♛ V E I N T I C I N C O ♛

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          Casi toda la noche había pasado pensando, estaba feliz por estar junto a Abel, pero algo en mí no estaba bien, me sentía confundido y más ahora que antes ¿Acaso habría hecho algo malo? Me sentía confuso al punto de no reconocer quién entraba por la puerta. Una sombra tenue y muy débil al caminar, entraba por la puerta, dejando entrar la luz ante mis ojos, los cuales respondieron con un ardor, de aquella sombrita apareció un niño. Rubio y con loa mechones ondulados, se acercó y pidió una ayudadita.

          ––¿J-Jacob? ¿Estás despierto? –preguntaba ese hombrecito con mucha timidez.

          ––¿Pasa algo Franco? –pregunté mirando a la orilla de la cama.

          ––He tenido una pesadilla muy fea, creo que era verdad porque Lucía no deja de roncar, me ha dado tanto miedo que he venido a verte –aunque era muy pequeño hablaba como una persona adulta, pero más discreta que lucía, ella hablaba como una descosida, me había quedado admirándolo hasta que dije.

           ––Pues entonces siendo así, ven, sube –el niñito estaba helando pobre de él, la pesadilla había sido muy fea, me estaba preguntando que habría soñado, pero sería abrir más la herida, debía sanarla a como dé lugar.

          ––Gracias por parecerte a mi padre, ya casi me he olvidado de él –susurraba mientras se apegaba a mi torso.

          ––Tranquilo, no debes desesperarte ni pensar en eso, eres muy niño como para estar con esos pensamientos en la mente, ahora lo que debes de hacer es descansar –decía mientras mi mano derecha acariciaba su pequeña melena.

          ––Quisiera pero no puedo, aunque no lo creas Lucía ha madurado mucho desde la última vez que la vi, y si se comporta así es porque es su forma de defenderse, aquí como me vez a mí, he tenido que aprender más rápido que los demás niños, solo parar poder ayudar a mi madre, que a su vez se le ha complicado más a la existencia al punto de que ni siquiera ella pueda manejarme, me apena, por eso quiero ayudarla en lo que puedo, por eso olvido a mi padre, pero el sigue acechando mis sueños y yo ya no quiero volverlo a ver, él no era alguien de bien... soltó unas lagrimitas que al acto despertaron a Abel, quien escuchando todo lo sucedido apegó al niño en sus brazos y dándole soporte se calmó, me acerqué y quedamos todos juntos sintiendo como las cosas salían a flote.

          ––Jacob... -susurró Abel despertando mis sentidos una vez más.

         ––¿Si Abel? –respondí al llamado de él, hablando con una ternura inexplicable.

         ––¿No ves esto? Tú, yo y él, una familia completa, así me gustaría permanecer por siempre, quiero hacer una familia contigo Jacob –aclaró despertando mi buen humor.

         ––Claro a mí también me gustaría adoptar –Abel rió suavemente–. Pero tal parece que tú me quieres embarazar ¿Sabes que eso no es posible, no? –pregunté mirándolo desconcertado por su reacción.

          ––Bueno, no lo sé, si quieres lo intentamos hasta que suceda ¿Qué dices? –sonrió, sus palabras no tardaron el causarme risa, aunque la tuve que contener porque si no, despertaría al pequeño quien dormía como nunca.

          ––Al parecer la calentura no se te ha pasado, a mí ya, así que buenas noches –dije cerrando los ojos fuertemente como señal de callarle la boca.

          ––No estarás enojado ¿Cierto? –preguntó acercándose más a mí.

          ––No creo que no –hablé entre dientes.

          Sus palabras me habían llenado de risa y a la vez lujuria, pero éramos seres humanos, no podías estar follando, dándole y dándole, hay que ser razonables, yo no podría soportarlo, si no pareceríamos adictos al sexo, aunque no está en mis opciones más cercanas, tampoco la descartaré, puede que en ciertos momentos sean de mucha ayuda.

          ––Venga solo fue una broma –lo interrumpí con un beso.

          ––Te he dicho que no me molesta –repetí sonriéndole muy pícaramente, después sentí como franco me abrazaba por la cintura algo eternamente tierno.

         ––Creo que me gusta ese niño, quiero un hijo así –propuso Abel.

         ––A mí también –dije antes de ser interrumpido por el sonido del celular de Abel.

         ––¿Halo? Si mamá no te preocupes pasaré la noche en la casa de un amigo, no te desesperes mañana llego a primera hora. Sí,  no me olvidaré que tenemos que arreglar una conferencia, solo no me hagas ponerme zapatos, no, madre, no es que no me gusten, solo que no me siento cómodo ¿Entiendes? Ok, mañana lo arreglamos mejor, porque ya es muy tarde como para hablar, te amo, bye –colgó y volvió a mirarme.

         ––Parece que mañana tienes un día muy ajetreado ¿No crees? –dije mirándolo directamente noté el fastidio en ellos.

         ––Si pero no va a ser igual –dijo quejándose más de lo normal.

         ––¿Por qué? ¿Acaso no vas a ir con tu mamá? O ¿Son los zapatos? –pregunté con curiosidad.

         ––No, a lo que me refiero es que no vas a ir tú y eso es como estar si mi mitad, me faltarías tú bebe –aclaró besando mi frente con delicadeza y cariño.

         ––Pues si quieres puedo ir con Franco –supuse mientras acariciaba al pequeño–. Los demás tendrán que ir al colegio, pero Lucía llevará a José, no creo que haya líos –dije sonriéndole.

          ––Esta bien si lo dice tú, te creo, saldremos de aquí a las diez en punto, mi mamá no le gustan los tardones, como quieres que le diga lo de nosotros si tú eres un tardón –explicó risueñamente.

          ––¿Piensas decirle lo de nosotros? –pregunté confundido y extrañado.

          ––No lo sé, mi madre es de ese tipo de personas que le gusta lo correcto, por eso mi padre se interesó en ella, y por otras cosas que no se dicen, claro, que ni yo sé, pero al respecto de nosotros, pues sinceramente no lo sé, me extrañaría que me dijera que lo acepte, pero tú sabes que si ella se niega, yo seguiré contigo pase lo que pase, así tenga que saltarme la alta seguridad del palacio –habló muy seriamente.

          ––Abel... ¿Sabes algo?

          ––¿Qué?

          ––Te amo. 

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora