Finales no tan felices

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Kakuzu caminaba por los pasillos de su "guarida" con una retorcida sonrisa en el rostro, le sentaba tan bien torturar que para él era terapéutico. Ingreso a la habitación de su "huésped" y lo vio tal como lo había dejado la noche anterior, atado al techo de manos, arrodillado, cubierto de sudor y sangre, y el rostro empapado de lagrimas, el gran Uchiha Sasuke había llorado como una nenita los últimos tres días.

- Buenos días niñita – lo saludo lanzándole un balde de agua helada encima, Sasuke se sobresalto y comenzó a tiritar - ¿Dormiste bien? – Se burlo para luego jalarlo del cabello – dime ¿Hay algo que quieras decirme antes de seguir con la lección del día? – Sasuke palideció, ya no podía soportar más tortura.

- ¿Hay? – comenzó a hablar pero su voz apenas se escuchaba, tenía la garganta lastimada de tanto gritar y llorar - ¿Hay alguna manera de acabar con esto? – Kakuzu sonrió con sorna, esas eran las palabras que quería escuchar.

- Todo depende – se puso de pie mirándolo desde arriba para que notara lo inferior que era - ¿Aprendiste las lecciones? – Sasuke asintió – bien, en ese caso dime la primera.

- No violar – dijo mirando al piso, recordando la horrible experiencia de haber sido ultrajado por ese enorme vibrador – nunca más.

- ¿Y por qué? – Kakuzu usaba un tono divertido, lo estaba pasando bien.

- Porque es denigrante – respondió – humillante – sus ojos se llenaban de lágrimas – y muy pero muy doloroso.

- Bien mi querido alumno, la primera lección ha sido aprobada – le palmeo la cabeza – dime la segunda.

- Los hermanos son sagrados – susurro, sintiendo un nudo en la garganta al recordar a su hermano.

- No te escuche – dijo con malicia.

- Los hermanos son sagrados – repitió con más fuerza cerrando los ojos.

- ¿Por qué? – cuestiono el mayor.

- Porque un hermano es alguien incondicional con uno, te quiere a pesar de todo y te cuida sin importan que tan bastardo seas – hablo tensándose – mi hermano era el mejor – concluyo.

- Claro que lo era – confirmo Kakuzu - el mejor amigo, el mejor abogado, el mejor hijo, el mejor novio y si lo hubieras dejado sería el mejor padre y el mejor esposo.

- Lo sé – murmuro.

- Dime la tercera lección – pidió serio.

- Namikaze Naruto no me pertenece – sentencio serio – es de mi hermano y jamás debo acercarme a él.

- ¿Por qué?

- Porque lo he dañado mucho y me odia por haberle quitado al amor de su vida y padre de su hijo – suspiro – además si algo malo le sucede tú vas a volver por mí para hacerme entender todo de nuevo.

- ¿Estás de acuerdo con ello? – cuestiono el criminal.

- Si, no sería capaz de mirarlo a la cara después de lo que hice.

- ¿Qué hiciste? – Sasuke miro a Kakuzu, no quería decirlo en voz alta - ¿Qué hiciste Sasuke?

- Yo... - trago en seco – yo lo mate – susurro.

- Más fuerte chico que no te escucho – pidió divertido.

- Yo lo mate – hablo más claro.

El Pecado de ser DoncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora