♛ D O S ♛

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---Abel---

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---Abel---

La cabeza me da vueltas, mis ojos arden y me siento apresado, ¿por qué será? A sí, estoy en el armario, esperen ¿Qué hago en armario?, ¿Anoche? , anoche no sé qué hice, ni siquiera recuerdo cómo es que estoy enclaustrado en un ropero, pero esos ojos, esos luceros que me atrajeron desde la primera vez que los vi, tengo que encontrarlo, no podré soportar más si es que no lo tengo a mi lado.

    ––¿Señorito Abel? ¿Se encuentra? –era mi nana.

    ––Si, solo déjeme salir –estaba forcejando la puerta con la esperanza de que se abriera pero ya veía que era inútil.

    ––¿Señorito? Pero que hace encerrado en el armario, le ayudaré.

    ––No, por favor no se moleste.

    ––Claro que sí, mire solo tengo que jalar esto y... ¡DIOS!

Había caído como peso muerto, algo que nunca me había imaginado ver, estaba completamente desnudo, ¿Cómo podría haber caído en este nivel de borrachera? ¿Qué más habría hecho?

    ––¡Póngase algo!

    ––L-Lo siento parece que la pasé muy bien ayer –insinué levantándome y buscando algo con que taparme–. Aunque la había pasado de maravilla no tengo a ese chico–. Agregué finalmente, desatando la curiosidad de mi Nana.

    ––¡No digas tonterías! Debes de ser perfecto para tus padres y si eso cuesta esconder tu homosexualidad, tendré que hacerte aprender a la fuerza.

Mi Nana sabía muy bien que no me gustaban las mujeres, pero ella se le partía el corazón al verme después castigado, ya que mis padres no soportarían la noticia y mucho menos la aceptarían de buena manera, sabiendo como son ellos.

    ––Si quieres te daré un beso y se te pasará.

Siempre decía eso cuando estábamos en desacuerdo, pero esta vez no caería en su juego, no esta vez, a mí me gustaba ese chico y por nada del mundo lo iba a cambiar.

    ––No gracias, me tengo que duchar y no creo que me quieras ver ¿O sí?

    ––No te pases conmigo, ya está bien báñese y deje de molestar, sus padres lo están esperando, tienen una noticia importante que decirle, no demore.

    ––Está bien Nana, ya bajaré.

    ––¡Ah! Y no olvide ponerse su terno.

    ––Pero si sabe que no me gusta ponérmelo ¿Por qué lo saca?

    ––Un Príncipe no puede andar con Zapatillas y pantalones ajustados, debe de estar presentable para atraer a una buena novia.

Nana había crecido con la misma educación que mis padres, si un príncipe no se veía elegante a la vista, si no tenía modales y virtudes, no merecía contraer matrimonio, ahora saben por qué me visto así.

    ––Tengo que hallarlo –susurré mientras templaba el agua, un movimiento simple hizo que me diera cuenta de lo que me habían escrito. En una parte que ni siquiera llegaba, habían escrito un número de teléfono, con mucha dificultad apunte el número en la toalla de mano, me intrigaba saber quién sería, pero debía bajar antes de que a mis padres se les ocurriera subir.

    ––Vaya que ayer si me la pase re-bien –mi cabeza no paraba de dar vueltas, una y otra vez el recuerdo de aquella persona con esa sonrisa radiante y esa cintura jamás vista en un hombre, su alegría contagiaba y sus ocurrencias sorprendían, su sentido de ternura era atrayente para cualquiera, su caminar era imposible de ignorar, su mirada un flechazo al corazón.

    ––Mejor debería llevar la carrera de Poeta antes de convertirme en Rey –bufé cansado de tanto pensar.

Una ducha rápida sin una sola palabra, las gotas recorrían todo mi cuerpo, desde mi cabeza hasta más debajo de mi ingle, un sentimiento morboso invadió mi cuerpo, la imagen de ese chico atormentaba mi mente y que mejor que desahogarme con él. Movimientos de gran delicadeza sustituyeron aquellas gotas, las caricias y calentura invadieron cada recóndito lugar de mi alma.

    ––Quiero verte otra vez –susurré exhausto.

* * * 

    ––Y cómo te seguíamos diciendo, debes irte ya, si no llegarás tarde a tu sesión de fotos.

    ––¿Qué? –pregunté algo volado.

    ––Dime que has estado atento a lo que tu padre te dijo –mi mamá sigue pensando que lo escucho.

    ––Si algo, lo siento es que estoy pensando en alguien más.

    ––¡Qué bien que estés pensando en Sara! –interrumpió mi Nana trayéndome el desayuno.

Una mirada rápida atravesó a mi Nana, parecía que iba a explotar de lo roja que se estaba volviendo.

    ––¿Es eso cierto? –preguntó mi padre mirando fijamente a mi Nana.

    ––Si, lo es –hablé para que se salvara de explotar.

    ––Bueno ya era hora, mi hijo por fin encontrará una princesa que lo respete y lo consienta, no es algo del otro mundo, además Sara es una buena chica y no creo... -mi mamá ya estaba empezando con sus explicaciones las cuales no caían al caso.

    ––Me tengo que ir –me levanté de la mesa, di las gracias y me retiré.

Tenía que ponerme algo que no llamara mucho la atención, después de todo soy más famoso que las celebridades, una vestimenta simple confundirá a la prensa, esos sí que son paracitos insoportables, o ese es mi modo de verlos.

    ––Los veo luego –tenía que salir de una vez o mi padre se enojaría por no cumplir con mi promesa.

    ––¿A dónde lo llevo príncipe? –era Manolo el chofer, lo conocía desde que tenía 5 años, él es uno de los que sabe mi secreto, juró nunca decirlo y por eso lo aprecio tanto es como otro abuelo para mí.

    ––A la editorial de la revista Fashion Edition, por favor.

    ––Claro, en segundos llegaremos, no se preocupe esta frente al mejor conductor de todo el país.

    ––Eso ya lo sé –reí.

Unos segundos después llegué al lugar, un edificio enorme, me preguntaba en donde me tomarían las fotos, subí más de un piso, hasta que por fin llegué a mi destino, muy bien arreglado el lugar, con un buen ambiente.

    ––¡Príncipe!

    ––¡¿Markus?! –mi guardaespaldas, un sujeto muy carismático, en el que puedes confiar pase lo que pase.

    ––Venga le tengo que preparar para su sesión de fotos, pero antes quítese esos lentes huecos, se le ven muy de adolescente y usted ya no lo es.

    ––Vamos... solo son lentes no es una mariconada –reí.

    ––Esta bien quédeselos, pero recuerde ser muy accesible a lo que le diga su fotógrafo, no se vaya a dar de terco.

    ––¿Cómo se llama? –pregunté curioso.

    ––Jacob Levitte, alguien poco conocido, peor de seguro se volverá un parásito más. Ahora vaya lo esperan.

    ––Ok, lo veo luego.

Ese nombre, se me hacía conocido, me parecía haberlo escuchado en otra ocasión, pero... ¿En dónde?, no puedo dejarme llevar por mis pensamientos, debo ponerlos pies en la tierra, si no quiero que mi madre me mande a los cielos, de una sola gritada. 

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora