PORQUE ESTO NO ES CASUALIDAD (I)

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―Oh, hyung, acaba de venirme un recuerdo de ti bailando Twerk sobre una mesa.

―¡Yah! Mocoso, no mientas-

Ambos se carcajearon un poco y no pudo evitar pensar en lo divertido que era fastidiar a su hyung. Su risa y sus gestos eran tan cómicos y agradables.

―Veo que ya despertaron, parejita ― interrumpió Yoongi, atrayendo la atención de ambos mientras avanzaba hacia ellos a paso lento ―. Hobi, luces del asco. Levántate, anda. Traje algo de mi pócima secreta. También tengo para ti, Taehyung.

El bailarín gimoteó, y a los segundos ya se estaba reincorporando con lentitud, con una mano presionando su sien.

―Hyung... De verdad no quiero la pócima ― refunfuñó con gesto asqueado. Curioso, observó sobre su hombro los dos vasos con líquido verde burbujeando dentro de ellos. Su estómago no tardó en revolverse del asco.

―Vamos, vamos. Deja de lloriquear ― amonestó ―. Se lo tienen que beber todo si es que quieren dejar de sentirse de la mierda.

En silencio volvió a sentarse, tomando el vaso que le extendía Yoongi y,  tapando su nariz, no lo pensó dos veces antes de beberse todo el contenido con ojos apretados. No sólo lucía asqueroso, también sabía asqueroso. Con un ademán lleno de repulsión jadeó cuando por fin pudo terminárselo, escuchando cómo Hoseok se quejaba más fuerte.

―¡Arg, hyung! ¡Esto es del demonio!

Yoongi rió conforme, tomando ambos vasos.

―Les dejé la comida en el microondas ― avisó ―. Iré a donde Hyojin y Jiho. Nos vemos más tarde, Hope. Ah, y por cierto, fue un placer conocerte, Taehyung.

―Igualmente, hyung. Y... Disculpa... por todo lo que haya hecho anoche. Y por hoy también... ― murmuró abochornado. En sus recuerdos varias escenas en el auto del mayor no hacían más que repetirse sin cesar, aumentando su vergüenza. Yoongi había tenido mucha paciencia con ellos dos.

El más bajo sólo negó, sonriendo de medio lado.

―He tenido que cargar con borrachos peores, créeme ― dijo sin más, restándole importancia con un gesto de su mano ―. Bueno, me voy. No hagan desastres, por favor ― despidió, antes de cerrar la puerta tras suyo.

Nuevamente solos, notó que Hoseok seguía con la vista baja y los labios fruncidos de forma tan adorable que no pudo evitar morderse el labio inferior, escondiendo la suave sonrisa que quería extenderse sobre sus labios. ¿Por qué Hoseok era tan... hermoso?

Sin poder evitar mostrar todo el cariño que le producía el mayor, extendió su mano hasta acariciar los rosados cabellos, atrayendo su mirada casi al instante.

―Hyung... ¿Tan mal te sentó la medicina? ― preguntó, bajando los mimos hasta su cuello, a lo que Hoseok entrecerró los ojos, ladeando el rostro ―. ¿Quieres agua...?

―No, no ― negó dócil, suspirando ―. Con la pócima de hyung es suficiente. Sólo... quiero descansar un poco más.

Asintió. Él se sentía exactamente igual.

―¿Quieres acostarte?

―...¿Te molesta? ― preguntó, claramente avergonzado ―. ¿No tienes hambre? O quizás querrás lavarte y-

―Hyung, está bien ― interrumpió, tomando parte del cobertor que se había corrido hasta cubrirlos nuevamente ―. No me quiero congelar. Por ahora prefiero seguir aquí.

Hoseok, quien ya estaba haciéndose un ovillo sobre sí mismo, se giró hacia él con gesto preocupado.

―Ay, de verdad siento lo de la calefacción, Tae ― gimió, cerrando los ojos por un momento mientras se masajeaba la sien de nuevo ―. Urg, no debí traerte aquí cuando sufrimos de tal problema, se-

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