C A T O R C E

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"Nuestra historia nos define en quien somos pero ¿Tambien en quienes seremos? "

Aby


—Hola Aby. —alce mi vista y sonreí al ver a Niall.

—Niall. —él se sentó a mi lado en el sofá y no pude evitar mirar lo con encanto. — que gusto verte.

—Lo mismo digo ¿Cómo se encuentra tu herida?

—Pues... Aún me duele, esta cicatrizado—comencé a sacar la venda para mostrarle mi herida.

—Es verdad. —Examinaba mi herida con sus ojos. — ¿Te has puesto crema?

—Mi padre intentó ponerme pero me duele aun. —Hablé con una sonrisa de lado

—Pero no duele, y te ayudará a curar más rápido. —Hablo tranquilo. — ¿Quieres intentar ponerte? Yo te ayudaré.

—Tengo miedo. —confesé. —pero supongo que... Está bien. —Hablé un tanto insegura, el asintió sonriente.

Tomó la crema de la mesa y se colocó un poco en sus manos, atrape mi labio inferior entre mis labios y el coloco sus manos con la fría crema sobre mi herida. Una sensación de frescura invadió mi rodilla y parecía calmar el dolor que la herida me causaba al moverme.

—Tranquila —alzó su vista hacia mí. — ¿Duele mucho?

—Pues... No... Parece calmar mi dolor. —él sonrió.

—Ves, no duele. —tomó otro poco de crema y la paso con cuidado nuevamente. Sus dedos daban pequeños masajes sobre mi piel sana mientras colocaba la crema. —Tienes una piel muy delicada y suave.

—Gracias... —Susurre por lo bajo, mis mejillas se tornaba rosadas debido a aquel alago.

Luego de volver a vendarla colocó mi pierna en el suelo con mucha delicadeza, no pude evitar mirarlo, era tan dulce y amable.

— ¿Que sucede? —me miró intrigado. Yo negó y aleje mi vista de él.

—Nada... Solo... —suspire y volví a negar. —no es nada. —Hablé avergonzada.

No podía evitar mirarlo embobada, su belleza relucir y no sólo exteriormente, todo aquel amor que tenía en su cuerpo parecía hacerlo brillar.

—Cuéntame de ti Aby. —habló rompiendo mis pensamientos, yo lo mire intrigada. —Es decir, no puedo evitar sentir intriga de tu vida luego de lo que me has dicho y... Me gustaría conocerte más.

—Bueno... No sé qué decir... —Hablé sorprendida.

—Háblame de tu salud. —suspire ante sus palabras y fije mi mirada en la nada.

—Yo... Tenía 4 años cuando me diagnosticaron epilepsia. Me había desmayado más de 10 veces y no encontraban el por qué. Me medicaron y desde entonces es el día de hoy que aún sigo tomando el remedio. —Suspire —Era difícil para mí ser una niña pequeña y no poder subirme a ciertos juegos del parque, entender que no podía arriesgarme por el miedo a que me desmayase y me lastimara. El tiempo pasó y más enfermedades afloraron en mi cuerpo, ya no sólo era la epilepsia. Mi presión comenzaba a bajar y llegaba a puntos muy bajos y peligrosos, he llegado a estar internada por la presión. Me dieron más medicamentos y cada vez las cosas parecían ponerse peor. No tuve una gran infancia ya que lo que más recuerdo de mi niñez es ir día tras día a distintos médicos, controlando mi cuerpo, haciéndome estudios. Mi cuerpo es el resultado de estrés y muchos medicamentos, los médicos me dijeron que solo con una dieta estricta podría bajar pero... Cuando eres niño quieres encajar. —sobe mi nariz y mis ojos para evitar las lágrimas. —Recuerdo que en un cumpleaños todos los niños comían pastel y yo observaba preguntándome a mí misma por que no podía ser como ellos, porque no podía ser como las demás niñas y disfrutar también de un poco de pastel. —comencé a mover mis dedos nerviosa —Mi salud jodio mucho mi vida, tanto como la de mis padres: Mi padre tenía que hacer grandes viajes para lograr conseguir dinero y poder pagar mis medicamentos ya que solía enfermarme de cualquier cosa Muy seguido, además de todos los gastos que teníamos como familia. Mi madre siempre se sentía culpable de mi salud ya que ella de joven solía desmayarse también hasta que yo nací. Ella solía contarme sobre como mi padre la acompañaba a los médicos o como hacía de sus días grises los más coloridos de todos. —Suspire con pesadez y lo mire a los ojos —siempre desee conocer a alguien que me acompañase en las buenas y en las malas como mi padre lo hizo.

— ¿Tú has tenido pareja Aby? —negué levemente. Me avergonzaba decir la verdad, era una pregunta que odiaba, me hacía sentir una idiota, un engendro.

—Jamás he tenido una pareja, siempre me han gustado niños pero nunca nadie se fijó en mí. Tal vez porque soy un extraterrestre, tal vez porque no soy normal. O tal vez mi destino es la soledad. —Hablé en un hilo de voz.

—No digas eso, todos merecen amor y siempre estamos destinados a encontrar a ese alguien. —el tomo mis manos y lo mire a los ojos. —Eres una chica increíble Aby, eres muy hermosa y no solo por fuera, estoy seguro que encontrarás a ese alguien que tome tu mano y jamás la suelte, ese alguien que te mire a los ojos y te diga cuanto brillas para sus ojos, ese alguien que jamás te dejará sentirte sola. Alguien, un día llegara, tomará tu mano y te dirá "agradecido estoy de tenerte en mi camino..."

Mi corazón latía con demasiada fuerza en aquel momento, mis manos comenzaban a sudar y mi estómago era un revuelto de mariposas que pedían a gritos salir.

Aquellos ojos azules me tenían cegada, me tenían encanta, me tenían enamorada. Niall era simplemente perfecto, era una joya, un ángel frente a mí, el hombre de mis sueños.

Pero como tal debía seguir allí, en mis sueños...

Aleje mis manos de las suyas avergonzada y con las mejillas hirviendo, sobe mi nariz y oí su suspiro.

— ¡Aby! ¡Llegamos! —oí la voz de mi padre y mire a Niall.

—Bueno, debo ir a entrenar a tu hermano. —Hablo con una leve sonrisa que parecía nerviosa. —Fue muy lindo hablar contigo Aby. —yo sonreí de lado y me sonroje aún más.

—Lo mismo digo. —conteste y él se levantó del sofá.

—Nos... Vemos luego.

—Adiós Niall...     















Oye tu

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Teenage Problems © |njh|Where stories live. Discover now