Llego la cigüeña

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NOTA: tuve muchos problemas para subir este capitulo ya que no cargaba y cosas así, si a alguien le sigue fallando por favor avisenme XD y bueno el título lo dice todo <3 Disfrutenlo.

-Naruto, ¿Estás bien? – Itachi estaba en la puerta del baño, Naruto estaba dentro vomitando – abre por favor – el rubio abrió la puerta luciendo pálido y con los ojos llorosos se abrazo a su novio.

- Dei me contagio ttebayo – dijo sollozando, se sentía muy enfermo y no le gustaba, había probado un simple bocado de una dona y había corrido al baño a vomitar, y ya iban varios días igual.

- Tenemos que ir a ver un medico amor – dijo el azabache aunque tenía una idea de que podía tener su novio.

- No quiero Itachi, me siento mal y tú quieres que me pinchen – le recrimino y el varón solo suspiro en busca de paciencia, pues la necesitaba en grandes cantidades – quiero fresas – Itachi lo miro serio – quiero fresas –repitió caminando hacia la cocina buscando en la nevera hasta que las encontró, las lavo y comenzó a devorarlas como si su vida fuera en ello, Itachi estaba con la boca abierta ¿no acababa de vomitar en el baño?

- Naru – lo llamo pero fue ignorado – deja de comer, estás enfermo.

- Ya me siento bien – dijo sonriendo, asustando a su novio que lo encontraba cada día más extraño.

- Voy a salir un momento – le dijo acercándose a la puerta.

- ¿Y donde se supone que vas? – ahí estaba el tono desconfiado y acusador de Naruto.

- A visitar a mi amante – dijo con media sonrisa y se largo antes de que algo se estrellara contra su cabeza. Tenía que salir de la duda, si lo que pensaba no era cierto iba a amarrar al rubio para llevarlo al hospital, y si estaba en lo correcto con sus suposiciones haría lo mismo pues era importante que un médico lo revisara, con las manos en los bolsillos y masticando una goma de mascar que lo ayudaba a dejar el cigarrillo camino hacia la farmacia más cercana a su hogar, no tardo más de media hora en regresar y se encontró a Naruto revisando sus cosas como hacia siempre que podía buscando alguna evidencia de su supuesta infidelidad, al principio se había molestado por tanta desconfianza pero luego comprendió que la situación superaba a Naruto y no podía controlarse así que se armaba de paciencia y lo dejaba ser – amor – lo llamo y Naruto lo miro asustado al verse descubierto - ¿Encontraste lo que buscabas? – le pregunto divertido por las reacciones de su novio, Naruto no sabía mentir era tan transparente y le encantaba ver como se desesperaba por encontrar una excusa.

- Esto – dijo mirando a todos lados – si, buscaba algo para leer – tomo lo primero que encontró, Itachi sonrió de lado y se acerco a él.

- Bebe, si querías aprender cosas pervertidas me preguntas a mí, no tienes por qué leer esas revistas – el rubio observo con horror lo que tenía en la mano notando que era lectura para adultos, muy pero muy explícita, la arrojo al piso como si quemara y se alojó avergonzado. El Uchiha tomo la revista y comenzó a hojearla – no sabía que te interesaba el sado, amor- Naruto estaba rojo - ¿Quieres que te amarre a la cama y te castigue?

- Itachi, yo – el retrocedía y el azabache avanzaba hasta que una pared lo detuvo.

- Porque a mí me encantaría – le susurro al oído – además pienso que te lo mereces, haz estado portándote muy mal últimamente.

- No Ita – quería meterse dentro de la pared, se sentía amenazando y muy excitado – yo no buscaba eso.

- No lo sé, no lo sé – negaba divertido el varón mientras comenzaba a acariciarlo – ahora me dieron ganas de ponerme malo contigo – le lamio el cuello sacándole un gemido – y creo que tú también tienes ganas – Naruto se mordió los labios y asintió levemente para placer de su novio que divertido se alejó – desvístete – ordeno con la voz dura – vamos a comenzar tu adiestramiento – Naruto se sonrojo y observo como el mayor sacaba de su armario una caja que tenía cerrada con llave – anda no me hagas repetirte las cosas – el rubio temblando de la emoción y el deseo se desvistió para su novio que lo observaba complacido – ven aquí – le indico y el obedeció – antes que nada vamos a establecer la palabra de la seguridad.

El Pecado de ser DoncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora