D O C E

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Maraton 1/2

"Todos aguantamos, hasta que llega ese alguien que nos libera de aquella presión que guardamos... "

Aby

— ¿Que sucedió? —La voz de Clarissa me sobresalto al igual que a Niall, rápidamente alejó su mano y suspiré con frustración dentro de mí.

«Maldición Clarissa, vete mujer, lo arruinas»

—Se cayó en su entrenamiento y se lastimo su rodilla pero mejorará, le haré las curaciones necesarias. —Habló Niall levantándose con una sonrisa hacia Clarissa y Taylor quienes miraban mi rodilla con asombro.

—Oh Niall eres muy dulce, no debes molestarte, yo me encargare. —abrí los ojos de par en par al oír la voz de Clarissa. No quería que me tocase nadie que no fuese Niall, o mi padre en su peor caso.

—Mamá, será mejor que dejes a Niall, él sabe lo que hace. —Habló Taylor tomando los hombros de su madre. —No es por ser mala, pero cuando me fracture quisiste curarme con una bandita. —tanto Niall como yo nos miramos con una sonrisa conteniendo la risa ante aquel relato. —Será mejor que vayamos por el botiquín. —Ambas se fueron y en aquel momento sentí un gran cariño por Taylor.

Volví mi vista hacia Niall quien tenía sus mejillas un tanto rosadas, se agacho y se acercó a mí herida.

—Cuidaremos muy bien de esta pierna, veras que en un par de días volverás a correr. —me miró con una sonrisa de ánimo y mi corazón latió con fuerza, era demasiado tierno y dulce.

No podía evitar sentir mariposas en mi estómago y un gran calor recorrerme el cuerpo al sentir sus manos sobre mi piel.

—Gracias Niall...—Hable tranquila con una sonrisa. —Lamento haber arruinado el entrenamiento. —Baje la mirada. —Rodé como la bola de grasa que soy.

— ¡Hey! No digas eso. —toco mi mano y lo mire a sus ojos. — ¿Por qué te tratas así tu misma Aby? ¿Por qué odias tanto tu cuerpo? —Las lágrimas no tardaron en acumularse y comenzar a salir con rapidez de mis ojos.

Era difícil entenderlo para los demás, o incluso la gente podía creer muchas cosas de lo que dijera a su pregunta, pero nadie lo entendería, nadie podía comprender la guerra que luchaba día a día contra migo misma.

Admiraba mucho a la gente que se amaba tal y cual era, sentía envidia de su amor propio, ese amor que sentía tan lejano y diferente a lo que yo sentía por mí.

—No lo entenderías... —Hablé entre lágrimas. —Nadie nunca lo entendería. —seque mis lágrimas con rabia y el tomo mi mano para juntarlas y atraparlas con las suyas.

—Pues dímelo, tal vez pueda ayudarte Aby. Una manera de cambiar es también escucharse a uno mismo. Tienes mucho que decir Aby... —Mire sus ojos y solo he con fuerza, la presión en mi pecho parecía ahogarme, parecía romperme.

El me aferro a su cuerpo y lloré, llore con todas mis fuerzas en su hombro, llore el dolor que sentía, todo lo que guardaba en mi interior salió en aquellas lágrimas.

—Odio mi cuerpo... Odio mi salud... Odio mi vida Niall... —me separe de su hombro y lo mire entre el manto de lágrimas. —Siempre he vivido enferma, siempre fui diferente, nunca he podido ser normal. —la rabia y el dolor salían de mis palabras. —Toda mi vida ha sido tomar medicamentos, aún hoy los tomo. —Hablé con odio. —Jamás he podido ser como todas las chicas de mi edad, jamás he podido ser una niña o una adolescente normal. Me miro al espejo y solo veo un engendro, un monstruo que cayó en las manos de gente que no lo merecía, gente buena a los que llamó padres. Mi madre era mi ejemplo y me la arrebataron, estoy sola, mi padre nos dejó para conseguir dinero para mis medicamentos, por mi culpa él se fue. Lo arruine todo Niall, arruine la vida de todos al nacer... No puedo quererme sabiendo todo lo que he causado... —me abrace a mí misma con fuerza y comencé a apretar mis brazos. —Jamás debí nacer... Jamás... —el me envolvió en sus brazos y mi llanto aumento.

Todo lo que sentía se lo había dicho a un extraño, alguien ajeno a mi familia, alguien que no conocía mi historia, pero al fin y al cabo, alguien que me ayudó a liberar aquel nudo en mi garganta.

Me sentía débil, me sentía pequeña entre sus brazos, tan frágil como el cristal, tan vulnerable, él tenía todo el poder para burlarse de mí, tenía todas las cartas para decirle a mi padre, tenía todo gracias a mi dolor.

—Tranquila Aby, tranquila, no digas eso. —Me tomo de las mejillas y me miro a los ojos. — no eres un engendro ni un error, no conozco mucho de ti ni de tu familia pero sé que nunca serias una carga para ellos, tu padre te ama con todo su ser y sé que tú no habrás causado nunca males para él o tu madre. Estoy seguro que ella, esté donde esté, quiere verte sonreír, quiere verte bien, quiere que te ames tanto como ella te amo. No estás sola Aby y nunca lo estarás. —seco mis lágrimas y me volvió a abrazar.

Su perfume inundó mis fosas nasales y me lleno el cuerpo de paz, podía sentir el latido de su corazón a medida que mi cuerpo se relajaba en aquellos brazos que tanto me confortaban...

(...)

—Bien, solo un poco más. —apoyo el algodón sobre mi herida y mordí mi mano para evitar gritar. —Listo. —logro retirar la sangre y tomo una venda. —Ahora colocaremos esto para que la herida no se te infecte ni se te ensucie. —envolvió mi rodilla con la venda y acaricio mi pierna con suavidad. — ¿Te encuentras mejor? —yo lo mire y asentí.

—Gracias Niall... —Hablé tímida —Por todo... Gracias. —él sonrió y me abrazo.

—Siempre estaré para escucharte ardillita. —no pude evitar sonreír ante su apodo. — ¿Te molesta que te diga ardilla? —Yo negué —Es que tus mejillas me recuerdan a las ardillas, son muy tiernas y muy dulces. —Yo reí y lo mire con una sonrisa. —Me gusta mucho verte sonreír Aby.

Mis mejillas ardían tanto como mi cara, sus ojos con aquel brillo me impulsaron a acercarme a su rostro. Estábamos tan cerca, aquellos labios me llamaban tanto...

Pero no podía. Y no lo haría...

Teenage Problems © |njh|On viuen les histories. Descobreix ara