No lo hago por ti

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Les costó demasiado tiempo hacerse a la idea de que los juegos ya empezaron, Arsinoe, la hermana de Ahkmenrah también estaba ahí, en el segundo que le tomó volver a si misma y tomar conciencia de la situación, ya ya la había tirado al suelo, Arquimea se encargó de dejarla inconsciente y hacerle beber una poción para que pareciera muerta.

Logré tirar a dos mujeres robustas más con el mismo procedimiento. Al menos ya quedaban 17...fue allí cuando todas se pusieron en modo de batalla y en acuerdo colectivo fueron por mí como si persiguiesen a una fiera por domar.

Corrí con todas mis fuerzas hasta el final del campo de batalla, puse la espada en su vaina y la vaina en mi hombro, salté hacia el piso procurando no caer parad o me rompería los tobillos, sin embargo mis piernas se llevaron un buen golpe, mientras el dolor pasaba me obligué a arrastrarme hasta llegar a un cofre misterioso, lo abrí y allí encontré dardos venenosos. Excelente momento. Cogí unos cuantos y empecé a disparar a diestra y siniestra, dos cuerpos cayeron junto a mí...maté a dos mujeres...espera ¡¿QUÉ?! MATÉ A DOS MUJERES. Algo se removió dentro de mí y quise acostarme a llorar en ese preciso instante, yo no era una asesina, hacía esto por el plan que teníamos de...de...

-¡Uh!-me quejé de repente mientras un dolor horripilante se extendía por mi brazo derecho Ardía, quemaba...

-¿No que muy buena cariño?-se burló una mujer realmente hermosa sonriéndome, se dispuso a apuñalarme de nuevo en el mismo brazo, pero por supervivencia me quité de allí, saque mi espada y fácilmente la derroté.

-Excelente diría yo..."cariño"-respondí, le hice una fea cortada en la mejilla cegada por la rabia y me largué de allí, tuve que trepar la pared por una pequeña escalerilla, ya no sentía el brazo, estaba por completo adormecido y la sangre salía a montones. Apenas levanté la cabeza una flecha silbó por mi cabeza, me fijé que la lucha continuaba y no me había refugiado, dos mujeres más me vieron y dejaron la lucha que mantenían por venir hacia mí. Salté de la escalera enseguida y me arrepentí al mismo tiempo. Esguince de tobillo.

Mierda. Entonces me fijé en mi cubículo del suelo, el cofre de armas aún estaba ahí, pero más allá, relegado en una esquina se encontraba algo de agua y pan, me acerqué enseguida y puse agua en mi herida del brazo, no tuve más opción que arrancarme la camiseta y vendar el corte, las otras chicas estaban bajando dificultosamente, pero ya llegaban, por suerte tuve la precaución de esconderme bien para que sus flechas no me alcanzaran. Claro que compartía el lugar con tres cadáveres más, pero era el menor de mis problemas por el momento. Mis tobillos me estaban matando. Las dos chicas finalmente llegaron. ¡Mierda! ¿Qué iba a hacer ahora? Ya no había dardos...

De repente una campana sonó muy fuerte, las dos chicas gruñeron enojadas, pero cambiaron su postura ofensiva por una relajada y me miraron con cierto odio.

-¿Qué pasa?-pregunté torpemente.

-El límite de muertes por día ha sido alcanzado, la lucha continuará en la noche-explicó.

-Es decir que...

-Si que serás tonta, ahora nadie puede luchar, tienes tiempo para curarte, comer o dormir, pero todo dentro de este campo de batalla.

Las chicas volvieron a subir por la pared y se marcharon, husmeé por mi territorio, me comí el pan, pero terminé por marcharme yo también. 

La herida del brazo aún quemaba, y los tobillos ni se diga, tuve que gatear por las paredes, en cada cubículo había un complemento nuevo. Yo solo buscaba medicinas en algún punto mi mirada se cruzó con la de Ahkmenrah, lo miré con rabia, rabia que en realidad era dirigida a mí misma por este estúpido plan que creé. El simplemente me regresó la vista con...lástima.

Eso sí que me hirió.

Por fin encontré las medicinas y bajé. La adrenalina terminó de hacer efecto y se marchó tal y como había llegado. Me senté en el suelo y lágrimas resbalaron por mis ojos, no de tristeza, sino del ardor del alcohol sobre la herida. ¿En qué estaba pensando? Me regañé por haber permitido ese absurdo plan. No hubo señales de Arquimea por ningún lado. Controlé las hemorragias, puse mis tobillos en su sitio o al menos eso intenté creo que sin muchos resultados. 

Estaba agotada y el sol de medio día me daba directo a la cara. 

Me apoyé en la única pared en la que tenía algo de sombra, me quedé dormida al instante sin querer. 

*Track-track*

Fue el sonido que me hizo despertar acompañado de un dolor fatal en el tobillo. Iba a gritar, pero una mano me tapó la boca. Abrí los ojos al instante y me encontré con los de Ahkmenrah. 

Lo observé por un segundo y a mi memoria vino aquella mirada de lástima, tuve ganas de llorar, pero en vez de eso me aparté de él bruscamente con dolor.

-No lo intentes, la medicina está actuando, tienes media hora para que la lucha comience de nuevo, debes recuperarte pronto porque van a por ti.

-No quiero tu ayuda de mierda-le respondí brusca y sin moderar mi lenguaje-. No quiero nada que venga de ti, vete al jodido infierno y no vuelvas.

-¿Y con esa boca besas a tu mamá?

-Con esa boca te besé a ti-dije sin poder contenerme y empecé a llorar sin razón aparente, mis emociones estaban revueltas y en sus puntos máximos, las lágrimas brotaban como manantiales.

Ahkmen se quedó mirándome sin saber muy bien qué hacer, pronto se acercó a mí e intentó abrazarme pero yo lo aparté suavemente, de todas formas él me abrazó, me porté reacia.

-No lo hago por ti. Estos estúpidos juegos, no lo hago por ti.

-¿Ahora me confesarás que era solo una distracción para derrocar a mi padre?

Me asusté tanto que dejé de llorar, me aparté de su cuerpo y vi en sus ojos cierto aire de burla.

-El plan se desmoronó cuando Menes te vio entrar aquí, quería hacer todo por salvarte, ahora están bajo rejas de nuevo.

Iba a replicar, pero opté por el silencio, no le dije nada, ni siquiera lo miré. 

-¿Cleopatra?

-Lárgate. No te quiero ver.

Era más bien por la verguenza que me produjo conspirar en su contra que por el propio hecho de no querer verlo...¿quién no desearía tocar esos músculos calientes y firmes...ese pecho tan...? ¡Cleopatra, concéntrate! 

-Estás en esto por mi culpa al fin y al cabo, al menos déjame cuidar tus heridas...siguió con mi tobillo mientras yo lloraba incontrolablemente...y de pronto supe el porque de tantas emociones mezcladas, hoy era el día preciso en que me tocaba la regla. ¿Es broma verdad? Me dije a mi misa y reí un poco, tantos momentos melodramáticos porque hoy me visitaba mi pequeña amiga para decirme que no estoy embarazada...

Reí un momento.

-¿Te encuentras bien?-preguntó Ahkmenrah confundido.

-No lo entenderías-respondí.

Sonó la campana de nuevo, los juegos empezarían en cinco minutos.

Ahkmenrah se acercó a mí y no lo detuve, me dio un tierno beso en la frente y luego en los labios.

-No mueras por favor. Te quiero conmigo por el resto de nuestras vidas. Te amo, Cleo, te amo.

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now