Una niña aquí

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- Te quiero en cinco minutos en mi oficina - murmuró la joven Dallas, antes de salir del salón principal, todos se habían quedado más boquiabiertos por la bofetada de la joven.

Una mujer comenzó a carcajear - Te dejó chiton niño - volvió a reír la mujer. Shawn miró con el ceño fruncido a la mujer, se dio media vuelta y fue directo al baño de hombres. 

- Soy un asco - murmuró así mismo al verse al espejo y mirar todas sus heridas al igual que su mejilla roja. 

Sin más, salió del baño y se dirigió a la oficina de la chica, temía por lo que le fuese a decir. 

- Adelante - dijeron detrás de la puerta, Shawn entró y se sentó al frente de la joven. 

- ¿Qué he hecho ahora? - preguntó Shawn, cansado. 

- ¿Cómo que qué has hecho Shawn? - preguntó la joven exasperada. Shawn la miró directamente a los ojos y ahí se dio cuenta; había llorado. 

- Lloraste... - afirmó Shawn al verle los ojos a la chica.

- Ese no es tu problema - murmuró ella. - No quiero que este incidente vuelva a ocurrir y mucho menos que me faltes al respeto al frente de mis pacientes o delante de cualquier persona. - lo regañó. Shawn por un momento se sintió mal consigo mismo, por haberle dicho esas cosas a la joven, quien no las merecía. El castaño sólo asintió. - Bien, quédate aquí, iré por el botiquín.  - le dijo ella, mientras se levantaba y salía de la oficina. Shawn quedó totalmente solo. 

Lanzó un suspiro de cansancio, mientras caminaba. 

- Shawn... - susurró una voz muy cerca de su oído derecho, haciendo que el castaño voltee rápidamente, pero no había nadie. - Shawn... - le susurran en el otro oído, el chico se pone de pie y se fue al otro lado del escritorio. Su respiración se tornó pesada  su piel se heló. - Shawn.. - volvió a susurrar una voz detrás de él, soltando una risa de una niña pequeña, el castaño, literal, saltó de ahí, pegando un grito y se subió al escritorio, tirando objetos que habían en este. 

- ¿Quién eres? - titubeó Shawn mirando por todos lados. 

- No tienes nada a qué temer, sólo quiero una cosa - murmuró esa dulce voz, pero macabra.

- Llévate lo que quieras, pero déjame en paz - susurró Shawn con lágrimas en los ojos. 

- ¿Estás seguro de lo que me estás diciendo?, ¿puedo tomar todo lo que quiero? - dijo la voz y rió. 

Shawn dudó - ¿Qué es lo que quieres? - preguntó.

- Una mami - contestó inmediatamente - y tú la conoces, fue por el botiquín - rió la vocesita.

- No, déjanos en paz te lo suplico.. - susurró Shawn apenas audible. La vocesita lanzó una risa más ruidosa, entonces una pequeña apareció sentada en la silla, a las espaldas de Shawn, en la misma silla en la que hace unos momentos él estaba sentado. 

La niña era rubia, con ojos cafés y un vestido color rosa, no llevaba zapatos. 

Shawn comenzó a sudar mucho, su respiración se aceleró, respiraba con mucha pesadez. El castaño se puso de pie, pero al darse vuelta pegó un pequeño grito al ver a la pequeña ahí sentada, su cuerpo se heló completamente y corrió hacia la puerta, pero antes de poder abrir la perilla, alguien, del otro lado la abrió antes. 

- Shawn, ¿estás bien? - le preguntó ___ al ver al castaño con la respiración acelerada, sudando y el enorme miedo que emitían sus ojos. El chico inmediatamente la abrazó, pasando sus brazos por los hombros de ella.

- Dile que se vaya, por favor... - susurró Shawn, cerca del oído de la chica, mientras escondía su rostro en el cuello de ella. La chica frunció el ceño y sus ojos fueron a cada rincón de la oficina,  no había nadie. 

- Tranquilo, ya se fue. - le susurró mientras le sobaba la espalda a Shawn, el castaño la presionó más hacia él. Se mordió el labio, no quería llorar, pero le daba tanto miedo. - No te contengas, si quieres llorar hazlo, no sientas vergüenza - murmuró ella, tranquilamente. Las lágrimas se resbalaron por las mejillas de él, mojando el cuello de ella. Se arqueó un poco al sentir las lágrimas de Shawn en su cuello. - Ven, vamos a curarte las heridas. - se separó de él y lo guió al escritorio, ella tomó la silla y la cercó más al escritorio, sentó a Shawn en la silla, colocó el botiquín en el escritorio y sacó lo necesario para curar las heridas. - No te muevas - le advirtió ___, mientras tomaba la gaza con alcohol. Primero la puso en el labio de Shawn, limpiando la sangre, Shawn gimió de dolor y cerró los ojos.

Al abrirlos pudo observa el rostro de ___ más de cerca, tenía pequeñas pecas en sus mejillas que no se le notaban a lo lejos, sus labios eran delgados pero muy rozados, sus pómulos estaban un tanto sonrojados y sus ojos eran hermosos, enormes al igual que sus pestañas, y oscuros como la noche. 

Continuará....

Las amo!! gracias por todo, comenten y voten ^-^ no olviden pasar por mi novela de Matthew Espinosa y la otra de Shawn, pero esa es *HOT* xD, yo sé que quieren xD.

-The Fucking Waffle

Psicótico|Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora