39

16 1 0
                                    

Su compañero ha caído al suelo con una herida mortal de tu hacha. Esperas en guardia a que el golj que queda ataque contra ti, pero en lugar de eso, se da media vuelta y corre en persecución del duende. Sorprendido, tú enseguida vas tras él, si lo alcanza, es seguro que lo matará, no puedes permitirlo.

-¡¡Ahhh!! -grita el duende humano.

El golj finalmente le ha atrapado, y sosteniéndolo del cuello con una mano, no duda un segundo en atravesarle el cuerpo con su espada... Observas cómo te mira con sus ojos menudos antes de caer de rodillas al suelo, y morir desangrado. Aprietas los dientes, <<mierda, no he sido capaz de protegerlo...>>

Furioso arremetes contra el ser, que lejos de tener una naturaleza cobarde, se enfrenta a ti. Está débil por la pelea, por lo que no tarda en caer.

Respirando fuertemente, te acercas a su cuerpo para verlo de cerca y averiguar cómo son sus armaduras... Sabes que los goljs utilizan cotas de acero negro, único en las cordilleras del oeste, justo la barrera entre sus tierras y las vuestras. Te das cuenta de que lleva una malla cubriendo únicamente su torso, y otra cerca de los muslos, pero la zona abdominal está desprovista de protección.

Quizás hayas averiguado un punto débil... Será interesante si te encuentras más goljs en una batalla.

Ladeas la cabeza y miras al duende humano, ese pequeño ser que te acogió en sus puertas y te ofreció comida y curación amablemente.
No puedes evitar lamentarte... Eres un Guardia Celeste, deberías haber podido con los dos. No obstante, aún eres un pupilo, te queda mucho por aprender.

No te queda más remedio que regresar a la casita y partir.
El peligro no ha hecho más que llegar.

Continúa en pág. 40.

-Borrador-Where stories live. Discover now