Capítulo extra

59.7K 8.9K 9.1K
                                    

Capítulo extra

(solo válido para el final de Wattpad)

Nash

Quiero que, durante un segundo, te olvides de todo lo ocurrido estos últimos meses. Me gustaría que volvieses a aquel trágico domingo de Marzo, que lo borres de tu memoria y que me dejes continuar desde ahí.

Hazlo, te lo pido por favor. Necesito que lo hagas.

Actuemos como si nada hubiese pasado.

Solo durante un instante.

Por favor.

Hoy es ocho de Agosto, martes. Estamos en mi casa, mirando la pantalla del ordenador que hay sobre el escritorio de mi habitación. Yo estoy sentado en una gran silla acolchada de color negro, mientras que ella ha preferido ocupar un taburete de madera. Tiene sus piernas sobre las mías y la cabeza apoyada en mi hombro.

Últimamente está mucho más cariñosa que de costumbre y, aunque se niegue a admitirlo, sé que se debe a que falta poco para que se acabe el verano y empiece la universidad. Ella se irá a la capital a estudiar psicología, pero yo me quedaré aquí, recibiendo clases de filología hispánica.

Hay doscientos cincuenta y tres kilómetros de distancia; eso es lo que le preocupa.

—Has puesto «televisión abajada» en vez de «televisión apagada». —Alcanzo a oír—. ¿Desde cuándo abajas la televisión?

De inmediato, me vuelvo hacia la dueña de la voz. Eleonor ha levantado la cabeza para mirarme. Tiene las cejas alzadas y ese brillo en los ojos que tanto la caracteriza. Aunque está algo despeinada —se ha recogido el pelo en un moño descuidado porque hace mucho calor—, podría pasarme horas observándola sin aburrirme.

Sin embargo, no puedo hacerlo. Así que me aclaro la garganta, me vuelvo hacia el monitor y borro las tres líneas que he tecleado distraídamente, mientras pensaba en otra cosa.

—Lo siento. Me he equivocado.

—Eres un torpe.

—Cállate.

Empieza a reírse.

—Y un mal escritor. —Al momento, añade—: ¿Quieres que vaya a decirle a Sidney que abaje la tele para que no te distraigas?

—Eleonor... —le advierto.

—Sí, definitivamente debería ir a abajarla.

Retengo el impulso de golpearme la frente con la palma de la mano. Está intentando hacerme de rabiar, y ambos sabemos por qué.

—Pero, ¿tú no estabas enfadada? —le suelto.

En cuanto escucha mis palabras, frunce el ceño y se le borra la sonrisa de la cara. Pese a que soy consciente de que está haciendo el paripé, porque ya se le ha pasado el cabreo, se levanta de la silla para poner distancia entre nosotros. Una vez de pie, se cruza de brazos.

—Sí, lo estoy. Y mucho.

Ruedo los ojos antes de volver a teclear. Estoy a punto de terminar de escribir el capítulo.

—Qué pena.

—¿No lo vas a borrar? —indaga, sin dejar de mirarme.

Niego con la cabeza.

—Ni loco. Es una de las partes más divertidas de toda la novela.

—Pero no es necesaria —rebate—. Dime, ¿para qué quiere la gente saber que te conocí en un baño de chicos?

Un amigo gratis | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora