La profecía

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La caminata me dejó agotada, al llegar ya casi no tenía fuerzas. Mientras los soldados descansaban me escabullí, cubriéndome bien del centinela que estaba en guardia. 

Entré a Grecia por aquella peligrosa cumbre por la que una vez salí con Angelo. Grecia también estaba armada para la guerra, tuve que evitar que me mataran, pues en cuanto me vieron poner un pie dentro del lugar, y al observar que todavía tenía algunas vestiduras del ejército enemigo una flecha voló a unos centímetros de mi cuello y muchas espadas se posaron a mi alrededor, logré salir de peligro luego de quince minutos tratando de razonar con ellos. 

Cuando me dejaron pasar, fui a ver a Killa directamente.

-El ejército ya está preparado, van a atacar al amanecer-avisé apresurada.

-Demonios

-Estamos preparados-dijo el rey-, no voy a perder a Killa, y tampoco voy a hacer que Grecia desaparezca.

Se veía furioso y es que era de esos pocos que entendían lo que es amar a alguien. Es irónico que los hombres deban perder a aquel apoyo que siempre estuvo ahí, para aprender a valorarlo. Imbéciles.

-Cariño-se dirigió a mí, Killa, con voz dulce-. Vamos a tener que solucionar esto las dos. 

Salimos del refugio del rey, engañándolo. Dirigí a Killa hacia en ejército Egipcio. Fue algo gracioso como cuando todos dormían, los despertamos y pusimos orden, Killa tenía un don especial para el liderazgo, a gritos en un minuto, mil hombres estuvieron formando escuadras perfectas.

-Sabemos que están aquí por Ramsés, pero como su reina, les ordeno que vuelvan a Egipto y serán perdonados, Ramsés tendrá prohibido ejecutarlos por no cumplir sus mandatos, están bajo mi protección si cumplen esto.

En un momento de incertidumbre, pensé que la cabeza les iba a explotar, sin embargo, todos conversaron entre ellos.

-¿Crees que funcione?-pregunté, confundida.

-Ésto es solo una distracción, quiero desenmascarar a Ramsés.

De pronto todo el escuadrón se formó e hicieron pública su decisión, seguirían en batalla.

-Bien, veo que han elegido. Iré con mi esposo, rey de Grecia...

-¡¡¡¿¿¿TU ESPOSO???!!!

-¡Ah, mira! Ya encontré a Ramsés.

Salió de entre las filas el gran Faraón, con su armadura de batalla y una cara de enojo única. Tomó del brazo a Killa, y la sacudió, mientras le gritaba que como era posible que su esposo fuera él. Entonces Killa se zafó del agarre, y golpeó a Ramsés, sacó una de sus espadas y lo reto. Ramsés se quedó boquiabierto. ¡Una mujer, retándolo! Eso era imposible, ¿qué le pasaba al mundo últimamente? 

-¡¡¡Vuelve a tocarme y tu cabeza va a rodar por el suelo!!!-gritó Killa. Todo el mundo se intimidó al instante, Ramsés no dio indicios de reaccionar hasta después de un buen rato, pero finalmente retrocedió y se tomó en serio la amenaza de su esposa.

-Cariño, lo lamento. Baja eso, puedes hacerte daño.

-No me hables como si no supiera manejar una simple espada-volvió a gritar Killa-. Sé lo que hago, cómo lo hago y por qué lo hago. 

-Tú ganas, amor, tú ganas, solamente quiero hablar. 

-¿Ahora? ¿Para qué? ¿Piensas que de nuevo voy a caer en tus mentiras?

Entonces una mano me cogió por la cintura y me tapó la boca. El olor varonil me dijo que se trataba de Ahkmenrah. Mis habilidades no eran excelentes como las de Killa, pero algún día tomé clases de esgrima y kick boxing. Me mantuve quieta y cuando bajó la guardia, ataqué, me solté rápidamente y cogí un puñal que llevaba escondido, Ahkmenrah me miró con sorpresa.

-¿Tu también? Mira, Cleopatra, solo quiero mostrarte algo importante, creo que eres más importante de lo que crees y de hecho, todas estas civilizaciones bajo tierra dependen de ti, me sorprendió lo que oí, pero no me dejé llevar tan fácilmente, hasta que Killa, me lanzó una mirada, iba a entrar con Ramsés a un lugar para hablar, yo me fui con Ahkmen. Sacó un libro, no supe de donde, en verdad se veía asustado. Al abrir en la página correcta, me mostró una cita textual.

"Las raíces humanas deben permanecer, cuando el futuro esté perdido, aquello antiguos les recordarán quienes son y de donde vienen. Pero no todo puede ser tan fácil, y como es de saber, la mujer es el más inteligente de los seres, es por ello que un alma reencarnada ya miles de veces, deberá tomar una decisión.

Con un amor, que es la fuerza más poderosa de éste mundo, deberá quedarse. Pues bien, si al incorrecto elige se verá aplastada por la caída de la historia, pero si con el correcto ve, ésta permanecerá otro milenio más."

Se me erizaron los bellos. Los sueños que había tenido empezaban a cobrar sentido. Aquellos en los que me decían que ésta era mi última vida, que si elegía mal, todo este mundo subterráneo se perdería para siempre. Nunca lo vi tan real. 

Hasta ahora.

Con miedo me volví hacia Ahkmenrah, esperando encontrar respuestas en él, la furia se había disipado ya.

Ni por un segundo lo pude ver, pues sentí su cálidos y extraños labios sobre los míos en un beso tierno, antes que apasionado, lo disfruté, pero a la vez tenía ganas de sacarle los ojos a Ahkmen por ser tan idiota. 

-No sé si yo sea tu elección correcta, pero te quiero, como nunca he querido a alguien

-Mira Ahkmen..., hace muy poco que nos conocemos y...

-¡Yo no lo siento así! Es cómo si en mis vidas pasada te hubiese visto, como si me hubiese...

-Enamorado de ti y compartido contigo-completé.

-¿Ves? Tú también lo sientes, soy la única y mejor opción para que todo esto prevalezca...

-¡¡¡Claro que no!!!-gritó la vez de Ramsés a mis espaldas, regresé a verlo y descubrí que estaba herido, seguramente había provocado a Killa-. Es peligrosa, muy peligrosa, todo será más fácil si no vive...

-¡Padre! La profecías nunca se incumplen, pude irnos peor.

-Tonterías...¡¡Guardias!! Espósenla y llévenla al calabozo, en una semana será su ejecución.

Killa salió de algún lugar y gritó, se tiró hacia Ramsés. 

No pude ver más, pues alguien me golpeó en la cabeza muy fuerte. Todo me dolía y me daba vueltas. 

Mi último pensamiento fue que sería sacrificada a los dioses y claro que sabía como se hacían esos sacrificios, era lo peor que puede haber.

Una semana de vida.


***

TheGreekEmpress


Enamorada del hijo de un FaraónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora