Cumpleaños

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-Hacen una especie de juegos Olímpicos, ahí se decide quién es apta para el nuevo Faraón, las mejores atletas y competidoras, en todos los sentidos, van a pelear por la mano del hijo del Faraón. Si no lo consigues eres sacrificada a los dioses. En estos juegos (que no son para nada juegos) se derrama sangre, literalmemte, te ponen en un anfitatro con todas las demás candidatas y la última que quede en pie es la vencedora.
Sonaba mal. Era por eso que Ahkmenrah me había ido a buscar, solo hay dos opciones, y decir no, no es una.

Me mantuve callada y seria, no me apetecía hablar o exprsar mi opinión. Pero habría sido maleducada.

-Vaya. Suena interesante.
-Queridas, me voy a descansar. Ya tengo que recuperarme para la gran fiesta.
-¿Gran fiesta?
-Mi esposa ya te lo explicará- se despidió de todos y se retiró a su habitación, la mujer de aquel anciano parecía buena y amable.

-Te has peleado con el hijo del Faraón ¿Verdad?-iba a preguntarle como lo sabía, pero ella se adelantó y dijo-. Pareces algo distante y melancólica, y si algo he aprendido es cuando alguien está en un lío de amores.

La señora me dio la confianza suficiente para contarle todo. No es lo mismo relatarle esto a un hombre que a una mujer. Ella me escuchó y me dijo que hablara con él, si es posible en un hambiente neutral. Y me explicó que mañana era el cumpleaños de Ahkmenrah y eso lo celebran a lo grande cada año, y este sería incluso más especial pues empezarían los juegos para que eligiese esposa y se convirtiera en el nuevo Faraón.

Por una parte aún me sentía enojada por lo que hizo, pero por otra me moría por ir y arreglar todo, pero por hoy, mi orgullo venció y me despedí de la señora mientras me iba a descansar.
* * *
Esa noche tuve un sueño extraño, estaba en un lugar que realmente no conocía, me di cuenta de que tenía a un niño pequeño cogido de la mano, se parecía mucho a a Ahkmenrah, tenía su boca y su nariz, pero también se parecía a mi, tenía mi color de piel y mis ojos.

De pronto, de algun lugar de la habitación salió Ahkmenrah y vio al niño y empezó a hablar con voz dulzona.

-Ven cariño, ven aquí.

El niño fue hacia él y Ahkmenrah lo marcó mientras se dirigía a mí y me dicia sonriendo.

-Que hermoso es nuestro hijo.
Me levanté sobresaltada.
¿Nuestro hijo? ¿Cuándo? ¿Cómo? Supe que pensaría en eso todo el día, pero por el momento no quería volver a dormir. Me levanté y al ver que aún amanecía y que nadie se había despertado, salí de la casa y caminé un poco.

Un poco más tarde volví a mi habitación y a pesar de que no era de día, ya todos se habían levantado. Cada quién corría de un lado al otro mientras se ponía su mejor atuendo para ir a la fiesta del hijo del Faraón. Yo solo observaba, pues no tenía ropa y en la maleta que había sacado del cuarto de Ahkmenrah había solamente dos extrañas y valiosas joyas, ambas de mujer, un collar largo y algo grueso de oro y con un gran diamante en la punta, y un anillo pequeño que parecía de compromiso. Sea lo que fuere lo tenía que cuidar.

La esposa del anciano me prestó una ropa que parecía traida de la superficie, más bien era de la superficie. Me intentó poner un vestido, pero ella era mucho más pequeña que yo.

No me arregle demasiado y salimos de la casa. Por cada lugar que pasaba todos me miraban y es que mientras que los hombres llevaban un elegante atuendo y las mujeres sexys y esplendorosos vestidos, yo traía unos jeans y una blusa de color fuerte.
Sin que me importase mucho, entre al palacio y nos condujeron por un pasillo que llevaba a una sala enorme, en ella había pocas columnas y mucho espacio para bailar, en un extremo estaba serivido un festín con los mejore manjares y había una tarima elegante.

A los lados estaban colocadas varias sillas para todo el mundo, eataba invitada toda la población, pero en ese salón entrarían incluso más personas.

El salón empezó a llenarse, todos iban con su traje super elegante y sus ganas de fiesta y comida, menos yo. No sabía como reaccionaría Ahkmenrah al verme, pero sobretodo espero que no les haya dicho nada a sus padres, estaba segura de que al Faraón no le gustaría mucho que hayan rechazado a su hijo.
La música era la típica árabe, y mujeres y hombres empezaron a bailar, incluso mis amfitriones, mientras yo me quedaba con los niños.

Nadie salia o ponía orden en la fiesta, pero no tuve tiempo de procuparme pues un muchacho bastante guapo me invitó a bailar.

-Parece que no eres de por aquí-instintivamente miré mi atuendo.
-Es que me trajeron a rastras y esta ropa era lo único disponible-reimos juntos, me caía bastante bien, pero no pude hablar más con él, pues entró el padre de Ahkmenrah con su esposa y Arsinoe. Cada quién se fue a su asiento e hizo silencio.

-Esto es extraño, siempre sale también el hijo del Faraón-me susurró el anciano-. En especial hoy que cumple años.

-Bienvenidos a celebrar un año más de vida de Ahkmenrah, futuro heredero al trono...a la vez pido disculpas por su inasistencia, pues se encuentra indispuesto. Pero la fiesta en su honor se celebrará a lo grande y pasado mañana empezaran los juegos para ver quién es la indicada para ser su esposa-Ramsés me miró de reojo, como inquieto, pero no hizo ningún gesto-. Disfruten la fiesta.
Dijo por último y luego se sentó en el centro de la sala. A sus lados estaban su esposa y Arsinoe respectivamente.

Algo se movió dentro de mí y supe que en parte había sido la culpable de que Ahkmen no estuviese aquí.

Antes de que alguien me invitara a bailar, salí del salón rápidamente y ante la mirada de varias personas, me dirigí al cuarto de Ahkmenrah y sin golpear, abrí la puerta.

-Te dije que no me molestes-dijo el cumpleañero. Estaba recostado en la cama de espaldas, la habitación estaba a oscuras-. No voy a ir a la fiesta.
-Pues no pierdes mucho-dije algo tranquilizadora. Él enseguida se dio la vuelta y me observó, por alguna extraña razón sentí el deseo de besarlo como el lo había hecho hace muy poco. Y no me reprimí.

Me acerqué a la cama y me senté en sus piernas, luego me agaché y uní sus labios con los míos que salvajemente se devoraron. El beso era correspondido, nos movíamos rápido y como desesperados.

Esta vez fui yo la que empezó a a acariciarle bajo la camiseta y mis besos bajaron por el cuello.
Su camisa fue historia en poco tiempo, no sé cómo haciamos esto sin parar de besarnos.
En un movimiento imperceptible yo estaba debajo de su cuerpo y él me acariciaba y mi blusa que también pasó a alguna parte del suelo. Iba a sacarme el sujetador, pero me separé de sus labios y le susurré al oído:

-Hoy te voy a controlar yo.

Al parecer eso lo exitó bastante, pues no se percató de reprimir un gemido,  bueno, realmente un grito.

De nuevo estuve yo encima de él...

-Ejem, ejem.

Dijo una voz femenina.

-Hijo. Realmente deberías ir a la fiesta-la sangre y la excitación del momento se me bajó de un solo tirón y a Ahkmen le pasó lo mismo. La madre de Ahkmenrah estaba ahí, parada viéndo una buena parte.

-Claro madre-dijo algo nervioso.
-Tu también alístate querida-se dirigió a mí y yo me sonrojé-. Los veo luego.

-¡¡¡Madre!!!-gritó Ahkmenrah-. Quiero que canceles los juegos. Quiero que Cleopatra sea mi esposa.
***
Maratón 3/3
Bueno chicas, espero que les haya gustado, perdón si hay alguna falta de ortografía, pero estoy escribiendo en el teléfono y no es nada fácil.
Diganme algo. Les gustó?? Está interesante?? O las decepcionó por completo??
Realmente necesito saberlo.
Hice esto con el corazón para ustedes...¡Ah! Casi lo olvido, debo avisarles que la mayoría de lugares que aparecen en el maratón son inventados, solo por si acaso.
En fin, háganme saber si les gustó. Los y las adoro.
Besos y chocolates.
Cuidense.
Por cierto voy a cambiar mi firma. De Ms. Lectura a ~TheGreek Empress~.

Enamorada del hijo de un FaraónWo Geschichten leben. Entdecke jetzt