36. Bilinski y Clayton

Start from the beginning
                                    

— ¿Desde cuándo lo sabes? —interrogó, refiriéndose a sus sentimientos por mí.

— Había estado notando tus leves pistas, Stiles, pero cuando realmente lo supe fue la noche del motel —respondí de forma sincera. No quería tener esa conversación, pero era necesaria—. Mira, Stiles, no quiero herirte. Eres uno de mis mejores amigos, lo sabes, ¿verdad? Los tres fenómenos —le recordé, sonriendo un poco—. Pero creo que nos hemos confundido mutuamente entre las atenciones que recibíamos de parte del otro y nos terminamos hiriendo.

— Lo sé, lo sé, estás con Derek ahora y toda la cosa —comentó, rascando su cuello.

— Creo que hay alguien que te merezca y viceversa, pero ese alguien no soy yo, Stiles. Lo verás algún día —le aseguré—. Y no te creas que cambiaré mi trato contigo por esto. Sigo siendo tu amiga y puedes contar conmigo para lo que quieras y necesites.

Stiles asintió, su expresión estando un poco triste, pero aliviado de que nuestra amistad pudiese segur siendo la misma. Ambos podíamos ser lo suficientemente maduros como para aceptar que los sentimientos románticos van completamente separados de la amistad en general, y que eso es lo que debíamos proteger. Seguíamos siendo los tres fenómenos, aunque Scott estuviese en el bando de los malos por intentar protegernos a todos.

Lo íbamos a recuperar, de eso no me cabía duda. Teníamos que hacerlo.

Ambos nos sentamos en la sala de espera cuando comenzaron a llegar los agentes del FBI inspeccionándolo todo. Uno de ellos me parecía demasiado familiar y los recuerdos azotaron mi mente. Las peleas entre él y Melissa. Era el padre de Scott.

— Perfecto —susurró Stiles con sarcasmo.

Rafael McCall caminó hacia nosotros y tuve ganas de hundirme en mi asiento para que no se percatase de mi presencia. La última vez que nos habíamos visto, él había estado borracho y me había atrapado espiando una de sus discusiones con Melissa antes de que ella lo echara de la casa.

— Un Stilinski y una Brann en medio de todo este lío. Qué sorpresa —habló de forma irónica—. ¿Podrían responder algunas preguntas sin su habitual nivel de sarcasmo?

— Si tú preguntas sin tu habitual nivel de estupidez —propuso Stiles.

Rafael sonrió de manera falsa. No le había gustado en lo absoluto que Stiles le respondiese de esa forma.

— ¿Dónde está tu papá, y por qué nadie puede contactarlo? —preguntó, dirigiéndose a mi amigo.

— No lo sé. Hace horas que no lo veo —respondió Stiles.

— ¿Qué hay sobre ti, Scarlett? Ya que siempre estás metida en todo, ¿has visto al sheriff?

Encogí mis hombros.

— No lo he visto desde la última vez que lo vi —dije.

Rafael lució exasperado.

— ¿Está bebiendo de nuevo? —preguntó.

— ¿Cómo 'de nuevo'? Nunca tuvo que dejarlo —espetó Stiles.

— Pero tuvo que moderarse. ¿Está bebiendo como antes? —insistió.

Fruncí mi ceño.

— ¿Está usted bebiendo de nuevo, agente McCall? —cuestioné cruzando mis brazos. No me gustaba el tono que estaba utilizando contra el sheriff—. Ya no tiene una esposa que lo eche a la calle para que se modere, ¿cómo lo anda sobrellevando?

Rafael apretó sus labios en una fina línea y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón en un gesto de enfado.

— Mira, la próxima vez que lo vea le haré una prueba de alcoholemia —dijo Stiles—. Recitaremos el alfabeto. Desde el JO hasta la D y T.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Where stories live. Discover now