19. Una constante agonía

Začít od začátku
                                    

Jamás sería capaz de ver sus ojos verdes con tonalidades grisáceas examinando mi rostro, no volvería a sostener mi mano, no tranquilizaría mi llanto y no me ayudaría a mantener el control. Había perdido a mi ancla, a la única persona que me mantenía siendo humana.

¿Cómo podría ser capaz de sostenerme en pie y seguir luchando cuando mi ancla se había ido? Cuando sabía que ya no escucharía ni aguantaría mis comentarios sarcásticos y excesivamente honestos. Cuando no volvería a recriminarle cada vez que hacía las cosas mal. Cuando sabía que se había muerto y nunca había tenido la oportunidad de confesarle mis verdaderos sentimientos.

— Nunca le dije —susurré, sorbiendo de mi nariz, intentando respirar en medio de mi llanto incesable.

— ¿Qué cosa, Scarlett? —preguntó Payton en un tono suave y cauteloso, como si temiera que fuese a hacer peor mi crisis emocional.

— Nunca le dije que lo quería —confesé en un hilo de voz.

Necesitaba arrancarme esas palabras de mi pecho. Necesitaba decirlas para poder saber que las había dicho, aunque fuese demasiado tarde.

Él ya no podía escucharme.

— Scarlett, necesitamos irnos —anunció Scott, ayudando a Payton a ponerme de pie. Mi prima se había quedado completamente paralizada al escuchar mi confesión, pero reaccionó cuando Scott se acercó a nosotras.

Ambos prácticamente se encontraban arrastrándome fuera del centro comercial abandonado. Pero yo no podía enfocar mi mente en algo que no fuese Derek. Por más que lo intentase, se me hacía imposible.

Me dolía, me derrumbaba, era como un puñal clavándose en mi corazón una y otra vez, removiéndose de lado a lado, recordándome lo que era perder a alguien que significaba el mundo entero para ti. En menos de un año, había perdido a dos personas por las cuales yo hubiese dado todo.

Mi padre y el hombre del que estaba perdida e irremediablemente enamorada. Ambos habían muerto frente a mis ojos, sus últimas miradas fueron dirigidas hacia mí y no pude hacer nada para salvarlos. Lo único que pude ser capaz de hacer fue verlos morir.

Sentí un tirón dentro de mi estómago, estaba mareada, apenas podía respirar y lo próximo que sentí fue la bilis subir por mi garganta. Scott aguantó mi cabello mientras yo devolvía todo el contenido de mi estómago a una esquina de la calle cerca del auto. Había sido completamente involuntario enfermarme físicamente ante mi estado emocional. Ni siquiera tuve tiempo de entrar en pánico por la fobia que le tenía al vómito porque mi mente ya se encontraba en suficiente crisis.

— Debí haber hecho algo más para ayudarlo —hablé, mi barbilla temblando por el llanto reprimido mientras había vomitado.

— Hiciste todo lo que pudiste, Scarlett —me aseguró Scott.

Dirigí mi mirada hacia el rostro de mi mejor amigo. Lucía borroso ante mí y restregué mis ojos para apartar las lágrimas acumuladas en ellos. Él me miraba con lástima. Odiaba la lástima, pero supongo que era inevitable que él la sintiera por mí.

— Pero aún así no pude salvarlo —dije.

Había intentado de salvarlo, de mantenerlo con vida, aunque no estuviese conmigo porque la idea de no verlo jamás me era insoportable, pero no fue suficiente. Mis esfuerzos jamás parecían ser suficientes para salvar a las personas que me importaban. Poco a poco me iba quedando más sola, más rota y sin esperanzas de poder continuar con toda la presión sobre mis hombros.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Kde žijí příběhy. Začni objevovat