Epílogo

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E P Í L O G O

Un cuarto oscuro, sólo alumbrado por una lámpara encima de su cabeza, dejaba un reflejo en la superficie de la mesa de metal.

¿Qué hacía allí?

Se preguntaba mientras mordía sus uñas. Se paró de la fría silla y se acercó a la ventana grande.

-¿Me pueden decir qué hago aquí?-preguntó con la esperanza de que por fin alguien entrara ahí y le diera una buena explicación. Para su mala suerte no hubo respuesta, pero permaneció parada frente al cristal.

Fue entonces cuando por fin la puerta se abrió.

—Por favor siéntese.—le pidió el hombre.

Frunció el ceño, ¿qué hacía él aquí?.

¿Qué es lo que quiere usted de mí?—preguntó con furia.—Apuesto a que usted está detrás de todo esto. Exijo que me deje ir, no he hecho nada malo—reclamó.

No se haga la tonta conmigo señorita Dallas,—dijo él—tome asiento y platicaremos como gente civilizada—le indicó. Lo miró con desdén y se sentó de nuevo en la silla con él al frente.

—Le he dicho que no hice nada malo—reafirmó.

Cruzó las manos al frente de sí y dijo:—¿Recuerda usted perfectamente que le dije que volvería?. Bueno, pues aquí estoy.—hizo una breve pausa—No voy a permitir que continúe con esto, no voy a permitir que haga lo que se le antoje con mi hijo, no voy a permitir que lo quite de mi lado con sus falsas promesas y no voy a permitir que se salga con la suya.—habló firme—Está usted aquí porque yo lo ordené. Yo soy un hombre con mucho dinero señorita ___ y si quiero puedo vaciar la estación de policía, asesinarla aquí mismo y nadie sabría ni diría nada.—amenazó.

Me importa un bledo lo que usted sea.—se inclinó hacia el hombre—¿Qué quiere de mí?

Aléjese de mi hijo—habló entre dientes.

La joven frunció el ceño y lo miró directo a los ojos.

¿Por qué no puede permitirle a su hijo ser feliz?, ¿por qué se aferra tanto a él?, ¿por qué lo limita tanto?, ¿por qué lo presiona tanto?, ¿por qué...?—el hombre la interrumpió.

¡Porque no quiero que se aleje de mí y estoy seguro que si sigue con usted lo hará tan rápido que no podré ni parpadear!—gritó. Y ella calló.—Los dos sabemos que lo que hizo usted con Shawn es muy poco profesional y en casos extremos puede ir a la cárcel...—comentó.

La respiración de la joven había aumentado, estaba más que enfadada.

Yo no hice nada con Shawn, simplemente pasó. Es amor.—le dijo ella.

Oh, claro que no—rió sin ganas—es control. Es aprovechamiento de la enfermedad de mi hijo.—contradijo.

¡No es así!—gritó ella.

¡Sabe perfectamente que lo es!—gritó, suspiró traquilizándose.—No hagamos esto más grande. Así que lárgate de la vida de mi hijo—exigió.

—No.—lo miró a los ojos—Usted no ganará, estoy dispuesta a presentar cargos contra usted y levantar un juicio para proteger mis derechos y los de su hijo—

Linda,—le sonrió jocoso—¿Está dispuesta a manchar su intacto expediente?, ¿dejar atrás su carrera?—preguntó cínico. Al notar que la joven no entendía lo que decía, continuó—Como lo he dicho antes; soy un hombre de dinero y buenos negocios. Conozco perfectamente a los miembros de la justicia...—se puso de pie, rodeó la mesa se sentó sobre la esta.—Y no dudes en que daré hasta mi último centavo para verte tras las rejas.—le susurró cerca de su rostro.

Psicótico|Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora