Me presentan al Faraón

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-Simple y sencillamente eres la encarnación de un personaje importante en todas tus vidas y en cada etapa de la historia.

-Yo no elegí esto

-Pero esa es tu misión, eres el equilibrio en cualquier parte de la historia

-Siempre termino trágicamente y siempre es por la misma razón, debo morir cada vez y volver a encarnar, ya estoy harta

-Cometes un solo error, te enamoras de la persona equivocada y debes sufrir las peores torturas. No hablaremos de tus errores. Lo que ahora debes hacer es que el antiguo Egipto perdure por muchos años más, que crezca debajo del mundo que se formará en el futuro. Es la única carta de la humanidad para saber su origen

-¿Cómo lo haré?

-Eso sólo lo sabes tú, pero te daré un consejo, no te enamores de la persona equivocada de nuevo

-Y ¿Cómo sabré si es o no la equivocada?

-Bueno realmente de eso depende tu misión, si te enamoras de él en otra encarnación te sacrificarán y ya no podrás volver a nacer, por lo tanto todo lo que logramos quedará en el olvido. El nombre de la personas es…

¡Cleopatra, despierta! Traté de aferrarme al sueño, ¿Quién era? ¿Por qué soñé aquello? ¡CLEOPATRA! Ya no pude resistir más, abrí los ojos de golpe, sobresaltada. Y mi primera imagen fue Ahkmenra, estaba sentado junto a mí, sacudiéndome. Cuando me fijé más a detalle pude notar que no tenía camisa, solo llevaba unos pantalones flojos, como de pijama. Tenía unos músculos tan formados y definidos, su zona abdominal estaba llena de cuadritos, vaya, que buena vista, pensé.

-¿Estás bien?

-¿Por qué?-¿Algo  iba mal? Su cara era de preocupación-¿Qué pasa?

-Te movías en la cama cómo una loca, mientras murmurabas cosas sin sentido, luego empezaste a golpear al aire y también yo salí afectado, pensé que lo mejor era despertarte.

-Gracias-lo pensé mejor-¡Espera! Cómo es que te golpeé, a menos que estuvieras a lado mío y…

-Te quedaste dormida apenas acabé de contar la historia, intenté despertarte por cualquier medio, pero estabas como desmayada, así que decidí dejarte descansar, ya habían pasado al menos cinco horas e intente despertarte de nuevo, tampoco respondiste. Ya eran las diez de la noche y decidí que yo también necesitaba descansar, y me recosté a lado tuyo, ahora son las tres de la mañana, y por fin reaccionaste.

Sentí vergüenza, me había dormido en un lugar que ni siquiera conocía, con quien ni siquiera conocía.

-Perdóname, no sé qué me pasó, sólo sentí una especie de magia que me obligó a cerrar los ojos y hasta ahora no recuerdo nada. En serio perdón.

-Descuida está bien. Pero creo que es mejor descansar por ahora, ya mañana veremos qué pasa

De nuevo me avergoncé, aunque no se notaba por la tenue y casi inexistente luz. Las sábanas de seda me invitaban a seguir durmiendo, pero no me alentaba la idea de dormir con alguien que no conocía, en especial si era hombre. Ahkmenra pareció notar mi incomodidad y me tranquilizó un poco, luego se recostó a mi lado y simplemente se quedó dormido. No tuve más opción, me recosté también y tardé mucho más en dormirme.

                        *                      *                      *

La luz era molesta, aunque era poca, pero igualmente. La bulla me despertó de muy mal humor. Al abrir los ojos me encontré sola, a mi lado no quedaba ni un rastro de calor de Anubis, ¿A dónde habrá ido? Me levanté y por suerte había una ducha, me bañé y no tuve más opción que ponerme la misma magullada y sucia ropa de ayer, luego arreglé un poco el cuarto, tendí la cama y cogí algunas cosas. Me sentía en la obligación de hacerlo, pues había dormido allí. La habitación se asemejaba a una de la superficie por así decirlo, la de un adolescente normal, no la del hijo del Faraón.

Parece que todo lo de ayer hubiese sido irreal, ¿A qué hora llegaría Anubis? Ya me estaba preocupando, en un reloj de la mesita de noche ya marcaban dos horas desde que me desperté y no llegaba, no es que él me preocupara, sino más bien que quería salir de allí, y me daba miedo perderme o algo por el estilo.

Media hora más, y me volví loca, no me importó nada, cogí mis herramientas, por si acaso, y salí de la habitación. Una serie de pasillos se me pusieron en frente, tuve que recorrerlos uno a uno, eso me quitó mucho tiempo, pero al fin llegué a la misma sala de antes dónde me habían presentado a  Anubis. No había nadie, crucé el salón y fui por otra serie de pasillos. No sé cómo pero logré salir de aquel lugar, afuera, el viento era cálido y sofocante, por fin había encontrado vida. Mucha gente se movía de un lado a otro con cestas llenas de comida y cosas raras.

Caminé, sin dejar de ser el centro de atención, por la ropa que llevaba seguramente siempre sería así. Muchos murmuraban cosas positivas y negativas.

Caminé mucho aunque no me acerqué a nada, me sentía incómoda ante la mirada de todos.

Unos minutos después oí la caída de agua, por allí debía pasar un río seguramente. Fui de prisa, aunque las piernas no me daban más y mi corazón latía a mil, me sentí gratificada cuando llegué al rio. El Nilo, el Nilo pasaba por allí, de alguna manera el rio cantaba invitándome a acercarme. Metí los pies un momento. Por suerte estaba completamente desierto y no tuve que vérmelas con nadie, al menos hasta cinco minutos después.

-¡Te estaba buscando!

Me giré y vi a Anubis.

-Amm… ¿Hola?

-¿En dónde estabas?

-Salí a caminar un momento, ya que no tenía idea de dónde estabas decidí que sería lo mejor

Iba a decir algo, pero se tragó sus palabras y me dijo algo que me puso los nervios de punta.

-Mi padre quiere conocerte, ya ha pedido cita, será mejor que te arregles.

                        *                      *                      *

Entre las tantas cosas que no me gustaban, esta entraba en el top 10. Tres mujeres literalmente vistiéndome. Tuve que bañarme otra vez, las criadas, supongo, me ayudaron a todo lo que debió ser personal. Ahora me vestían, una especie de top blanco con hilos de oro auténtico, una falda igualmente blanca, corta y con un pequeño cinturón dorado en la mitad. Una capa desde los hombros hasta los talones. Mi vientre quedaba descubierto totalmente, y eso me desagradaba. Mis piernas también estaban desnudas, esto era raro y horrible.

Los adornos sobraban. Una pulsera de oro en las dos manos, una coronilla, de oro, joyas a montón y maquillaje, pero del maquillaje del Antiguo Egipto.

Cuando terminé salí seguida de todas las criadas. Anubis me había dado algunas indicaciones sobre cómo comportarme y que decir. Estaba más que nerviosa.

Llegaron dos guardias y supe que el momento había llegado, los seguí  hasta el salón principal donde sería presentada al Faraón y su familia, más algunos nobles. Los guardias abrieron la puerta, mientras uno gritaba.

-Presentando a Cleopatra, mujer de la superficie.

Iba a conocer al Faraón, mi futuro era incierto.

                        *                *                *

Hola! Bueno estubo cortito y no tan interesante, pero no tengo ni mucho tiempo, ni mucha inspiración, no tengo mucho que contarles, en fin. GRACIAS POR LEER! LOS Y LAS ADORO

Comenten, voten, espero que les guste, gracias, actualizaré más seguido, no los abandonaré, gracias por todo y perdón por el cap. no tan interesante.

Besos.

Ms. Lectura

Enamorada del hijo de un FaraónWhere stories live. Discover now