39. Eclipse lunar

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Sentía como flotaba en medio de la oscuridad, un pasillo eterno sin salida, perdida entre lo que no podía ver ni apreciar. La desesperación me estaba comenzando a ahogar. ¿Así era como se sentía morir? ¿Qué sucedió con el coro de ángeles celestiales si ibas al cielo o las llamas del infierno? Ya estaba pensando que ese sería mi verdadero hogar, teniendo en cuenta que era una elemental de fuego, aunque sabía que ese no sería el verdadero infierno. Cada cual tenía su propio infierno personal donde revivían una y otra vez sus experiencias más espantosas, alimentándose de su propio sufrimiento. Sin embargo, ¿ese sería mi infierno personal? ¿Una oscuridad inmensa?

De repente, una luz brillante apareció al fondo del pasillo y me dirigí hacia ella con lentitud. Cada paso que daba era temeroso y cuidadoso. Me daba miedo dar un paso en falso y que la tierra se abriera bajo mi peso, tragándome hacia algo peor. Mi respiración era un poco errática, pero agradecí mentalmente que ya no doliese.

Al alcanzar la luz brillante, me di cuenta de que no se trataba de una fuente de iluminación, sino de una enorme habitación blanca. En el centro de esta estaban las tres tinas de Allison, Scott y Stiles, y al fondo, muy al fondo, se encontraba el Nemeton. Un pedazo de árbol cortado con raíces prominentes.

Caminé hacia las tinas y di un respingo al ver que los tres salieron del agua, buscando el aire. Vi las miradas confusas de los tres al verme allí junto a ellos, pero ninguno hizo algún comentario al respecto, sino que se pusieron de pie y los cuatro caminamos hacia el Nemeton.

Scott levantó la manga de su camisa y tocó su tatuaje, cayendo en cuenta que lo que había trazado con sus dedos en el verano —los dos círculos— eran básicamente el Nemeton. Confundido, llevó su mano hacia el tronco y sentí que me halaron por los pies hasta llegar a la reserva de Beacon Hills. Supe que ese era el lugar por la forma de los árboles y la oscuridad que nos rodeaba. Por alguna razón, me encontraba solamente con Scott.

Ambos estábamos demasiado confundidos con lo que estaba sucediendo en este lugar, pero no teníamos tiempo de hablar o cuestionarnos, solo esperar a ver cómo era que funcionaba este ritual antiguo de Deaton.

— ¿Estás bien? —escuché la voz de Scott, sin embargo, no había sido él quien me había hablado, sino que la voz sonaba desde el medio de los árboles.

Nos miramos entre nosotros, frunciendo el ceño.

Estoy bien. ¿Qué demonios ha sido eso? —escuché mi propia voz.

Entonces comprendí. Estábamos en la noche que mordieron a Scott. Yo había sido la única que había estado con él en ese momento.

No lo sé.

Nos acercamos entre los árboles y pudimos ver a nuestros yo del pasado buscar algo en el suelo. Fue ahí cuando me topé con el cadáver y me vi tropezar con una rama, perder el equilibrio y agarrar a Scott de la sudadera. La caída había provocado que mi pantalón favorito se rompiera en el área de las rodillas, en ese momento de mi despiste por mis rodillas raspadas, el alfa se abalanzó sobre Scott, mordiéndolo. Mi yo del pasado actuó, agarrando un trozo de una rama para golpearlo y sacárselo de encima.

Me eché hacia atrás, sorprendida y un poco confundida al presenciar toda la escena desde otro punto de vista. Choqué con algo y casi repito la escena que acababa de ver, al agarrar el brazo de Scott. Gracias a sus reflejos de hombre lobo, él me sostuvo y evitó que cayera.

Había tropezado con el Nemeton.

Oh, por Dios.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Where stories live. Discover now