Candidata

4.6K 298 44
                                    

Un hombre incrustado en joyas.

La mesa frente a mí era muy larga. Y al menos veinte personas me miraban expectantes, para ver cualquier movimiento o cosa que llegara a hacer. Al último de la mesa, en el puesto principal se encontraban dos sillas, y en ellas un hombre y una mujer literalmente incrustados en joyas. El Faraón llevaba una túnica larga y con piedras preciosas y oro. Su esposa tenía un vestido blanco muy largo, con joyas de oro por todos lados y un peinado exagerado. Al frente de ellos y en el otro extremo, mirándome, estaba Ahkmenrah, (Cambiaré su nombre, lo pondré en vez de Anubis. Sí, Ahkmenrah, cómo el de La Noche en el Museo, me parece genial, y combina con la portada, ¿Qué opinan?) Parecía con su traje de gala, una especie de falda de oro, llevaba su pecho desnudo, a excepción de un collar enorme que iba desde su cuello hasta sus pectorales, y de ese collar iba colgada una capa hasta sus pies, y por último tenía unas zapatillas descubiertas.

También llevaba joyas, y esta vez tiene un adorno en la cabeza, es algo de oro, muy grande y ostentoso, aunque la de su padre es incluso mucho más grande. El Faraón me miró y abrió la boca, con un acento extraño habló en mi idioma.

-Muchacha de la superficie, mi hijo me comentó de ti y es esa la razón por la que aún no has sido sacrificada para los Dioses. Me ha dicho cosas interesantes.

Lo miré, ¿Qué le habrá dicho? No tuve tiempo de pensarlo, pues ya todos de nuevo se centraron en mí, esperando una respuesta. Decidí que lo mejor sería hablar en su propio idioma. En jeroglíficos le respondí.

-Es un honor estar aquí- me incliné e hice una reverencia-. De hecho es lo más gratificante que se puede ver en esta vida. Permítame decirle, Faraón, esto es un tesoro.

-Me sorprendes mujer, ya veo porque mi hijo ha puesto los ojos en ti- mi corazón empezó a latir rápido y no pude evitar sonrojarme, ¿Los ojos en mí? No dudo que a mí también me agradó a simple vista Ahkmenrah, se veía varonil y fuerte, evitando mencionar sexy-. Siéntate. Y cena con nosotros. Te presentaré a todos.

La única silla disponible era la que se encontraba a lado de Ahkmenrah, nerviosa me senté, intentando guardar las distancias, pero fue imposible con su mirada persistente en rostro.

Lo miré y mantuvimos una conversación silenciosa, o eso creo, no dijimos mucho, pero me indicó cómo comportarme ante su padre. Al menos me sentía cómoda con el mantel cubriéndome mi desnudo abdomen. Empleados judíos nos atendieron, pusieron mil platos deliciosos sobre la mesa, si no fuera por estar en un compromiso, me habría tirado a probar de todo un poco. Después de que todo estuvo servido y puesto, el padre de Ahkmenra habló, presentado a todos los que estaban en la mesa.

-Él es el jefe de la milicia, uno de los nobles más representativos de hoy, su nombre es…

Puse atención a cada una de las palabras provenientes de él. Me presentó a cada una de las personas, sus nombres no eran nada comunes, pero aprendí rápido. Al final sse dirigió a su hijo.

-Ahkmen, es nuestro jefe de vigilancia de la superficie. Se encarga de los asuntos que tienen que ver con diplomacia y traer cosas de arriba. Ha aprendido de ustedes mucho, de hecho tiene tendencias un tanto…superficiales.

-Me parece hermoso todo esto, me encanta su civilización y la he estudiado todo lo que he podido sobre todos ustedes. Me dejaron sin palabras al llegar hasta aquí.

-Lo que de ti me ha sorprendido es que llegaras hasta aquí, nadie lo ha hecho, a no ser si no fuera por la ayuda de los nativos, serás una candidata interesante.

Luego se concentró en su comida, mientras hablaba con los demás. En voz baja, para que nadie lo oyera me dirigí a Ahkmenra.

-¿Candidatas?

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now