27. Otro inocente

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El ruido de una alarma me despertó y sentí a Derek ponerse de pie de la cama con rapidez, dirigiéndose directamente hacia una de las columnas para apagarla. Me puse de pie también, pero no me dirigí al mismo lugar que Derek, sino que mis ojos se fijaron en el ventanal donde se podía ver el símbolo de la manada de alfas pintado en negro sobre los cristales.

Un nudo se formó en mi estómago. Todo el ambiente romántico y dulce que Derek y yo habíamos tenido la noche anterior se había roto por completo gracias a la realidad que nos rodeaba. Él seguía siendo un blanco de la manada de alfas e iban a ir tras él, justo como Ethan nos advirtió.

— ¿Qué significa? —Escuché la voz de Cora en el loft.

Casi me sentí avergonzada de estar en el mismo lugar que ella mientras vestía la camisa de su hermano. Era incómodo —bastante— y tenía ganas de marcharme de allí para ocultarme, pero el hecho de que yo hubiese pasado la noche con Derek no era muy relevante en estos momentos. Lo que importaba en realidad era el mensaje que habían dejado los alfas para él; para nosotros.

— Significa que vienen —dijo Derek—. Esta noche —añadió.

Apreté mis labios en una fina línea. No estaba para nada conforme con el hecho de que fuesen a venir los alfas esta misma noche a matarlo. Apenas acababa de recuperarlo como para tener que perderlo nuevamente.

— No pienses en ello —pidió Derek, acercándose a mí.

Fruncí mis labios en una mueca.

— ¿Cómo no quieres que no lo haga, Derek? —cuestioné, negando con mi cabeza.

Era difícil.

Yo no había manejado muy bien cuando casi lo perdí unas noches atrás. Mi inestabilidad mental de ese momento fue demasiado y no creía ser capaz de soportarlo dos veces. Sería demasiado. No podía permitir que eso sucediese, sin importar lo egoísta que sonase.

— Ve a la escuela, Scarlett. Puedo manejar esto —aseguró.

Lo miré sin creerme sus palabras. Estaba claro que él no podía manejarlo. Si Kali iba tras él, era obvio que no vendría sola y Derek solo quería evitar que yo estuviese en el loft porque así no podían utilizarme en su contra.

— Derek —pronuncié su nombre en un tono de advertencia.

— Ve —pidió, depositando un beso en mi frente.

Reprimí mis ganas de gruñir de frustración y comencé a cambiarme para ponerme mi ropa normal antes de salir del loft a regañadientes. No quería irme, pero Derek sería capaz de cargarme fuera para obligarme a estar fuera cuando Kali y los alfas llegaran, aunque apenas comenzara el día.

— Tú no vas a ir a la escuela, ¿no es así? —escuché la voz de Cora una vez me encontraba caminando hacia mi auto.

Volteé a verla con una ceja arqueada.

— De hecho, sí iré —admití—. Pero antes debo hacer unas llamadas.

— ¿Llamadas?

— Sí, ya sabes, esas que haces con el teléfono —comenté, buscando mi teléfono en los bolsillos de mi chaqueta.

Cuando lo encendí pude ver muchas llamadas de parte de Payton. Quizá había olvidado llamarla para dejarle saber que le haría una pequeña visita a Derek ayer. Había sido una decisión bastante apresurada para mi gusto, aunque no me arrepiento. Fue una muy buena reconciliación y estaba feliz por ello. Sin embargo, la preocupación reinaba en estos momentos.

— Sé lo que es una llamada, Scarlett. No soy una salvaje —masculló.

— Llamaré a Boyd y a Isaac —le notifiqué—. Ellos protegerán a Derek.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Where stories live. Discover now