33. No tan rápido, perra

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Jennifer me miró como si mi pregunta le hubiese ofendido.

— No dije eso, Scarlett.

— No lo sé. A usted le gusta inferir mucho sobre las personas basándose en rumores viejos —espeté con falsa inocencia. Estaba casi segura de que Jennifer se encontraba pensando en los viejos comentarios de los estudiantes que decían que Lydia se había convertido en la loca del pueblo.

Lydia me agarró del brazo para que me callase y dio un par de pasos hacia el frente.

— De acuerdo, bien. Soy psíquica —habló.

— ¿Eres psíquica? —inquirió la señorita Blake con una sonrisa de incredulidad.

Si no llamaba a la policía, tal vez terminara llamando a Eichen House porque pensaba que Lydia había perdido la cabeza.

— ¡Soy algo! —exclamó mi amiga.

El tono desesperado de su voz me quebró el alma porque yo era la única que podía comprender lo mucho que fastidiaba no saber lo que eras. Yo lo descubrí hace meses ya, pero Lydia continuaba en el limbo. Tal vez no nos habíamos esforzado lo suficiente en descubrir lo que es porque ella nunca presentó muchos rasgos o características que la llevaran a ser algo sobrenatural. Solo parecía encontrar todos los muertos, además de escuchar voces de personas que no se encontraban —incluso de muertos— y eso era lo suficientemente escalofriante.

¿Qué eres, Lydia?

Miré el pizarrón una vez más, intentando descifrar la conexión entre una policía y un profesor de historia. Tenía que haber algo más, pero, ¿qué?

* * *

Para el momento en el que me encontraba saliendo de la escuela para dirigirme al loft de Derek, recibí una llamada de Stiles. En un principio decidí ignorarla, pero luego mi teléfono comenzó a vibrar sin parar al recibir una tonelada de mensajes de parte de Payton. Maldije en mi interior antes de responder la llamada.

— ¿Qué sucedió ahora? —pregunté.

— Hay algo mal con Cora —anunció con rapidez. Mi corazón se detuvo de golpe porque, aunque la hermana de Derek me detestara, seguía siendo alguien de suma importancia para él—. Acabamos de llegar al hospital.

— ¿Hospital? —La pregunta salió de mis labios antes de que pudiera controlarla.

Cora era una mujer lobo, ¿no se suponía que eso la ayudaría a sanar de todo? Usualmente no solíamos llevar a los hombres lobos al hospital por dos razones: no lo necesitaban, y siempre que llevábamos a uno, las cosas terminaban extremadamente mal.

— Sí. Estábamos intentando de convencer a mi padre de que todo este lío sobrenatural es real, cuando se desplomó en el suelo y la herida de su frente volvió a sangrar —explicó Stiles.

— ¿Dónde está Payton? ¿Ya le avisaste a Derek?

Entré al auto y busqué las llaves para poder encenderlo y, de esa forma, poder ponerme en marcha hacia el hospital.

— Payton está aquí conmigo y sí, bueno, ella le avisó —respondió.

Suspiré, aliviada de no tener que ser yo quien le dijera las malas noticias a Derek. Lo menos que quería era ser la persona que le causara dolor. Cora era lo único que Derek tenía. Peter apenas cuenta en la ecuación, teniendo en cuenta que fue él quien asesinó a Laura en primer lugar.

— Estoy en camino.

Presioné mi pie contra el pedal de la gasolina y conduje lo más rápido que pude —incluso infringiendo la ley en algunos casos— hacia el hospital. Tan pronto pude llegar y encontrar un aparcamiento, entré y me topé con Stiles, quien discutía con su padre. Era la primera vez que veía al sheriff tan enfadado.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Where stories live. Discover now