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La observas atentamente desde donde estás; un par de palas y hachas descansan con el mango apoyado en la fachada. Parece la casa de un humilde leñador. Das una serie de pasos hasta las ventanas empolvadas. No hay nadie. Quizá haya salido a cortar madera. En ese momento, algo detrás de ti te saluda.

-Hola, ¿puedo ayudarle en algo, señor?

Te das la vuelta y ves a un hombrecillo verdoso, con cara asustadiza por verte a ti. Probablemente sea un mestizo entre duende y humano.

-Es un Guardia Celeste, ¿cierto? ¿Quiere pasar?

Asientes con la cabeza amablemente, el hombrecillo deja su herramienta apoyada en la pared y te invita a entrar abriendo la puerta, mide un metro y medio, así que te agachas un poco.

Continúa en pág. 32.

-Borrador-Where stories live. Discover now