Hye Rim se acercó a Hongbin colocando un brazo en su hombro derecho, con algo de coquetería.

—... Lo que es perfecto ¿no crees? — mencionó ella sonriéndole de lado.

Dando un paso más cerca de Hongbin, Hye Rim comenzó a invadir su espacio vital mientras que él luchaba por deshacerse de su cortejo bastante pronunciado.

— Estoy segura que a nadie le importara si nosotros salimos un poco más tarde — le dijo abiertamente casi tocando sus labios.

— Y a mí me encantaría, pero justo acabo de recibir una llamada de mi hermano, y ya que saldremos temprano seguramente le pida que venga a buscarme.

— Pero no seas así, juntos podremos divertirnos mucho.

Hongbin sonrió mostrándole sus hoyuelos y casi dio el grito en el cielo, cuando Hye Rim lo tocó de forma libidinosa en sus partes nobles. Pero entonces, la voz de Rina otra de las asistentes, hizo que se separaran de inmediato.

«Gracias a Dios» Hongbin, pensó.

Hongbin se apresuró a abrir el camerino, dejando salir a Hye Rim — quien por cierto no parecía muy contenta por la interrupción — primero, antes de atender las indicaciones de Rina.




* * *




Sintiendo sus cabellos revolviéndose por el viento que dejaba pasar su auto deportivo, Hongbin llegó a su departamento. Estaba no solo cansando físicamente, sino también mentalmente, ya que el mantener siempre una sonrisa en sus labios era parte de su trabajo como actor. Y el que a la salida del set de grabación se topara con una pequeña multitud que gritaba su nombre, lo hizo detenerse más de lo usual para firmar algunos autógrafos y tomarse una que otra fotografía.

Pero tan solo el cruzar el umbral de su departamento, dejaba de ser el actor Lee Hongbin, un muchacho soltero, asediado por cuanta mujer se topara en su camino — las cuales quedaban rendidas bajo sus encantos con tan solo sonreír — y con una de las carreras más prometedoras de todos los tiempos. Para ser solo Hongbin, un chico que quería amar y ser amado con la misma intensidad que él lo hacía.

— Otra vez, no vas a venir a dormir ¿Por qué ya no me sorprende? — habló consigo mismo al notar la cama de su habitación completamente vacía.

Se quitó el abrigo que traía puesto y con algo de enojo y frustración lo aventó al suelo. Revisó una vez más su teléfono móvil, para toparse con la realidad de la decepción porque aún no tenía contestación.

—... ¿Y tampoco piensas responderme?... Bien, después no te quejes cuando te haga lo mismo.

Con demasiada parsimonia se quitó el resto de la vestimenta que cubría su cuerpo y fue a tomar un baño, necesitaba poner sus pensamientos en orden y descansar de su aparente vida perfecta.


A la mañana siguiente la alarma hizo lo suyo para despertarle, caminó hasta el baño y después de ducharse rápidamente, bajó a la cocina en donde solo desayunó algo de cereal con fruta, tenía que cuidarse ya que tampoco podía darse el lujo de engordar, si es que quería seguir manteniendo su escultural cuerpo de tableta de chocolate. Condujo al set de grabación con una mentalidad renovada, Hongbin sabía que no podía desconcentrarse, porque eso no solo le costaba un fuerte regaño del director, sino el atraso del trabajo de cerca de 60 personas.

— Buenos días, señor Lee — lo saludó el portero del edificio dejándolo pasar a la brevedad.

— Buenos días — respondió él con un simple asentimiento de cabeza.

Avanzó hasta su lugar preferencial en el estacionamiento y quitándose las gafas de sol, hizo su camino hasta el set de grabación número cinco.

El ambiente dentro del lugar era un total caos — como siempre —, gente caminando de aquí para allá, moviendo utilería, arreglando luces y dejando todo como lo indicaba el director o el floor manager. Saludando a todo aquel que se topaba con él, Hongbin se dirigió hasta su camerino, el cual no solo era el más grande sino que también se encontraba al fondo del lugar al lado de un gran montacargas, que era utilizado muy de vez en cuando para mover los techos de utilería.

Una vez dentro, Hongbin tomó un hondo suspiro, colocando toda su concentración en un punto fijo al frente del espejo — mientras se perdía en los pensamientos que se arremolinaban en su mente de nuevo —, dejando totalmente de lado el ajetreó del resto de personas que se encontraban en su camerino. Minutos más tarde, una de las estilistas y maquilladoras se acercó a él y extendiendo una gran cantidad de maquillaje frente a Hongbin, comenzó su trabajo, preparándolo para la siguiente escena que tenía que realizar.

Cerca de 20 minutos después, el llamado del floor manager se hizo presente dentro del camerino, provocando que todos se congelaran brevemente, debido a que la grabación de la primera toma se había retrasado y todo porque Akiko, aún no se había presentado.

— Ay, esa niña, todavía no entiendo cómo es que aún consigue trabajos de esta magnitud, si yo fuera su representante o su madre, le diría un par de cosas — comentó la chica que terminaba de darle los últimos toques al peinado de Hongbin.

— ¿No crees qué estás exagerando? — preguntó él fingiendo seriedad, ya que él pensaba justamente lo mismo.

La chica enrojeció, había hablado en voz alta sin darse cuenta que Hongbin la había escuchado perfectamente.

— Lo siento yo...

— Solo espero que no digas eso de mí... — la interrumpió — cuando llegue tarde.

— Pero cómo crees, tú siempre cumples a la perfección, ya me encantaría seguir trabajando contigo alguna otra vez — respondió apenada, sintiendo como el color tomaba sus mejillas.

Hongbin le sonrió y ella casi sintió que las piernas se le hacían de gelatina. Se suponía que era una profesional que llevaba haciendo el mismo trabajo por casi cinco años, pero es que Hongbin tenía ese efecto en casi todas las personas que lo llegaban a conocer, y el que fuera demasiado guapo para ser legal, no ayudaba mucho.

La conversación se vio interrumpida por el reflejo en el espejo de alguien que Hongbin conocía muy bien. Hyuk había entrado al camerino a buscar precisamente a la chica que lo atendía, para que arreglara a Akiko. Sus miradas cruzaron por escasos segundos, hasta que fue Hyuk el que la desvió, hablando con Nina la maquilladora.

Sintiendo cierta culpabilidad en su interior, Hongbin se levantó de su lugar y apresurándose a tomar del brazo a Hyuk, detuvo su andar antes de que este se perdiera en el cúmulo de gente que iba y venía.

— Dile que tenemos que hablar — fue todo cuando dijo antes de soltar al menor y continuar como si nada su camino.














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Hola.

Comenzamos nuevamente con una de mis couples favoritas, espero que les guste esta historia.

Y sin nada más que agregar:

Muchas gracias por leer.

Invisible [HyukBin]Where stories live. Discover now