porque, lo de anoche sí que estuvo brutal.

Enrojecí al recordar pequeños fragmentos de anoche. No quería pensar mucho en ello porque sabía que era territorio peligroso. Caminé lo mejor que pude hasta la pila de ropa y me las ingenié para agacharme a recoger mis bragas con el dolor que sentía.

—Mira, si hasta te cuesta caminar. He hecho un buen trabajo, ¿no lo crees?— rió y me quedé callada—. Aunque, tú tampoco estuviste mal.

—¿Podrías dejar de hablar de ello?

—Ay, ya, no me digas que no puedes hablar sobre sexo ahora cuando anoche te hice ver estrellas dos veces— argumentó y no pude discutir contra ello—. Además, me impresionaste. No todas se corren en su primera vez. Tú lo hiciste dos veces. ¿Tan bueno soy en lo que hago?

Extremadamente bueno, pensé.

—Ya deja de tirarte flores— espeté—. Que ni siquiera has tenido el suficiente cuidado para ponerte un condón.

—Estoy más limpio que pompis de bebé, para tu información— rodó los ojos, indugnado—. No sé qué me crees.

—Da lo mismo, no quita el hecho de que fuiste muy irresponsable.

—No recuerdo cuando te quejabas en ese momento, ¿y tú?

—¡No quiero quedar embarazada, Ryder!— me quejé exasperada con su actitud relajada.

—Te compraré ahora mismo la pastilla del día después, relájate— comentó y se levantó.

Un mensaje de Christopher me llegó al celular. Era del grupo que tenía con La Élite. Decía que había una reunión urgente y que nos encontráramos en un café en una hora.

—Llévame a mi casa, debo cambiarme. Christopher dice que quiere que nos reunamos todos en una hora— le dije a Ryder mientras le pasaba mi teléfono.

Le tomó segundos leer el mensaje y se acercó para devolverme mi teléfono.

—¿Qué rayos sucederá?— preguntó.

—Supongo que tendremos que ir para averiguarlo— me encogí de hombros y me deslicé las bragas para ponérmelas. Ryder siguió mis movimientos con sus ojos.

Me tomó de la cintura y me pegó a él. Sus manos se metieron debajo de la camiseta suya que llevaba puesta y me apretó el culo con posesión. El aire quedó atrapado en mis pulmones.

Peligrosa ObsesiónWhere stories live. Discover now