29. La verdad oculta

Začít od začátku
                                    

— Entonces, ¿qué pasó? ¿Qué hizo que cambiara? —preguntó Stiles.

— Lo mismo que hace que cambien muchos otros chicos —dijo Peter.

Esa respuesta no me gustaba del todo. Quizá porque sabía la respuesta en mi interior y mis inevitables celos querían salir a la luz.

— Una chica —especifiqué con un toque de amargura.

— ¿Me estás diciendo que una chica le rompió el corazón a Derek? —inquirió Stiles sin creerlo—. ¿Por eso Derek es como es?

Peter volteó a ver a su sobrina menor.

— ¿Recuerdan que Derek, antes de ser un alfa, tenía ojos azules? —preguntó Peter—. ¿Saben por qué algunos lobos tienen ojos azules?

Tragué en seco e intercambié una mirada con Payton. Nosotras sí sabíamos la razón, pero no la diríamos en voz alta por miedo a lo que significaba.

— Siempre pensé que era por causas genéticas —confesó Stiles.

— Si queremos saber qué lo hizo cambiar, tenemos que saber lo que hizo que sus ojos cambiaran de color, ¿no? —cuestionó Payton.

Peter le sonrió.

— Exactamente.

Y así fue cómo Peter comenzó a relatarnos la historia de Derek en su adolescencia, sobre cómo solía ser un chico narcisista con el ego del tamaño de un edificio —no es que haya cambiado mucho al respecto—. Había sido el típico chico deportista, la estrella de su equipo de baloncesto y un idiota cuando conoció a una chica violonchelista llamada Paige.

Un sabor amargo se acumuló en mi boca al imaginarme a un Derek adolescente coqueteando con una chica. Me sentía estúpida al sentir celos de una figura del pasado.

— Si Derek estaba en segundo año, ¿qué edad tenía él? —preguntó Stiles con interés. Rodé mis ojos porque no era difícil hacer la matemática—. ¿Qué edad tenías tú? —Miró a Peter—. ¿Qué edad tienes ahora?

— No éramos tan jóvenes, pero tampoco tan viejos como crees —respondió Peter.

Casi parecía una de esas señoras que prefieren no hacer ningún tipo de comentario respecto a su edad.

— Eso es demasiado impreciso —comentó Payton.

— Gracias por existir —le dijo a Payton, aunque sabía que su repentino aprecio por mi prima no duraría demasiado tiempo y terminarían detestándose nuevamente—. ¿Qué edad tienes? —preguntó mirando a Cora.

— Tengo diecisiete —respondió.

Eso era incómodo. Yo tenía la misma edad que mi cuñada. Eso era simplemente genial —en un modo sarcástico, nótese—.

— Esa es una respuesta —dejó saber Stiles—. Así respondemos nosotros.

— Tengo diecisiete si lo medimos en años —añadió Cora.

Stiles hizo una mueca de fastidio.

— Bien, me detendré. ¿Qué pasó con Derek y la chelista? —decidió cambiar el tema y se interesó más en la historia.

— ¿Qué crees tú? Son adolescentes. En un segundo pasan de odiarse y no hablarse, a toquetearse en cualquier rincón oscuro que encuentren para estar cinco minutos a solas —explicó Peter con obviedad. Hice una mueca y me hundí más en mi asiento al lado de Payton. No me agradaba del todo pensar en mi novio estando y besando a otra chica. Aunque esta chica fuese parte del pasado—. Su favorito era una destilería abandonada en las afueras de Beacon Hills.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Kde žijí příběhy. Začni objevovat