11. Colaborando con Argent

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Él tenía una familia que lo extrañaría y se volvería loca sin él. Las ganas de llorar se hicieron más fuertes, pero me resistí a dejar las lágrimas salir de mis ojos.

Derek agarró mi mano y entrelazó nuestros dedos, dándome un ligero apretón reconfortante. Sonreí porque eso era lo que yo solía hacer con él cada vez que sabía que estaba afectado por algo, ya fuera que estuviese enfadado o muy abrumado con sus propios sentimientos. Gesticulé un "gracias" con mis labios y él me dedicó una de sus muy raras, pero hermosas, sonrisas justo antes de llevar mi mano hasta sus labios y depositó un beso en el dorso de esta.

Lo tenía decidido, él sería mi ruina. Quizá por el hecho de que nunca lo había visto de ese modo antes, casi siendo cariñoso. Por el amor a Cristo, se trataba de Derek Hale, aquel que nunca estaba feliz.

— Él aceptó —murmuró Payton con un ligero toque de sorpresa en sus palabras.

— Te lo dije.

* * *

Argent dejó caer una mochila en el suelo del bosque y nos dedicó a todos una mirada antes de suspirar. Algo me decía que él todavía no estaba muy convencido de ayudarnos, pero no le quedaba de otra si no quería que más inocentes siguieran muriendo. Supongo que saber lo que sucede te hace responsable de una forma u otra.

— ¿Los están rastreando por huellas? —preguntó, colocándose en cuclillas para tener una mejor vista de las marcas de zapatos en el lodo.

— Lo intentamos —respondió Scott.

— Entonces han estado perdiendo su tiempo. Solo hay una criatura en la Tierra que puede rastrear de vista las pisadas y ese es el hombre. —¿Y qué demonios éramos todos aquí? ¿Vacas? Según tengo entendido, todos somos humanos aquí, solo que tenemos ciertas habilidades que nos hacen diferentes—. Y si no están entrenados como yo, no tienen ni idea que esta huella es de Boyd y estas son de...

— Cora —lo interrumpió Isaac con seguridad.

— No, son tuyas —le notificó Argent. Isaac miró las huellas y luego sus propios pies con confusión—. Pisaste las de Cora cuando caminaste por ahí. Escuchen, sé que ustedes están enfocando la mitad de su energía en resistir sus propias necesidades bajo la luna llena, pero eso los pone en gran desventaja contra Boyd y Cora, quienes están sometidos por completo. Ellos han pisado el pedal hasta el fondo, mientras que ustedes apenas llegan al límite de velocidad.

Se notaba que Argent sabía lo que hacía, pero al mismo tiempo nos resaltaba con mucho énfasis lo que nos encontrábamos haciendo mal y, para mi pensar, esa era una pérdida de tiempo. Ahora mismo Boyd y Cora podrían estar despedazando a otros inocentes mientras Argent se encargaba de darnos el sermón de si-estás-entrenado-puedes-hacerlo.

— ¿Entonces qué hacemos? —interrogó Derek de brazos cruzados. Él estaba más descontento que todos con la idea de pedirle ayuda a Argent.

— Concéntrense en su sentido del olfato —les dijo a los cuatro hombres lobos que me rodeaban—, y tú, en el calor de sus cuerpos —se dirigió directamente hacia mí—. Lobos reales son conocidos por rastrear a su presa por más de cientos de millas al día solo por su aroma. Un cazador entrenado utiliza el olor para rastrearlos.

Vaya, estábamos recibiendo toda una clase de Cazar Hombres Lobos 101. Quizá debería hacer un curso en línea para que así todos pudiéramos aprender más al respecto.

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