Me voy

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-¿Despecho?-dijo Ahkmenrah muy tranquilo.

Me levanté de mi lugar y me alejé caminando muy rápido, él no trató de detenerme, eso de alguna manera me dolió.

Mi sentido de orientación al parecer funciona mejor cuando estoy molesta pues llegué al palacio antes de lo que pensé, no quería ver a Ahkmenrah ahora o no sé qué es lo que pasaría, pero entré a su habitación, tenía cosas mías ahí, bueno realmente solo ropa, sea como fuere, cogí lo que creí mío y rebusqué una maleta, cuando al fin lo encontré, puse todo allí y salí, siempre viendo a todas partes como tratando de salir sin que nadie me viese.

No sabía a dónde ir, pero ya encontraré un lugar. Deseé volver, deseé no haber conocido este lugar. Logré salir del palacio sin ser vista, y ahora me encontraba vagando por el pueblo, ya no era la atracción del lugar como cuando había acabado de llegar. En el horizonte vi una especie de colina, el viento empezaba a soplar frío y el anochecer estaba cerca. Caminé un buen rato, pero finalmente llegué a la cima de la colina. Desde allí podía ver todo.

En el extremo de la ciudad estaba el palacio, enorme, lujoso e imponente. A los lados se encontraban estatuas de Dioses (Seres humanos con cabeza de animal) y en los al rededores del castillo plantas siempre florecidas lo adornaban. Al este descansaba el Nilo que desde mi posición se veía de un color azul único. El resto del terreno estaba dividido en casas de los pobladores, algunas con fachadas elegantes, mientras que otras simples y sencillas. Al otro lado se notaba que estaba dedicado a la agricultura y pastoreo, pues había sembrado toda clase de frutos deliciosos, animales salvajes y domésticos se movían libres por la naturaleza.

Aún me pregunto cómo hicieron esto de tal manera que no parezca subterráneo, sino más bien como un lugar encantado y apartado de la sociedad, con el sol brillando a diario y el viento cambiando su temperatura...es increíble.

-Esto siempre me anima-dijo una voz de mujer a mi espalda-. Supongo que aquí todo se respira diferente.

La mujer ya se había puesto a mi lado derecho.

-Pues me lo encontré de casualidad-respondí, mientras hacía una reverencia dirigida a Arsinoe-, y aún quiero definir que siento.

-¿Habías esperado que te fuese fiel para toda la vida? Pues lamentablemente no es así, aquí las cosas no te van a ser fáciles-replicó Arsinoe de una manera poco amable, la verdad a veces pienso que esta chica me odia-. Y si quieres que todo vuelva a la normalidad vete.

-No esperaba un felices para siempre, tampoco es que me haya enamorado en una semana que he pasado en este lugar-realmente no supe cuánto tiempo llevaba aquí, pero no era demasiado por lo que hice un estimado-. No negaré que he tenido fuertes sensaciones con tu hermano, pero yo vivo en la superficie y mi corazón de cierta manera se encuentra allí.

-¿Un novio te espera?

-No lo sé-mentí, realmente estaba soltera, pero no quería que me molestara más con el tema, con eso probablemente ya dejaría de meterse en donde nadie la llama-. Quiero irme de aquí.

-¿Disculpa?-dijo en un tono fuerte y mirándome, también la miré.

-Dije que quiero irme...

-Mira, si es por lo que pasó con Ahkmenrah te comportas como una niña que no sabe lo que...

-Que no sabe lo que hace, es impulsiva-continué, imitando su voz, por alguna razón ya sabía ese discurso-, y luego me arrepentiré ¿No? Pues si quieres ayúdame, sino ya encontraré una forma, y saldré de aquí sin pedir perdón a nadie y sin deber nada a nadie-respondí molesta, mientras la penetraba con la mirada.

-No tengo que pensarlo, pues ya lo decidí, salimos ahora mismo, pero hay una condición...

-Dime.

-Si ves la salida, podrás entrar y salir cuando gustes, y no nos conviene que alguien de la superficie sepa demasiado, así que tendré que vendarte los ojos y llevarte a donde perteneces.

-De acuerdo.

-Entonces nos vamos.

Pero en vez de ponerme una venda en los ojos me golpeó muy fuerte en la cabeza, haciendo que me desmaye.

* * *

Por más que tratara de despertar el sueño se aferraba a mí y me hundía en la oscuridad nuevamente.

No oía absolutamente nada, y tampoco veía nada. Sólo espero estar bien y que la idiota de Arsinoe no me haya traicionado.

* * *

Al fin pude despertarme, tenía un terrible dolor de cabeza y el cuerpo me pesaba, pero sin embargo eso pasó a segundo plano, en especial después de darme cuenta de algo muy peculiar.

Paredes amarillas, cuarto amplio y limpio. ¡Me encontraba en la habitación del hotel en el que me había hospedado antes de que me perdiera en Egipto! ¿Cómo llegué aquí? Seguro que Arsinoe había tenío algo que ver con este "accidente".

Me levanté de la cama y exploré, estaba sola. Por último decidí salir al pasillo, en la habitación al lado de la mía seguramente descansaba Ricardo. No me fijé en la hora, golpeé la puerta delicadamente y tuve que esperar un minuto para que al fin abrieran la puerta. El cabello castaño de Ricardo esta revuelto en su cabeza, y sus ojos miel, soñolientos se sorprenden al mirarme, en seguida reacciona y se hace a un lado para que pase, sin decir anda y entendiendo todo perfectamente, sigo y me siento cómodamente en la cama sin tender.

Ricardo me mira el cuerpo entero por unos momentos asegurándose de que esté completa, cuando llega a mi rostro me sonríe.

-Hola-lo saludo.

-Me alegra que te encuentres bien, pensé lo peor-responde mientras se vuelve a acostar-. ¿Qué pasó?

-Caí en un templo, me lastimé gravemente y no pude caminar hasta que la herida sanó-por alguna razón no pude contarle la verdad-. Pero dime ¿Cómo llegué aquí?

-Todo el mundo te estaba buscando, pero nadie había logrado entrar a ese lugar, ya había pasado una semana o tal vez más y no había resultados, hasta que ayer apareciste inconsciente y tirada en la arena.

Charlamos un poco más, hasta que se me apeteció ir a mi habitación, pues mi cuerpo me pedía descanso a gritos. Me despedí por el momento y salí normalmente. Cerré la puerta de su habitación y alcé la vista hacia mi puerta y me encontré con dos soldados egipcios, listos con sus armas.

*  *  *

Hola chicas y chicos! Cómo están? Espero que el cap. les guste. Muy pronto haré maratón, así que prepárense. Los amo.

Besos y chocolates.

Cuidense.

Ms. Lectura

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now