38

18 3 0
                                    

Has acabado victorioso con ambos goljs. Sin duda, se nota que eres un Guardia Celeste. El duende humano, que se había escondido entre unos árboles un poco más allá, se acerca a ti y te mira con admiración.

-Señor, sabía que podría con ellos. Suerte que vino en mi busca, si no, ahora estaría muerto. Se lo agradezco.

Tú respiración es agitada por la reciente lucha. Realmente, nunca antes te habías encontrado con goljs, son bastante fuertes y, no sabes por qué, pero te da la sensación de que ese par no eran de sus guerreros más poderosos. Te llama la atención sus mallas y espadas de acero negro, único de la cordillera del oeste, frontera entre sus tierras y las vuestras.

Como has acabado en mal estado, los dos vais de regreso a la cabaña donde tu anfitrión vuelve a aplicarte las hojas curativas por tus heridas. Has recibido varios profundos cortes, pero con ese fantástico tratamiento cicatrizarán en unas horas.

Como muestra de su gratitud, tras el desayuno, te ofrece un par de manzanas y un frasco con aceite de berol. Es ese aceite que usó anoche para tu masaje, sacado de la planta berol. Metes todo en tu saco y te despides de él, ya es hora de partir y reemprender el viaje (Tienes: manzanas, trozo de carne seco, aceite de berol, hacha).

Continúa en pág. 41

-Borrador-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora