Secuestrada

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-¡Cleopatra! ¡Cleopatra! ¿Cleo?

Había estado escuchando esos gritos durante una hora y es que Arsinoe me tenía amordazada en una choza a las afueras del pueblo, obviamente le había dado pelea y le había hecho unas cuantas heridas, pero no pude hacer nada cuando dos hombres enormes, con los brazos musculosos y que median como mínimo dos metros, me cogieron cada uno de un brazo y los ataron, lo mismo hicieron con las piernas, no me pusieron nada en la boca, y tampoco en los ojos, pero cada vez que exigía me suelten me apretaban más fuerte el brazo por el que cada uno me tenía sujeta.

Haciendo algunos cálculos, la fiesta ya había terminado, tardaron una hora hasta amordazarme, y media hasta traerme aquí, me han dejado sola durante otras dos horas y Arsinoe se ha pasado prácticamente cuarenta y cinco minutos más mirándome, el amanecer ya estaba cerca, si es que no me lo he perdido ya. Después de todo habían tenido que ponerme una bolita de goma y un pañuelo en la boca para que no los volviera locos a todos con mis gritos. No estaba asustada realmente, ¿debería?, pues claro que debería, algo me dice que Arsinoe no dudaría mucho tiempo antes de matarme y sus guardias ni siquiera dudarían, pero sin embargo, había logrado zafarme de las ataduras, y los guardias creyendo que yo era completamente inútil dejaron muy cerca de mí un cuchillo, el cual, durante las dos horas que había estado sola, me las había ingeniado para cortar las cuerdas, iba a acabar con mis demás ataduras, pero justo en ese momento entró Arsinoe.

Por fortuna aún no había reparado en que yo estaba prácticamente libre. Ya me estaba aburriendo de estar sentada en una pequeña cama, bajo su atenta mirada, pero no tuve que esperar mucho para que la "charla" empezara, me soltó el pañuelo y la pelota de goma de la boca, eso me sentó bastante bien, aunque tardé en poder hablar, daba igual, pues su voz se oyó primero.

-No sé qué ideas ya tienes sobre esto-dijo, traté de responderle con la mente, y las ideas que tenía sobre eso no eran nada buenas-. Pero sean cuales sean, debo darte a conocer mi objetivo, aunque creo que está bastante claro, yo voy a ser la esposa de Ahkmenrah y listo. Mi hermanito no tenía una decisión fija antes de que llegaras tú, y no sería tarea difícil convencer a todo el mundo de que yo era la mejor opción.

-¿Y por qué es difícil ahora?-dije mordazmente.

-Porque él te defenderá y vaya que es bueno luchando, además no quiero enemistades antes de tiempo, igualmente, mi mente ya ha trazado un plan. Es de lo más fantástico.

-¿Qué quieres de mí?

-Matarte por su puesto, ¿Qué mejor plan?...

Siguió hablando, pero yo ya no escuchaba, realmente esta mujer es una maniática, no sé si lo que le interesa es Ahkmenrah o el poderío que tendrá siendo su esposa, sea cual fuere la situación, supe que era mejor salir de allí tan pronto como me fuese posible, mientras la malvada hermana de Ahkmenrah seguía de espaldas, elogiándose a sí misma, yo, logré cortar la cuerda que estaba envuelta en mis pies sin hacer ruido, odiaba el hormigueo que tenía y lo entumecidos que estaban, y es que después de tres, casi cuatro horas atada los pies con una fuerza increíble, no podía esperar menos, tuve que parar un segundo antes de mi huida, pues esto suponía un real problema.

Cuando ya pude pararme cogí mi pequeña arma y la apunté justo a la parte de atrás del cuello de Arsinoe, con la mano que me quedaba libre la tomé de la muñeca y literalmente la arrastré hacía una silla cercana, ahí hice que se sentara de una forma muy poco amable y luego con una de sus espadas la amenacé.

-Grita, o muévete y sentirás esto atravesándote-dije, lo más amenazante que pude, aunque dudo que en realidad pueda hacerlo-. Mientras me voy, tú te quedarás aquí, muy quieta y callada, ¿entendido?

Se rio y supe que ella sabía que no lograría hacerle nada, bueno, no lograría matarle, pero hacerle unas heriditas sí que podía. Con el pequeño cuchillo le hice un corte algo profundo en el brazo y tuve que soltar la espada para poder taparle la boca y que el grito no se oyera, pues los guardias se encontraban haciendo guardia en la puerta.

Cuando paró de moverse como loca y gritar, le destapé la boca y puse la cuchilla entre sus dientes, no sé de dónde saqué el coraje, pero supe que Arsinoe no intentaría nada, entonces me preparé para salir por otra puerta que no era la principal.

-¿Sabes? Ahkmenrah no es tan santo como parece, siempre tierno, amable y caballero ¿verdad? ¿Y qué pasa si él es así con todas? Tú no sabes nada de su pasado, yo sí, y créeme no es tan blanco y claro cómo crees, no sé qué siente por ti, pero estoy segura de que no eres la primera a la que convence con palabras dulces para llevarla al supuesto "jardín secreto" y hacer de las suyas -dijo en tono burlón y algo sarcástico, hice como si no me afectara, pero en realidad lo pensé y no fue agradable, pero de todas maneras abrí la puerta-. Ve al cuarto de baño un jueves por la tarde, más o menos a las cinco, ahí obtendrás respuestas.

Salí absteniéndome de preguntar cualquier cosa. Por el camino me encontré con Ahkmenrah y no pude evitar mirarle de otra manera, necesitaba saber, puede que Arsinoe me tendiera una trampa, pero lo repito, necesitaba saberlo, decidido el jueves iría al cuarto de baño, no sé en donde quedaba exactamente, pero ya me las arreglaré.

Me pidieron explicaciones, pero solo dije que salí de la fiesta y alguien me dejó inconsciente, luego me desperté en una habitación pequeña, con una cama, un escritorio y varias sillas, pero logré salir de allí. Me preguntaron si no sabía quién me había capturado, estuve tentada a decirles, pero ya encontraría una mejor ocasión, una que para Arsinoe fuese más frustrante. Finalmente me llevaron a mi habitación, el sol ya estaba empezando a salir, pero se había decretado que ese día todo el mundo lo tenía libre, para descansar después de la fiesta.

Al llegar a mi cuarto, Ahkmenrah me dio un beso en la boca, pero yo me resistí, no podía soportar la idea de ser una más.

-¿Te encuentras bien?

-Sí-mentí-. Sólo estoy cansada, y algo conmocionada.

-Entonces te dejo.

Entré a la habitación sin despedirme y cerré la puerta, Halima se encontraba dentro.

-Señorita, ¿Está bien? ¿Necesita algo?

-¡Halima! ¡Qué suerte encontrarte! Necesito un favor.

-Claro señorita.

-El jueves llévame al cuarto de baño más o menos a las cinco de la tarde-dije despreocupadamente, pero vi como su cuerpo se tensó y supe que tenía información sobre el tema-¿Qué pasa?

-Es que a esa hora el hijo del Faraón ocupa el cuarto de baño y nadie puede entrar.

-¿Por qué?

-Lo lamento señorita, no puedo decírselo, el Faraón lo prohíbe..., pero...

-¿Sí?-en sus ojos había un matiz de rebeldía guardada.

-Hay una entrada que lleva a un lugar donde puede verlo todo, imagino que ha oído rumores y quiere verlo por usted misma ¿Verdad?

-Más que rumores, he recibido información de una fuente muy confiable, y si, necesito verlo.

-Yo la llevaré, pero le pido que no mencione mi nombre, o seré brutalmente...

-Toda la culpa la tendré yo si algo pasa, lo juro. Entonces todo está listo, iré a ver a Ahkmenrah en los cuartos de baño el jueves.

***

Hola chicos y chicas!!! Cómo están?? Espero que muy bien!!!

Y qué tal el cap.?? Les ha gustado?? Qué será lo que Ahkmen esconde?? Bueno pues lo sabrán en el próximo capítulo. En fin, gracias por esperarme un poquito, voten y comente, sus comentarios me animan, por favor!!! Comentar no les hará daño :3 

Las y los quiero,

TheGreekEmpress.

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now