Aprendiendo a luchar

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El muy imbécil.

Manda una maldita nota. Uy si, que quiere una oportunidad. Pues no señor, no la tendrá. Pedí un poco de papel y le escribí la respuesta:

"No hay oportunidad, se acabó y deja en paz al Imperio Griego o va a ser peor para ti"

Me llené de una ira ciega, fue así que olvidé los buenos momentos pasados con Ahkmenrah y prometí no permitirme sufrir, Angelo estaba dolido, pero poco a poco le contagié mi energía, puede que algo negativa, pero en definitiva, nos ayudaría a poner un alto a todo y a cambiar. Regresamos pronto al castillo, yo seguía con la sangre hirviendo por la ira. Le mostré a Killa la nota, el enojo le recorrió el semblante y garabateó unas cuantas cosas en un papel dirigido a Ramsés.

Cuando se hubo calmado, no permitió que su amado, el rey de Grecia, cometiera la insensatez de preparar al ejército, pero éste sin hacer ningún caso, mandó a que buscaran estrategias de guerra. 

-No, cielo. No se atreverá...

-Cariño, te dejé una vez, no pienso que ese maldito te lleve y te haga más daño, tú te quedas conmigo, no te dejaré ir, ni con mi último aliento.

Y sonó un beso, lleno de amor, sin duda alguna, me alegré por ellos y no sentí ninguna clase de celos ni nada por el estilo, Killa merecía ser feliz.

******

Más tarde salí a caminar un rato, específicamente busqué la biblioteca, necesitaba aclarar unas cuantas ideas sobre un tema que me estaba inquietando. 

Un recuerdo. Al el amor que el rey le tenía  a la madre de Ahkmenrah, por un segundo, en mi mente apareció uno de esos deja vú extraños, entre blanco, negro y a color. Yo estaba sentada entre el consejo de sabios, era más adulta.

-Señorita Elektra, por decisión del consejo de ancianos, y con democracia extraordinaria decidimos nombrarla...

Y no supe que me nombraron, porque luego estuve besando unas cálidos labios, un beso totalmente delicado y una voz masculina me  susurró lo que ahora me inquietaba.

-No me olvides, sé qué tu alma reencarnará, y no sé si se encuentre con la mía de nuevo, pero te pido que no olvides esto.

-¿Por qué debo reencarnar? ¿Cuántas vidas he vivido ya? Estoy exhausta...-contesté.

-Tendrás que tomar una decisión, y no sé si aquello dependa de ti, si quiera, aunque sea tu decisión, el destino podrá influir.

-¿Cuándo?

-No lo sé, pero eso definirá el futuro, de todos, los de abajo y los de la superficie.

-No te olvidaré, te quiero-dije, con pasión, antes de apartarlo de mí, pues mientras cruzábamos estás palabras nos mantuvimos en los brazos del otro. Estuve a punto de verle la cara, solo me faltaban unos centímetros para enfocar la vista.

-Yo seré la elección, pero no sé si la correcta.

Y cuando pude ver un ápice de su rostro, desapareció y volví a mi realidad.

Estaba aterrada, pues recordé el sueño que tuve hace ya tiempo, sobre mi alma y la decisión que me salvaría o destruiría...¿por qué? Si apenas sé algo de este mundo y de cómo formo parte en él.

En fin, entré a la biblioteca, olía delicioso...a sabiduría ancestral..., encontré toda clase de libros, desde como se comerciaba con las regiones, hasta los principios de la democracia, pero pasé unos títulos demasiado interesantes, hasta que llegué al libro de profecías.

Tenía de todo un poco, ninguna me interesó demasiado, pero, de repente sentí un dolor de cabeza insoportable, como mil agujas hundiéndose en mi cráneo, pensé que me desmayaría, pero cesó en cuanto me encontré en un lugar completamente oscuro, no veía absolutamente nada, hasta que una luz blanca muy poco intensa se abrió paso, esperé expectante, nada sucedió durante los primeros minutos, tampoco logré vislumbrar nada, lo que si sentí fue un brazo extremadamente fuerte en mi cinturas, me halaba, hacia atrás y yo no pude resistirme, hubo un punto en el que vi el Imperio Griego al frente, allí estaba Killa,le grité lo más fuerte que pude, volvió la vista un segundo y el terror de sus ojos no me tranquilizó. 

Entonces, aquellos brazos me arrastraron y volví a ver la fachada del antiguo Egipto, sin esperarlo, caí en la habitación de Ahkmenrah, de pie y con un ligero dolor de cabeza, me solté de aquellos brazos fuertes en un segundo, y me alejé, después de tomar aire vislumbre a Ahkmenrah sentado allí y confundido.

-¿Tienes idea de cuanta magia de Set tuve que usar para traerte hasta aquí?

-¡¡¡¿¿¿ACASO TE PEDÍ QUE LO HICIERAS???!!!- grité- ¡DÉJAME EN PAZ!

-Cleopatra, cálmate, por los dioses, basta. tengo un terrible dolor de cabeza, no tengo ganas de discutir.

Tan fresco y tranquilo como una lechuga...no valía la pena enojarse con él de tal modo, no me dio ninguna explicación, y aunque moría de curiosidad, abrí la puerta y me marché, a paso ligero y luego corriendo por los laberintos de pasillos, sentí la presencia de Ahkmenrah a mi espalda, mi físico no es del todo bueno, así que en un segundo me encontré acorralada.

-¿A dónde planeas ir, princesa?

-No me llames princesa, ¿no es obvio? No quiero estar contigo.

-¿Tanto te hirió lo que viste? No..., no fue real, mi padre...

-Asume tu culpa, tú lo quisiste, basta de...

-Cleopatra, tú no te vas a ir, es una orden

-Tú no me ordenas que hacer

-Te conviene estar conmigo, Grecia ya firmó su sentencia de muerte.

Me invadió el terror, y mientras una risa psicótica se posaba en su boca, tenía que avisarles, el problema sería como.

Mientras tanto, supe que sería mejor tener a Ahkmenrah como un amigo, y por el lado bueno, pero si se lo demostraba rápidamente se daría cuenta. Así que fingí que mi humor cambiaba progresivamente, hasta que estuve "feliz".

-¿Cómo planeaste el ataque a Grecia?

-No, cariño, no hablemos de guerras por hoy. 

-Vamos, dímelo Ahkmen-lo besé y por mi mente pasó el deseo de morderlo hasta dejarle un lastimado, pero me controlé.

-En la noche será el ataque, miles de soldados, y adiós Grecia.

-¿Por qué?

-Ramsés está harto de su adversario y sabe muy bien que mi madre lo quiere demasiado..

-¿Todo porque ellos dos se aman?

-Cariño, si otro te amara, que obviamente no sería tanto como yo-esa parte me dolió, supuestamente me amaba, vaya que mentira-. Me aseguraría de que no respirara nunca más.

Y nos quedamos conversando, luego, fuimos a su habitación, dormiríamos juntos, me ofrecía a traerle una bebida y así lo hice. En la superficie me enseñaron a hacer una sustancia para dormir muy simple, apliqué esos conocimientos ahora mismo y listo, Ahkmenrah dormido en cuanto la bebiera.

Todo salió de a cuerdo al plan, aunque me pareció un poco ridículo que haya caído así de fácil. En poco tiempo salí de la habitación, ya puesta una ropa cómoda, me dirigí al campo militar, tomé prestada una armadura, me alisté como si fuera con los soldados, aunque apenas anochecía, y ellos aún no se preparaban. Cogí un camello e hice que caminara lo más pronto posible hacia el Imperio Griego, había una batalla que detener o a su vez que enfrentar.

Y esa batalla solo se trataba de amor y desamor.

Qué fuerte es ese maldito y hermoso sentimiento.

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Hola chicas!!! Vale, perdón por el retraso, oficialmente el colegio me tiene ocupada hasta por la madrugada :( y tranquilas, no se vayan, que ya viene la acción en la novela, muy pronto, por el mismo canal...y a la misma hora jajajaj

La adoro chicas!

Gracias por su paciencia!

Cuídense,

Besos y chocolates,

TheGreekEmpress

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now